Evolución del Teatro Español en la Posguerra y la Democracia

Teatro Español desde 1939 hasta la Actualidad

La Posguerra (1939-1950)

Tras la guerra civil, España queda sumida en una profunda crisis económica, política y social. Muchos intelectuales se exiliaron. Algunos autores de la Generación del 27 escribieron teatro en el exilio.

Alejandro Casona era muy conocido antes de la Guerra Civil. En 1962 regresa a España y se reponen con éxito la mayoría de sus piezas, hasta entonces desconocidas. Sobresale La dama del alba.

Max Aub había iniciado su actividad teatral en 1923, como autor de un teatro innovador y vanguardista, con farsas y sátiras. Después de la guerra civil pasa tres años en cárceles y campos de concentración antes de instalarse en México en 1942. Todas estas experiencias marcan su teatro posterior, que se convierte en un estremecedor documento humano de la guerra civil española y de la guerra europea. Ejemplo de esta temática es su obra De un tiempo a esta parte.

Rafael Alberti escribe sus mejores obras en el exilio, por ejemplo Noche de guerra en el Museo del Prado.

En cuanto al teatro en España, en los años 40 abundan las adaptaciones de obras extranjeras que, en su mayoría, servían para entretener y divertir: era un teatro de evasión. Se repiten fórmulas que habían tenido éxito hasta entonces: las comedias que criticaban las costumbres burguesas en tonos suaves, desde puntos de vista tradicionales. Destacan las de José María Pemán, las de Joaquín Calvo Sotelo, las de Torcuato Luca de Tena y el teatro religioso de Pemán. Más interesantes fueron las comedias de Enrique Jardiel Poncela.

El Teatro en la Dictadura (1950-1975)

Miguel Mihura funda y dirige la revista La Codorniz en 1941. Cultiva un humor lleno de ternura y poesía. Su primera obra teatral es Tres sombreros de copa; en ella pone en tela de juicio los valores de la sociedad burguesa. Se estrena en 1952.

En los años 50, aunque la censura vigilaba estrechamente el mundo teatral, aparecen una serie de obras que denuncian la realidad del país mediante un lenguaje realista:

  • Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo
  • Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre
  • La camisa, de Lauro Olmo

Obtienen un gran éxito, lo que indica que se había formado un público nuevo, que exigía un teatro distinto, innovador, con preocupaciones sociales y existenciales y alejado de la superficialidad del teatro comercial.

Otros autores, como Fernando Arrabal, eligieron el camino del silencio o del exilio, ya que no toleraban las intromisiones de los censores. Tras el abucheo de El triciclo en 1958, decide marcharse a Francia y escribir en francés. Su teatro posterior cosechará grandes éxitos en todos los teatros del mundo.

Desde mediados de los 60 hasta la muerte de Franco se dan a conocer un grupo de escritores que siguen denunciando el sistema pero poniendo en práctica una nueva estética que rompe con la tradición realista. Introducen nuevas técnicas escénicas, dando un mayor peso a la imagen visual, acelerando el ritmo de la narración y estructurando de forma fragmentaria y no continua la obra dramática. Respecto a los temas, aunque siguen aludiendo a la realidad del país, pretenden darles un enfoque más universal y menos localista. Unas veces la censura impidió la representación de la mayoría de las obras de esta tendencia.

Por otro lado, el papel que desempeñaron desde mediados de los años 60 los grupos de teatro independiente tuvo una extraordinaria repercusión: es el caso de Los Goliardos en Madrid; Teatro Lebrijano en Andalucía, Els Joglars y Els Comediants en Cataluña. Representaron obras de los autores europeos más importantes, difundieron el teatro a nuevos sectores de la población y, sobre todo, demostraron que el teatro era algo más que un pasatiempo. Las dificultades de financiación para el montaje de las obras y el clima de libertad tras la muerte de Franco hicieron desaparecer a la mayoría de estos grupos. Sin embargo, su labor en la formación de nuevos actores y escritores dramáticos daría sus frutos en las décadas siguientes.

El Teatro en la Democracia (1975-Actualidad)

Con la llegada de la democracia reaparecen obras de autores que habían sido censurados durante la posguerra, como Federico García Lorca, Ramón María del Valle-Inclán o Rafael Alberti, que sin embargo no gozaron del favor del público. En cambio triunfa el teatro comercial y tradicional, lo que provoca la gran decepción de autores y críticos. Ejemplo de esta tendencia es Lauro Olmo, que cultiva un tipo de comedia bien hecha, ligada a acontecimientos políticos. También hay que destacar a una serie de jóvenes autores nacidos alrededor de los años 40:

  • José Sanchis Sinisterra, autor de ¡Ay, Carmela!, uno de los grandes éxitos de la década de los 80
  • José Luis Alonso de Santos, procedente del teatro independiente, que consiguió un gran éxito con Bajarse al moro
  • Fernando Fernán Gómez, autor de Las bicicletas son para el verano

El panorama de los últimos años presenta múltiples tendencias; dentro de estas destaca el éxito de los musicales. Destaca el éxito de las obras de Juan Mayorga, dramaturgo muy apreciado por la crítica, y de Sergi Belbel.

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