Economía y Sociedad en el Siglo XV
Políticamente, el siglo XV se caracterizó por la concentración del poder en manos de la monarquía. La expansión de las vías de comunicación y transportes impulsó el surgimiento de actividades mercantiles. Se observó un crecimiento en la agricultura, ganadería e industria (textil), junto con el ascenso de la clase burguesa y sus valores: individualidad, independencia, ganancia económica, avance científico y técnico, y ansia de conocimiento. Grandes inventos como la brújula y la pólvora marcaron esta época.
Ideas y Cultura en el Siglo XV
Culturalmente, la invención de la imprenta por Gutenberg revolucionó la difusión del conocimiento. La nueva técnica de impresión con caracteres móviles metálicos se extendió rápidamente. Los libros impresos durante este siglo se conocen como incunables. La difusión del papel, proveniente de China, se extendió por el norte de África, Sicilia y la Península Ibérica. El papel, inicialmente hecho con fibras vegetales y luego con trapos, reemplazó al pergamino, haciendo los libros más accesibles. La lectura impulsó el desarrollo de las lentes para gafas, que a su vez contribuyó a la creación de anteojos, telescopios y gafas.
El Humanismo, un movimiento cultural que se expandió desde Italia, revalorizó el cultivo de las letras y las bellas artes. Se recuperó el interés por la Antigüedad clásica greco-latina, y se escribió tanto en latín como en lenguas vernáculas. El Humanismo trajo consigo valores antropocéntricos y una perspectiva secular que desafió el monopolio cultural de la Iglesia. Humanistas destacados fueron León Alberti, Leonardo da Vinci y Jorge Manrique. Esta convulsión cultural anunció el inicio de una nueva era.
La Situación en la Península Ibérica
La descomposición del feudalismo se manifestó en Castilla con la lucha por el poder entre la nobleza y la Corona. Las guerras civiles eran frecuentes. Los nuevos burgueses, con su mentalidad enfocada en la economía monetaria, contribuyeron a minar el sistema feudal. En 1474, Isabel subió al trono de Castilla, casada con Fernando, heredero de la corona aragonesa, a la que accedió en 1479. La monarquía sometió a la aristocracia y fortaleció su poder. Se estableció el Tribunal de la Inquisición, y judíos y moriscos fueron obligados a convertirse, lo que incrementó el antisemitismo popular.
En 1492, se conquistó el reino nazarí de Granada, unificando la Península bajo dominio cristiano. Ese mismo año, Colón llegó a América, se expulsó a los judíos no convertidos, y Antonio de Nebrija publicó la primera gramática castellana. El siglo XV presenció la convivencia de formas literarias y artísticas tardomedievales con nuevas tendencias humanistas. Nobles y burgueses reconocieron la utilidad del saber para el progreso técnico y la diferenciación social. Surgieron los letrados, juristas esenciales para el aparato estatal, quienes elaboraron una ideología que sustentaría el nuevo orden económico y político.
En Castilla, las costumbres medievales se refinaron, la mentalidad burguesa se expandió, y la cultura se convirtió en un rasgo de distinción social. Las disputas entre la monarquía y la nobleza dieron lugar a una poesía de protesta que satirizaba a la aristocracia y a los reyes, como en las Coplas del Provincial.
La Lírica Tradicional
A finales del siglo XV, se conservan los primeros testimonios escritos en castellano de la poesía de transmisión oral. En el villancico, la forma más difundida de este cancionero popular, se expresan emociones e ideas de forma estilizada. Esta manifestación artística de las clases populares muestra una concepción de la realidad diferente a la de las clases dominantes. Desde 1580, la lírica culta imitó a la popular, creando interferencias entre ambas. La lírica tradicional se caracteriza por su variedad estilística, intensidad, tensión, énfasis, repetición, contrastes, versos cortos y voz femenina. Su aparente sencillez, ternura, intimidad y gracia esconden un carácter simbólico. Símbolos como el mar, la vegetación y los animales apuntan a una visión vitalista del mundo y una llamada al disfrute amoroso.
La Poesía Cortesana
En el siglo XIII, surgió en Provenza la poesía trovadoresca, cuyo tema central era el amor cortés. La mujer, un ser superior, recibía el culto y vasallaje del enamorado. El poeta se declaraba siervo de la dama, a la que llamaba «mi señor». Este servicio ennoblecía el espíritu del enamorado, cuyo propósito era alcanzar el «galardón» (una prenda, un gesto o la consumación sexual). La honestidad de la dama, que impedía la consumación, la convertía en «cruel» para el poeta. La frustración transformaba el amor jubiloso en sufrimiento y dolor, un dolor que ponía en peligro su vida. Esta poesía influyó en la lírica gallega, catalana e italiana, especialmente en Petrarca, dando lugar al petrarquismo.
Los cancioneros castellanos y aragoneses del siglo XV reflejan esta corriente literaria. Compilados bajo el mecenazgo de nobles y reyes, respondían a los gustos cortesanos. El noble ya no era solo guerrero y político, sino también cortesano, mecenas y a veces poeta. Los manuscritos indican los diferentes públicos, desde reyes hasta burgueses. Cancioneros importantes son el Cancionero de Baena y el de Palacio. El primero impreso fue el Cancionero general de Hernando del Castillo (1511). La temática amorosa de la poesía cancioneril no era una mera idealización, sino que escondía erotismo y pasión sexual. La ambigüedad, sutileza, ingenio, vocabulario restringido, gusto por la paradoja, concepto alambicado y una métrica particular caracterizan esta poesía.
Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, fue un poderoso aristócrata que reunió una biblioteca y se rodeó de sabios. Destacan sus poemas alegóricos al estilo de la Divina Comedia. Su dedicación literaria no estaba aislada de su actividad política, usando la escritura para ganar influencia social.
Prosa del Siglo XV
La prosa se desarrolló con diversos temas. En la prosa de ficción, destacan los libros de ficción sentimental y los libros de caballerías. Las narraciones sentimentales se caracterizan por personajes en conflicto con su entorno, análisis de la intimidad y protagonistas angustiados, como en la Cárcel de amor (1492) de Diego de San Pedro. Los libros de caballerías, de origen no hispánico, con temas sobre Carlomagno y el rey Arturo, como el Libro del caballero Zifar (hacia 1300), narran aventuras de caballeros que restauran el orden y protegen a los indefensos. Sus valores (valor, honor, lealtad, religiosidad) están idealizados, reflejando los gustos de la nobleza cortesana y refinada. Los personajes carecen de evolución psicológica, el amor es central, los escenarios son imaginarios, y se dividen en buenos y malos.
Teatro del Siglo XV
La Danza general de la muerte, un largo poema, refleja la obsesión por la muerte en la literatura europea de finales de la Edad Media. La Muerte invita a bailar a todos, desde los poderosos hasta los humildes, mostrando su poder igualitario. Sin embargo, no se cuestiona la desigualdad en vida.
Del teatro religioso medieval, se conocen diversas manifestaciones dramáticas desde mediados del siglo XV. Los autos se representaban en carros o escenarios móviles durante el Corpus Christi.
Romancero Viejo
El Romancero viejo comprende los romances cantados a finales de la Edad Media. De origen oral y popular, fue recopilado para un público burgués y cortesano en el Renacimiento. El Romancero viejo es el corpus escrito por poetas cultos. El romancero oral moderno, en cambio, es el conjunto de romances de tradición oral recogido desde finales del siglo XIX.
La Celestina
En 1499, se publicó anónimamente la Comedia de Calisto y Melibea, con 16 actos. En 1502, se reimprimió como Tragicomedia de Calisto y Melibea, con 5 actos adicionales, modificaciones y un prólogo de Fernando de Rojas (1475-1541) justificando los cambios. La obra dialogada combina la lengua culta y erudita con la popular, según la condición social de los personajes. Celestina adapta su registro según el interlocutor. La lengua culta abunda en latinismos, frases largas y verbos al final de la oración. La lengua popular es viva, con refranes, frases cortas, expresiones coloquiales, chistes e insultos. La variedad lingüística muestra el poder de la palabra para informar, comunicar, persuadir, engañar y dominar.
Los personajes se dividen en dos grupos: alta clase social (Calisto, Melibea y sus padres, Pleberio y Alisa) y clase popular (Celestina, Areúsa, Elicia y los criados). Calisto, el galán, es un enamorado cegado por la pasión. Melibea, de buena familia, participa activamente y muere por amor. Celestina, la alcahueta, maga y hechicera, conoce la vida y el corazón humano, pero su ambición la lleva a la muerte. Los criados reflejan el dominio de los instintos, el egoísmo y la codicia.
Los temas centrales son el amor, la muerte, la ambición, el egoísmo y la codicia. Algunos ven un fin moral en la obra, otros destacan su visión pesimista, desengaño y desesperación. Refleja la mentalidad castellana de finales del siglo XV y los valores del capitalismo: pragmatismo, individualismo y placer. La mentira, traición y engaño marcan la vida del hombre. El dinero lo puede todo, los personajes se usan entre sí, sin amistad ni solidaridad. Rojas niega los nuevos valores sin proponer otros.
Garcilaso de la Vega
Garcilaso de la Vega (1501-1536) fue desterrado a una isla del Danubio y luego a Nápoles. Su obra, publicada en 1543, incluye églogas, sonetos, canciones, una oda, elegías, una epístola en verso y poesía tradicional. Los sonetos amorosos se acercan a la lírica de cancionero. Las elegías muestran la influencia clásica y una actitud estoica. La Égloga III, su obra maestra, escrita en octavas reales, presenta cuatro ninfas bordando historias de amor y muerte a orillas del Tajo. El poema cierra con el canto de dos pastores a sus amadas. El tema del amor refleja una concepción neoplatónica. Su poesía transmite sinceridad. Otro tema es la naturaleza primitiva y rústica, con antecedentes en la égloga clásica. Su estilo elegante y natural se ajusta a los ideales renacentistas. Su lenguaje es sencillo y fluido.
Lazarillo de Tormes
El Lazarillo de Tormes, publicado en 1554 y prohibido en 1559, reapareció expurgado en 1573. Su autoría es anónima. Las referencias históricas sitúan la acción entre 1510 y 1546. Las hipótesis sobre el autor incluyen un erasmista, un converso, un criptojudío, un franciscano o un noble descontento. Muchos elementos proceden del folclore. La obra se articula en torno a la autobiografía (con antecedentes como El asno de oro) y la epístola (presente en libros sentimentales como la Cárcel de amor). Su lenguaje llano, espontáneo y sin artificiosidad se corresponde con su realismo.
Cervantes
Miguel de Cervantes (1547-1616) publicó en verso Viaje del Parnaso, donde presenta el conflicto entre buenos y malos escritores. Sus comedias siguen las normas clásicas, a veces parodiándolas (ej. La casa de los celos). Sus entremeses retratan las clases populares (ej. El viejo celoso). Renovó los géneros literarios en el Barroco. La Galatea sigue el modelo pastoril. Persiles, su última obra, pertenece a la novela bizantina.
Don Quijote, su obra maestra, consta de dos partes (1605 y 1615). La primera, más espontánea, contiene diversos elementos. La segunda, más planificada, sigue un plan. Don Quijote, un hidalgo manchego enloquecido por los libros de caballerías, se convierte en caballero andante. Su carácter se define por la defensa pertinaz de sus ideas. Sancho Panza, su escudero, supera su función cómica original para satirizar los libros de caballerías. Ambos personajes intercambian rasgos. El propósito del Quijote es parodiar los libros de caballerías, defendiendo ideales en un mundo donde han perdido sentido. Es una obra de humor con ideas universales, crítica literaria y un fresco de la vida española. Contiene relatos pastoriles, moriscos, cortesanos, poemas y diálogos. Su lenguaje combina el estilo elevado con la parodia burlesca, el habla culta con la popular. Utiliza recursos de la tradición oral: dualidad de narradores, sonoridades, ritmos e incisos. Cervantes busca la convivencia con el lector, instándolo a no dejarse engañar por embaucadores como Vidriera.