Evolución del Teatro Español: Del Realismo Social a la Vanguardia (1960-Actualidad)

El Teatro Español desde los Años 60 hasta la Actualidad

Realismo Social (Años 60)

Los Años Sesenta: El Realismo Social

A poco de iniciarse la década de 1960, escritores como Alfonso Sastre y jóvenes como Lauro Olmo (La camisa, 1962) y Carlos Muñiz (El tintero, 1957) denuncian los problemas sociales: las dificultades económicas de los obreros, los problemas de adaptación de los emigrantes, la deshumanización de la burocracia, etc. Todos ellos se encontraron con numerosas dificultades para estrenar y muchas de sus piezas no se representarían hasta después de la muerte de Franco.

Rasgos del Realismo Social en el Teatro

El realismo social en el teatro (como en la novela y la poesía) se caracteriza por:

  • Mayor importancia del contenido que de la forma.
  • Los personajes pertenecen a las clases marginales de la sociedad.
  • La obra pretende influir en el espectador para que este actúe y provoque un cambio en la sociedad (en este objetivo, como la novela y la poesía sociales, va a fracasar).
  • Personaje colectivo.

Autores y Obras Destacadas

Lauro Olmo

Nació en Orense, pero desde niño vivió en Madrid. De formación autodidacta, ejerció muchos oficios hasta que pudo dedicarse al teatro. Todo su teatro es de crítica social; la gente del pueblo y sus miserias son el centro de interés de sus obras (lo que le deparó habituales problemas con la censura). Sus dramas tienen una base realista-naturalista en la que se mezclan otros géneros como el sainete, la farsa e incluso el esperpento.

De entre su producción destacamos: La Camisa (1962), La pechuga de la sardina (1953) y English spoken (1968).

Alfonso Sastre

El teatro de Alfonso Sastre se caracteriza principalmente por una actitud de denuncia social, acompañada por intentos de renovación de técnicas dramáticas. Fundó un grupo de teatro experimental que llamó Arte Nuevo y que derivó más tarde en T.A.S. (Teatro de Agitación Social) con el que representaba obras de autores europeos y americanos, pero el proyecto no llegó a tener grandes éxitos.

Publicó diversos artículos en los que expuso su teoría del teatro como un arte social que serviría para agitar las diversas esferas de la vida española. Su producción dramática es amplia y aún no se han representado muchas de sus obras, ya que nunca conectó totalmente con el gusto del público, además de los grandes problemas de censura que tuvo que sufrir.

Entre sus dramas destacan Escuadra hacia la muerte (1953), una pieza antibelicista en la que desarrolla el conflicto entre autoridad y libertad; y La mordaza (1954) en la que vuelve al tema de la tiranía con un planteamiento parecido al de Lorca en Bernarda Alba.

Años 70: Teatro Experimental y Vanguardista

Esta década deja atrás el realismo social para dar paso al teatro experimental, vanguardista e independiente. Las características comunes son:

  • Se rompe la convención escénica del espacio y el escenario se traslada al público porque este forma parte del espectáculo.
  • El texto pierde relevancia o importancia para dar paso a otros aspectos escenográficos (luz, música, etc.).
  • La creación colectiva de la obra es importante.

El Teatro Experimental y Renovador (1968-1975)

Los Vanguardistas

Herederos del teatro del absurdo y del teatro de la crueldad, Fernando Arrabal y Francisco Nieva han escrito obras muchas veces incomprendidas. El teatro de la crueldad es un teatro que busca sorprender al espectador con escenas impactantes.

Fernando Arrabal

Los Pingüinos son mujeres importantes en la vida de Cervantes. Manifestó su talante innovador apartándose del realismo. Sus obras iniciales se caracterizan por la elementalidad escénica: decorados escuetos, personajes primitivos y lenguaje ingenuo con rasgos de un humor procedente del absurdo. Se trata de un teatro de seres indefensos, víctimas de opresores ocultos, en el que priman la desazón y la inquietud. Los temas más frecuentes en sus obras son la religión y la sexualidad, la política, el amor y la muerte. Destacan PIC-NIC, Los hombres del triciclo, El Laberinto, Los dos verdugos, Ceremonia por un negro asesinado y Carta de amor (como un suplicio divino).

Francisco Nieva

Su producción dramática conecta con el teatro del absurdo, pero a diferencia del pesimismo y la resignación de este, en Nieva siempre hay una posibilidad que conduce a la salvación. En sus dramas, plantea el problema de las relaciones entre el hombre y la sociedad; la represión de la sociedad constituye su tema básico. Destacan Pelo de tormenta, Malditas sean Coronada y sus hijas.

El Teatro Independiente

A finales de los sesenta, el teatro universitario se transformó en lo que se denominaría teatro independiente. Esta independencia suponía el rechazo del teatro conservador mediante la elaboración de una estética peculiar y el intento de autofinanciación.

Son iniciadores de este tipo de teatro los miembros del grupo Els Joglars, encabezado por Albert Boadella, creadores de un teatro del silencio, que potencia la expresión corporal y su capacidad significante.

En Barcelona, destacan también Els Comediants, encabezados por Joan Font, con grandiosos espectáculos de animación desarrollados preferentemente en la calle. Otros grupos catalanes son Dagoll Dagom, El Tricicle y La Fura dels Baus.

Hacia finales de los años 70 se impuso la moda del teatro callejero, que da importancia a los elementos paraverbales en perjuicio de los verbales. Superada la transición política, se produjo la progresiva desaparición de este tipo de teatro.

El Teatro desde 1975: Neorrealismo y Tradición

Tras el experimentalismo, casi todos los géneros literarios vuelven la vista a la tradición, de ahí la denominación de neorrealista a la época actual.

Entre los nuevos dramaturgos podemos señalar a José Luis Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro), Ernesto Caballero (El cuervo araznador grita venganza) y José Sanchis Sinisterra, quien debe su renombre a piezas de carácter histórico, entre las que destaca ¡Ay, Carmela! (1986). Esta obra, que muestra las tribulaciones de una compañía de cómicos durante la Guerra Civil española, tuvo una gran acogida por parte del público. También destacan Martínez Mediero (Las hermanas del Búfalo Bill) y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).

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