Evolución del Teatro Español Antes de 1939: Autores, Tendencias e Innovaciones

El Teatro Español Antes de 1939: Un Panorama Completo

El teatro español anterior a 1939 experimentó una rica evolución, marcada por diversas tendencias y autores que dejaron una huella imborrable en la escena nacional. Desde la comedia burguesa hasta las innovaciones vanguardistas, este período fue testigo de una efervescencia creativa que culminó con la obra de Federico García Lorca.

El Teatro de Éxito: Comedia Burguesa y Teatro en Verso

El teatro que triunfa:

  1. Comedia burguesa de Jacinto Benavente: Jacinto Benavente, tras aceptar las limitaciones impuestas por el público, escribió obras que criticaban sutilmente a la clase burguesa, como Los intereses creados. En 1922, recibió el Premio Nobel, un hecho criticado por jóvenes escritores que lo consideraban conservador. Benavente supo eliminar los residuos del drama posromántico. Destacó por su habilidad escénica, ingenio y fluidez en los diálogos, aunque con ciertas caídas en el sentimentalismo.

El teatro en verso: Proveniente del modernismo, tuvo como principales representantes a Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol). Dentro de este género, destacan las obras escritas en colaboración por los hermanos Machado. La más conocida, La Lola se va a los puertos, trata sobre una bella “cantaora”, encarnación del alma andaluza, interesante más por sus autores que por sus cualidades escénicas.

Teatro cómico: Continuó la tradición del sainete y del género chico.

Principales Autores del Teatro Cómico

  1. Carlos Arniches: Llevó a escena los tipos, ambientes y costumbres de Madrid (El santo de la Isidra), e intentó una renovación del género en la comedia grotesca (La señorita de Trevélez).
  2. Los hermanos Álvarez Quintero: Se inspiraron en motivos andaluces, mostrando una Andalucía tópica y sin más problemas que los sentimentales. Sobresalen sus sainetes y ciertas comedias (El genio alegre).
  3. Pedro Muñoz Seca: Inventó el género cómico llamado “astracán”, piezas descabelladas (La venganza de don Mendo).

El Teatro que Busca la Innovación

El teatro que pretende innovar.

Noventayochistas: Ramón María del Valle-Inclán.

Las tentativas renovadoras de los autores del 98 fracasaron, pues ni el denso teatro ideológico de Unamuno (Fedra), ni los experimentos teatrales de Azorín (Lo invisible) lograron triunfar. Caso aparte fue Jacinto Grau, que triunfó en el extranjero a pesar de fracasar en España con su obra maestra (El señor de Pigmalión). Grau superó el teatro de su tiempo en España por su originalidad y calidad lírica.

Ramón Gómez de la Serna, pionero del vanguardismo español, escribió piezas distantes del teatro convencional, muchas de las cuales no se representaron (como Los medios seres, cuyos personajes aparecen con la mitad del cuerpo totalmente negro, como símbolo de personalidad incompleta y parcialmente frustrada).

Ramón María del Valle-Inclán: Modernismo y Esperpento

El dramaturgo más importante fue Ramón María del Valle-Inclán. Tras su excentricidad bohemia se escondía un violento inconformismo y una rigurosa dedicación a su trabajo.

La evolución del teatro de Valle-Inclán es similar a la de su obra narrativa, manifestándose en dos posturas estéticas distintas:

  • Modernismo: En sus primeras obras dramáticas (Comedias bárbaras) aparece el ambiente rural gallego y prevalece el esteticismo modernista, con rasgos que preludian el esperpento.
  • El esperpento: Es una deformación de la realidad para manifestar sus aspectos más absurdos, utilizando personajes grotescos o animalizados, situaciones contrastantes y un lenguaje deformado mediante arcaísmos, localismos y términos del hampa y del caló. Valle-Inclán escribió obras teatrales esperpénticas como Luces de Bohemia y Divinas palabras.

La Generación del 27 y la Renovación Teatral

Generación del 27: Federico García Lorca.

La dramática de la generación del 27 se caracteriza por:

  • Una depuración del teatro poético.
  • La incorporación de las formas de vanguardia.
  • El propósito de acercar el teatro al pueblo.

Además de las incursiones teatrales de algunos representantes del Grupo Poético del 27 como Pedro Salinas, Rafael Alberti (obras surrealistas o de compromiso político), Miguel Hernández (teatro religioso, social y de combate), esta generación presenta dramaturgos puros como Alejandro Casona y Max Aub.

Alejandro Casona se reveló con el premio “Lope de Vega” otorgado, en 1934, a La sirena varada. Continuó con obras escritas en el exilio como La dama del alba, que es su mejor obra. Destaca por la combinación de realidad y fantasía, aunque cierto amaneramiento estilístico y lo convencional de algunos personajes pueden alejarlo del público actual.

Max Aub, importante dramaturgo, centró su obra en la incapacidad del hombre para comprenderse a sí mismo. Algunos títulos son Una botella, Narciso, No, etc. Creó un teatro noble, fuerte y renovador, que no pudo ser conocido en su momento en España.

Federico García Lorca: Poesía y Frustración en Escena

Federico García Lorca nos ofrece un teatro a la altura de su poesía, constituyendo una de las cumbres del teatro español y universal.

La temática profunda de su teatro es la frustración, el conflicto entre realidad y deseo, frecuentemente encarnados en mujeres. Los personajes sufren frustraciones en el plano metafísico o social.

En cuanto a sus ideas sobre el teatro, criticó duramente el teatro comercial y despreció el teatro en verso y el género histórico. Para él, el teatro es poesía y realidad, y su función educadora es esencial.

Lorca se nutrió de diversas tradiciones: drama rural, clásicos, teatro de títeres, etc., lo que explica la variedad de subgéneros que cultivó: farsa, teatrillo de guiñol, drama simbolista, teatro surrealista.

En cuanto al estilo, mezcla verso y prosa. Sus dos primeras obras están escritas totalmente en verso. Poco a poco, el verso se reduce a momentos de especial intensidad, escenas líricas o canciones populares. A medida que la prosa gana terreno, crece el arte del diálogo.

Intenta tener un lenguaje popular, pero utiliza muchos recursos literarios, como símbolos y metáforas.

Divisiones del Teatro Lorquiano
  1. Los tanteos o experiencias de los años 20: con obras como El maleficio de la mariposa (obra simbolista) o Mariana Pineda, su primer éxito; un drama histórico con resabios modernistas. Siguen varias farsas, entre las que destaca La zapatera prodigiosa, sobre una joven hermosa casada con un zapatero viejo. Es una obra que mezcla verso y prosa, y que presenta un tema muy lorquiano: el mito de la ilusión insatisfecha.
  2. La experiencia vanguardista de principios de los años 30: Lorca sufre una crisis vital y estética relacionada con su homosexualidad y con el surrealismo. Escribe bajo este influjo obras como El público y Así que pasen cinco años.
  3. La etapa de plenitud en sus últimos años: Conjuga el rigor estético con el alcance popular, principalmente en tragedias y dramas:
    • Bodas de sangre: Recoge la pasión amorosa entre un hombre y una mujer por encima de los odios familiares y las normas sociales, desembocando en una tragedia colectiva.
    • Yerma: La tragedia de una mujer que cifra su valor en la maternidad, pero no puede tener hijos.
    • Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores: Presenta el tema de la espera inútil del amor, abordando la situación de la mujer en la burguesía urbana y la soltería en provincias, que se marchitan como las flores.
    • La casa de Bernarda Alba: El conflicto entre el autoritarismo de Bernarda y el deseo de libertad de sus cinco hijas.

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