A finales del siglo XIX las obras más representadas eran las de alta comedia de Echegaray y sus seguidores. Melodramas que buscaban la emoción del espectador mediante los abundantes golpes de efecto y truculencia de las escenas. Los gustos del público poco depurados y el escaso interés de los empresarios teatrales impedían el intento renovador del teatro. Pervivieron en el primer tercio de siglo:
- Comedia burguesa (alta comedia y drama rural)
- El sainete de ambiente madrileño o andaluz que evolucionaba hacia formas como la tragedia grotesca o el astracán
- El espíritu modernista finisecular desdeñó el teatro realista y cultivó un teatro poético y simbólico
Los intentos renovadores más serios vinieron de los hombres del 98 (Unamuno, Azorín) en principio y en los años 30 de los poetas de la Generación del 27 de García Lorca. Pocas obras pudieron ser representadas. Diferentes grupos y tendencias anteriores al 36 se pueden agrupar en:
Teatro Comercial
- Comedia burguesa de Benavente: propuso un teatro sin grandilocuencia, sin excesos, con atención a los ambientes cotidianos. Su obra supone crítica amable de los ideales burgueses. Otras intentan el drama rural. Se ganó el favor y popularidad del público a nivel nacional y en 1922 premio Nobel.
- Teatro en verso: presencia en los escenarios del arte verbal modernista. Cultivadores como Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina y los hermanos Manuel y Antonio Machado.
- Teatro cómico: tipos y ambientes castizos que habían sido la materia de los cuadros costumbristas del romanticismo vuelven a la escena con autores como los hermanos Álvarez Quintero y Carlos Arniches.
Teatro de Innovación y Dramaturgos de Ruptura
Valle-Inclán y García Lorca fueron dos figuras destacadas en este ámbito. Muchos autores fracasaron al intentar hacer teatro diferente. Autores del 98 como Unamuno, Azorín, Valle-Inclán y Jacinto Grau pretendían hacer teatro que sirviera como cauce para la expresión de conflictos religiosos, existenciales y sociales. Valle-Inclán produjo una obra variada que incluye novelas, cuentos y poesía, pasando de un modernismo elegante y nostálgico a una literatura crítica con distorsión de la realidad.
El Esperpento
Valle-Inclán desarrolló el esperpento como una forma de presentar la realidad española de manera exagerada y burlesca, con el objetivo de que el espectador tome conciencia de la realidad deformada y la compare con su realidad cotidiana. Luces de Bohemia inició esta estética, contando el recorrido de Max Estrella y su compañero latino de Hispalis por la noche madrileña.
Teatro Generación del 27
La mayoría de esta generación se dedicó a la poesía, pero algunos también incursionaron en el teatro. Destacan obras de Salinas, Rafael Alberti, Miguel Hernández y Alejandro Casona. Federico García Lorca, por su parte, desarrolló una obra dramática en tres bloques: primeras piezas teatrales, teatro vanguardista y la etapa de plenitud, donde escribió obras como Bodas de Sangre, Yerma, Doña Rosita la Soltera y La Casa de Bernarda Alba.