Evolución de la Poesía y la Novela Española Posterior a 1939: Corrientes y Autores Clave

La Poesía Posterior a 1939

La poesía había iniciado un proceso de rehumanización a partir de 1927. Una general preocupación por el hombre como tema poético da lugar tanto a la expresión de problemas existenciales como a una visión del hombre inmerso en los problemas sociales. Estamos, pues, ante la misma diversidad de enfoques que vemos en la novela o en el teatro.

Miguel Hernández, Epígono de la Generación del 27

Se le considera epígono del 27 y enlace con los poetas de posguerra. Los temas predominantes en la poesía de Miguel Hernández muestran una lírica llena de sentimientos humanos: el amor, la vida, la muerte, la denuncia de la opresión y de la falta de libertades. En su corta trayectoria poética se distinguen cuatro etapas:

  1. Primeras composiciones enraizadas en la tradición culterana. Perito en lunas, obra que refleja la influencia de Góngora.
  2. Poesía amorosa. La obra más representativa es El rayo que no cesa (1934-1935). La mayor parte de los poemas son sonetos y la impresionante Elegía a Ramón Sijé.
  3. Poesía social y de compromiso. Su poesía adopta un tono combativo. Sus dos obras más destacadas son Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1937-1939).
  4. Poesía de los últimos años. Escribe en la cárcel la mayor parte del Cancionero y romancero de ausencias, obra que destaca los temas del amor, del dolor y la desesperanza por la ausencia de la esposa y del hijo.

La Poesía de los Años 40 y Principios de los 50

En estos años la poesía se desarrolló en torno a tres revistas: Escorial, Garcilaso y Espadaña. Si dejamos de lado la figura de Miguel Hernández (1910-1942), nos encontramos con los poetas de la Generación del 36, algunos de los cuales continuaron su obra en el exilio. Los que siguen en España se orientan por diversos caminos que Dámaso Alonso redujo a dos:

a. Poesía Arraigada

La revista Escorial reunió a los poetas de la generación del 36 (Luis Rosales, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco y Dionisio Ridruejo), que se decantaron por una poesía intimista de temas líricos tradicionales: el amor, la muerte, la tierra, la familia, Dios.

Garcilaso sirvió a los fines de la dictadura. Su director fue José García Nieto y sus autores son básicamente los mismos poetas de Escorial, quienes vuelven sus ojos hacia Garcilaso y hacia otros «poetas del Imperio». Se trata de autores que encierran una visión del mundo ordenada e, incluso, optimista, obviando la dura realidad española del momento. Uno de los temas dominantes es un firme sentimiento religioso, junto con temas tradicionales (el amor, el paisaje, las cosas bellas…). Destacan en esta corriente Luis Rosales, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, José García Nieto, Rafael Morales, etc.

b. Poesía Desarraigada

Contra esta visión reaccionan una serie de escritores que reclaman una poesía con mayor contenido humano y existencial, que refleje la desgarradora realidad española de la época. Renace la idea de poesía como comunicación, que busca compartir con el lector problemas comunes y los temas de que tratan son la angustia histórica (causada por la guerra) y la angustia existencial (la ausencia de Dios, la soledad, la muerte…). En ella vuelve a aparecer el tema religioso, pero aquí los poetas imprecarán a ese Dios que parece haber abandonado a su suerte al hombre. A esta poesía corresponde también un estilo bronco, directo, más sencillo y menos preocupado por los primores estéticos. Una fecha clave es el año 1944 en que se publica Hijos de la ira, de Dámaso Alonso y Sombra del Paraíso, de Vicente Aleixandre, y se crea la revista Espadaña. En esta línea se incluyen poetas como Carlos Bousoño, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Eugenio de Nora y Victoriano Crémer.

La Poesía Social (Años 50)

Hacia 1955 se consolida —en todos los géneros— el llamado «realismo social». De esa fecha eran dos libros de poemas que marcan un hito: Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero y Cantos iberos, de Gabriel Celaya. En ellos, ambos poetas superan su anterior etapa de angustia existencial, para situar los problemas humanos en un marco social. Su estela será seguida por muchos de los que antes se inscribían en la «poesía desarraigada»: Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Garciasol, Á. Figuera, L. de Luis…

Autores como Antonio Machado y Miguel Hernández o los hispanoamericanos Neruda (España en el corazón) y César Vallejo (España, aparta de mí este cáliz) o el mismísimo Vicente Aleixandre (Historia del corazón) sirvieron de guía a estos poetas. Se trata de una nueva poesía que, saltando del “yo” al “nosotros”, pretende convertirse en un arma capaz de transformar el mundo, para lo que el poeta debe «tomar partido» ante los problemas del mundo que le rodea. El poeta se hace «solidario» de los demás hombres.

En cuanto a la temática, hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema de España, desde un punto de vista político. Proliferan, en efecto, títulos de libros o de poemas como éstos: Que trata de España (Blas de Otero), España, pasión de vida (Eugenio de Nora), Dios sobre España (Carlos Bousoño). Dentro de la preocupación general por España y del propósito de un «realismo crítico», se sitúan temas concretos que resultan paralelos a los que aparecen en la novela y en el teatro de la misma tendencia: la injusticia social, la alienación del hombre moderno, el mundo del trabajo, el anhelo de libertad y de un mundo mejor.

Estilísticamente se trata de una poesía que emplea un lenguaje claro de tono coloquial, pues va dirigida «a la mayoría».

Los Años 70: Los Novísimos

El nombre procede de una antología publicada en 1970 por el crítico José María Castellet con el título Nueve novísimos poetas españoles que incluía a: Pere Gimferrer (la principal figura), Guillermo Carnero, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo Mª Panero, Ana María Moix, Vicente Molina Foix y José Mª Álvarez. Más tarde se incorporan Luis Alberto Cuenca y Luis Antonio Villena.

Estos poetas se interesan más por la forma que por el fondo y su poesía es una síntesis de surrealismo, refinamiento cultural y arte pop. Elaboran una poesía experimental, que supone una ruptura con la cultura tradicional, a la vez que se inspiran en la cultura de masas: el mundo del cine (Marilyn Monroe), el deporte, televisión, cómic, canciones, e incorporan referencias muy cultas, obras y autores extranjeros (se les llama los culturalistas y también “los venecianos” por su gusto por ciudades como Venecia). Junto a estos temas, también aparece la denuncia de la guerra de Vietnam, el pacifismo, la exaltación de la cultura oriental…

En cuanto al lenguaje, utilizan tanto expresiones coloquiales como términos cultos; utilizan la técnica del collage, incorporando al poema textos publicitarios, citas de otros autores… y mezclan el verso libre con otras estrofas clásicas.

La Novela Posterior a 1939

La Guerra Civil supuso un profundo corte en la evolución literaria española debido a una serie de razones:

  1. La muerte de algunos de los grandes modelos de la novela española del siglo XX (Unamuno, Valle-Inclán).
  2. El exilio obligado de otros autores que habían comenzado a destacar en la década de los treinta: Max Aub, Francisco Ayala, Ramón J. Sénder, etc…
  3. Las nuevas circunstancias políticas y la censura impiden que se siga con una tendencia de novela de corte social que se venía haciendo desde la década de los treinta.
  4. Esas mismas circunstancias históricas (miseria, desigualdades, falta de libertades, etc…) hacen que pierda sentido otra de las tendencias novelísticas anteriores a la Guerra, como es el caso de la novela deshumanizada y vanguardista.

Como consecuencia de las razones expuestas, la novela española en la década de los 40 debe, prácticamente, comenzar de nuevo. En lo referente a la periodización de la novela que se inicia después del año 1939, la crítica literaria ha señalado cuatro etapas sucesivas (Posguerra, Realismo Social, Renovación técnica y la novela escrita desde 1975) y cinco generaciones de novelistas que se han ido incorporando a lo largo de estos años:

  1. Generación del 36.- Autores que se dan a conocer durante la Guerra Civil o en los años inmediatamente posteriores.
  2. Generación del 50.- Novelistas que comienzan a publicar en torno al año 1950.
  3. Generación del 68.- Autores que aparecerán en la década de los 60.
  4. Promoción del 80 y del 90.- Últimas incorporaciones a la novela española.

La Novela de Posguerra (1939-1950)

Como ya hemos visto, la novela española después de la Guerra Civil necesita comenzar de nuevo. De nada vale lo hecho con anterioridad, ya que las peculiares circunstancias en que se encuentra el país impiden seguir las tendencias anteriores. Los novelistas de estos primeros años, por tanto, tendrán que buscar un nuevo camino, y ese hecho explica que nos encontremos en la década de los 40 con múltiples tendencias novelísticas:

  1. Novela triunfalista, que defiende las nuevas circunstancias políticas del país. Esta novela defiende los valores tradicionales (Dios, Patria, Familia) y justifica la Guerra Civil y sus consecuencias, culpando de las mismas al bando perdedor.
  2. Novela psicológica.- Se basa en el análisis del carácter y del comportamiento de los personajes desde unas técnicas tradicionales, es decir, realistas.
  3. Novela poética.- Sigue la línea de las novelas líricas de Gabriel Miró, donde lo fundamental no era la historia narrada, sino el trabajo técnico y formal sobre la palabra.
  4. Novela simbólica.- En esta tendencia nos encontraremos con novelas en las que los personajes funcionan como símbolos de ideas o conflictos.
  5. Tremendismo.- Esta tendencia es iniciada por Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte en el año 1942. Son novelas que nos retratan un mundo y unos personajes dominados por la violencia y por la miseria.
  6. Novela existencial.- Podríamos decir que se inicia con la novela Nada de Carmen Laforet en 1945, y continuada en 1948 por Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada.

Estas novelas reflejarán el tema de la angustia existencial, la tristeza y la frustración de las vidas cotidianas. Temáticamente, las novelas de este período girarán en torno a la amargura de las vidas cotidianas, la soledad, la inadaptación, la muerte y a frustración. Los personajes se adaptarán a estos temas, de forma que los protagonistas serán seres marginados socialmente (Pascual Duarte, en la novela de Cela, es un condenado a muerte), angustiados y desarraigados (la protagonista de Nada llega a Barcelona para estudiar y allí se encuentra fuera de su ambiente, insegura y triste). Las causas de esta amargura vital se encuentran en la sociedad de la España de los años cuarenta, marcada por la pobreza, la incultura, la violencia, la persecución política, la falta de libertades… Pero en ninguna de estas novelas encontraremos una crítica o denuncia directa. Para eso habrá que esperar a los años cincuenta.

Técnicamente, estas novelas se caracterizan por su sencillez y tradicionalidad.

El Realismo Social (1950-1962)

En la década de los cincuenta la censura se relaja y ese hecho permitirá la aparición de novelas en las que la denuncia de la pobreza, la persecución y la injusticia sean los temas predominantes.

La Verdadera Novela Social

Se inicia a partir de 1954 con obras y autores como Dos días de septiembre, de Caballero Bonald; Los santos inocentes, de Miguel Delibes; La colmena, de Cela; etc.

Algunas de las características técnicas son:

  • Narración lineal.
  • Aparente sencillez.
  • Concentración espacial y temporal.
  • Personaje colectivo.
  • Preeminencia del diálogo.

La Renovación de las Técnicas Narrativas (1962-1975)

A principios de la década de los sesenta se produce un cambio en la novela española. Las causas de ese cambio pueden deberse a:

  1. La publicación en 1962 de Tiempo de Silencio de Luis Martín Santos demostró que se podía hacer una novela crítica y, a la vez, técnicamente innovadora.
  2. El conocimiento de la nueva novela hispanoamericana.

Como consecuencia de lo anterior, los novelistas españoles abrirán sus ojos a los autores y tendencias que desde principios del siglo XX, tanto en España como fuera, habían intentado hacer una novela que se apartase de la tradición realista que venía del siglo XIX.

Lo característico, por tanto, de la novela española de este período será la introducción de múltiples recursos técnicos que buscan apartarse de las formas tradicionales.

La Novela desde 1975

En los últimos años, en la novela española se ha producido un cierto cansancio del experimentalismo de los años sesenta. Este hecho ha producido dos efectos:

  1. Por un lado, la aparición de algunas novelas donde se parodia y ridiculiza el exceso de experimentación (La saga/fuga de J.B., de Gonzalo Torrente Ballester).
  2. Y, por otra parte, parece que las obras de este período han optado por la recuperación de la intriga y el argumento, algo que no era prioritario en las novelas anteriores (La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza).

Pese a esa tendencia que se aleja del experimentalismo, no podemos caracterizar las obras de estos últimos años, dado que existen múltiples formas de entender la novela:

  • Novela autobiográfica (Corazón tan blanco, de Javier Marías).
  • Novela histórica (La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza).
  • Novela psicológica.
  • Novela de intriga y policíaca (El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina).

Los Girasoles Ciegos

Los girasoles ciegos es un libro de cuentos de Alberto Méndez, compuesto de cuatro relatos. Fue publicado en 2004 y está ambientado en la Guerra Civil Española.

Argumento

Los personajes se entrecruzan en los relatos, lo cual da cierta continuidad al libro. Así, por ejemplo, el final del capitán Alegría lo descubrimos en el tercero, ya que comparte cárcel con Juan Senra, el soldado republicano que va rascando días a la vida, inventándose historias sobre Miguel Eymar, hijo del coronel y su esposa, por la coincidencia de haberlo conocido. Por otro lado, el segundo y cuarto relato tienen como hilo conductor a Elena, amada de un poeta de doce años que muere en la huida tras dar a luz en el quinto cuento, y en el cuarto y último (que da título al libro) encontramos que es hija de un intelectual republicano, escondido en un armario hasta poder huir con su esposa y su hijo.

El Teatro del Siglo XX: El Teatro de Posguerra

Introducción

La evolución del teatro español, como la de la narrativa y la lírica, está determinada por la Guerra Civil y sus consecuencias. A partir de 1939, el panorama escénico español quedó marcado por la aniquilación de infraestructuras y por la muerte de alguna de sus figuras más relevantes (Lorca y Valle) o el exilio de otras (Max Aub, Rafael Alberti).

El Teatro Comercial

El teatro de posguerra cumplió básicamente dos funciones: entretener y transmitir ideología por medio de distintas vías:

  • Negación del teatro más relevante de preguerra (Valle, Lorca…)
  • Estreno de obras que exaltaban a los vencedores.
  • Programación de autores clásicos.

Triunfa un teatro evasivo, como era la comedia burguesa, la comedia fantástica, el teatro en verso de José Mª Pemán.

El Teatro Renovador

Frente a este teatro comercial al gusto de la burguesía española, surge un teatro renovador que apunta algunos cambios en el teatro de humor de los primeros años de posguerra y que luego continuará con el realismo social de Buero Vallejo y el teatro experimental de los 60.

El Teatro de Humor

Enrique Jardiel Poncela y especialmente Miguel Mihura renuevan el teatro de humor. Ambos presentan facetas que se han considerado precedentes del teatro del absurdo, al menos por la introducción de un humor disparatado y poético.

El Realismo Social en el Teatro: Antonio Buero Vallejo

En 1949, con el estreno de Historia de una escalera de Buero Vallejo, comienza el nuevo drama español, fundado en la necesidad del compromiso de la realidad inmediata, en la búsqueda de la verdad y en la renuncia tanto a la evasión lírica como al tremendismo ideológico. Nace un drama realista que se consolida con la obra Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. A ellos se unió otro grupo de dramaturgos como Martín Recuerda, Lauro Olmo o Carlos Muñiz.

El Teatro Experimental

El teatro realista y social siguió siendo defendido, durante los años 60, por un sector de la crítica, como el único que respondía a las circunstancias del país. Pero a partir de 1970 otros dramaturgos se lanzan a una renovación teatral. Se supera el realismo y se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero:

El Teatro Independiente

Junto a estos autores vanguardistas, no podemos olvidar un fenómeno importante que surge a finales de los 60: el teatro independiente. Esta independencia suponía el rechazo del teatro conservador mediante la elaboración de una estética peculiar y de la autofinanciación. Destacan grupos catalanes como Els Joglars o Els Comediants. Estos grupos, con obras de autor o creaciones propias, han llevado a cabo una síntesis entre lo experimental y lo popular. De una parte asimilan las tendencias más innovadoras, de otra se dirigen a amplios sectores de público, actuando en plazas, pabellones deportivos o en la calle. Y junto a enfoques críticos, se preocupan por los aspectos lúdicos del espectáculo.

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