La Poesía Española Tras la Guerra Civil: Exilio y Nuevas Tendencias
De 36 a 40. El final de la guerra civil llevó al exilio a numerosos poetas, en cuyas obras se refleja la evocación nostálgica de España y la huella de la guerra civil. Entre ellos figuran algunos de los grandes poetas de la etapa anterior, como J.R. Jiménez, y muchos miembros del 27. A ellos se suman otros poetas como León Felipe o Juan Gil Albert.
Años 40: La Poesía de la Posguerra
La poesía de la posguerra está condicionada por las enormes penurias materiales y las imposiciones del régimen franquista. Hubo dos tendencias poéticas: la llamada poesía arraigada, desarrollada en torno a las revistas Escorial y Garcilaso. Acoge a poetas como Leopoldo Panero, Luis Rosales o Dionisio Ridruejo, que practican una lírica de corte clásico para expresar una visión del mundo optimista, temas patrióticos o la exaltación del pasado histórico. Por otro lado, está la poesía desarraigada, en la que se muestra la disconformidad con la realidad, la angustia existencial y los primeros síntomas de cierta protesta social. En el desarrollo de esta tendencia intervienen tres acontecimientos: Sombra del paraíso de V. Aleixandre, la aparición de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, opuesto a la poesía arraigada, y el primer número de la revista Leonisa. En España se dan a conocer poetas como Victoriano Crémer o Eugenio G. de Nora, con una poesía menos formalista y más preocupada por las circunstancias reales. También estaban los libros de Celaya, Blas de Otero o José Hierro.
Años 50: El Auge de la Poesía Social
En la poesía de los años 50 predomina la poesía social. Sus características son:
- Se concibe la poesía como una herramienta apropiada para la concienciación de los lectores y, por tanto, para la transformación de la realidad.
- Se reivindica una literatura destinada a la inmensa mayoría, no a élites selectas.
- Empleo de un lenguaje sencillo y coloquial, cierto carácter narrativo e incluso tendencia al prosaísmo.
Los principales representantes de esta poesía son Blas de Otero, cuyos primeros libros ofrecen una poesía desgarrada que manifiesta profundas preocupaciones existenciales, y que publica después libros como Pido la paz y la palabra; Gabriel Celaya, que practicó una poesía abiertamente combativa en libros como Cantos íberos; y José Hierro, cuya primera etapa de poesía existencial muestra libros que agujerean la realidad histórica bajo una perspectiva comprometida. Después, su poesía deriva hacia una estética visionaria. Dentro de la poesía social puede incluirse parte de la obra de los poetas de la promoción poética del 60 o generación del medio siglo.
Años 60: Poesía de la Experiencia y Nuevas Voces
En esta década eclosiona la poesía de la llamada promoción poética del 60, compuesta por autores nacidos en las décadas anteriores al 36. Aunque sus obras son muy diferentes, se pueden señalar algunos rasgos compartidos:
- De la poesía como comunicación del realismo social se pasa a una poesía de la experiencia y del conocimiento.
- La experiencia subjetiva se convierte en tema poético a través de la memoria personal o la reflexión íntima.
- Presencia de un compromiso ético con la realidad.
- Presencia de la ironía y del humor.
- Gran atención al lenguaje, buscando una expresión exigente pero natural, cercana a veces al registro conversacional.
- El verso libre convive con estrofas clásicas.
- Influencia de poetas extranjeros hasta entonces poco conocidos en España.
Poetas destacados: Jaime Gil de Biedma, representante de la poesía como experiencia; Ángel González, que representa la perfección y la síntesis de un firme compromiso social con el uso del humor y de un lenguaje natural; Claudio Rodríguez, autor de una poesía vitalista y de exaltación de la realidad; y José Ángel Valente, que representa la beta de la poesía como vía de conocimiento de la esencia de lo real.
Los 70: Los Novísimos y la Vanguardia
A finales de la década de los 60 aparecen nuevos poetas que se han denominado habitualmente como los novísimos. Algunos de ellos son Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, Guillermo Carnero o Antonio Colinas. Algunos de los rasgos de su poesía son:
- Recuperación de las vanguardias y de su actitud provocadora, sin renegar de la tradición previa.
- Carácter culturalista de su poesía, que se sirve de la sólida formación intelectual de estos autores.
- Gusto por los ambientes refinados y decadentes.
- Extraordinaria tensión en los aspectos formales y lingüísticos del poema, que lleva a veces a la experimentación vanguardista o al barroquismo expresivo.
Años 80 y 90: Poesía de la Experiencia y Minimalismo
Los poetas de esta última década han elegido la sobriedad expresiva, el narrativismo y el tono coloquial para sus composiciones. Es la actual apoteosis de la poesía de la experiencia, ya propiciada anteriormente por autores como Ángel Muñoz Rodríguez. Minimalismo y conceptualismo son tendencias cultivadas por muchos poetas en los últimos años, a menudo reunidas en una sola, también llamada poesía del silencio. Inspirados en la poesía pura y con J. A. Valente como uno de sus maestros, estos autores rechazan todo exceso verbal y buscan la esencia conceptual en poemas breves y densos. La poesía en redes sociales está ganando popularidad en los años actuales con autores como Irene X o Elvira Sastre.
La Novela Española: De la Censura a la Diversidad Temática
El fin de la censura sirvió para clasificar el panorama de la novela española. Se publican en España obras prohibidas y editadas, textos inéditos, se recupera la narrativa de los exiliados y se traducen obras extranjeras prohibidas. Los primeros años de la Transición traen un auge de la novela política, pero enseguida empiezan a diversificarse los temas. Comienza una nueva etapa con hechos relevantes como el ambiente de libertad, la desaparición de la censura y el acercamiento a Europa. A partir de 1975 se produce una reflexión serena sobre el arte de la novela y se deja de lado el experimentalismo puro. Los lectores han crecido en número y los novelistas se han propuesto contar historias con una finalidad específicamente literaria. Surgieron nuevos subgéneros: novelas policíacas, novela negra, de intriga, de ciencia ficción, de aventuras, de espionaje… Los mejores novelistas de estos años se han ido inclinando por el neorrealismo. A este panorama tan variado contribuye la coexistencia de las distintas promociones anteriormente citadas: la del 36, la del 68 y los novelistas de los 80. Existe una variedad enorme de temas y una calidad bastante elevada. Cada vez es más difícil clasificar el panorama y establecer tendencias unificadoras. Se agrupan los autores y obras en las principales tendencias reconocidas por la crítica:
- Novela histórica: fabulación imaginaria del pasado, proyección del pasado sobre el presente, aprovechamiento de la historia para indagaciones intelectuales y ejercicios de estilo. La verdad del caso Savolta de Eduardo Mendoza y Soldados de Salamina de Javier Cercas son ejemplos destacados.
- Metanovela: la narración se convierte en el centro de atención del relato.
- Novelas líricas: aspiran a ser un texto creativo acercándose al poema lírico.
- Novela generacional: se hace una revisión crítica de la historia de España.
- Novelas de intriga: potencian la intriga con esquemas policíacos y procedimientos de la novela negra, como El nombre de la rosa de Umberto Eco.
Como autores destacan Antonio Muñoz Molina, que combina la intriga, la posguerra y la España democrática; Javier Marías, con una prosa anglófila y temas como la muerte, la culpa y la duda; Arturo Pérez Reverte, con novelas históricas; y Rosa Montero, con obras que exploran el desamor y el futuro.