Evolución de la Poesía y el Teatro en España: Posguerra, Transición y Actualidad

La Poesía en la Posguerra

Durante la década de los 40, los poetas del 27, excepto Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y Dámaso Alonso, permanecieron en el exilio. Entre los nuevos poetas que publican en España encontramos diversas tendencias:

Poesía Existencial

Con temas como la soledad o la angustia, reflejan el desasosiego de la guerra y la posguerra. El amor o el sentimiento religioso sirven de refugio a numerosos poetas, como es el caso de Luis Rosales, que publica en 1949 La casa encendida, uno de los libros más importantes de esta tendencia. Otros poetas expresan su angustia existencial con un tono de protesta hacia un dios que permite que el absurdo, la miseria y el miedo se hayan adueñado de la vida cotidiana. Este es el caso de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y de Ángel fieramente humano de Blas de Otero.

Postismo y Grupo Cántico

En 1945, frente a la poesía existencial, aparece el postismo, un movimiento vanguardista fundado por Carlos Edmundo de Ory que reivindica la rebeldía, el juego y la libertad creadora, y que se autodefine como «surrealismo ibérico». También el grupo Cántico, al que pertenece Pablo García Baena, se aleja de la corriente existencial y continúa la línea intimista de los poetas del 27, con una poesía caracterizada por la búsqueda del equilibrio y la perfección estética.

La Poesía en la Década de 1950: Poesía Social

A mitad de la década de 1950 comienza el movimiento conocido como poesía social. Los problemas existenciales del individuo dejan paso a la expresión de la protesta política. El poeta ya no habla de sí mismo, sino que expresa la angustia colectiva con un lenguaje sencillo y directo, con el deseo de que su mensaje llegue a un público más amplio y contribuya así a la transformación ideológica de sus lectores. Una obra de Blas de Otero, Pido la paz y la palabra, y otra de Gabriel Celaya, Cantos iberos, ambas de 1955, son representativas de esta tendencia, en la que se incluyen José Agustín Goytisolo y José Hierro. Vicente Aleixandre, poeta del 27, sale de su aislamiento y se incorpora a la poesía social con Historia del corazón. Desde entonces ejerce el papel de maestro para las nuevas generaciones de poetas españoles.

La Poesía en la Década de 1960

En los años 60, una nueva generación de poetas se convierte en protagonista de una síntesis entre la poesía existencial y la poesía social. Estos siguen comprometidos con la realidad social, pero su postura es más ética que política. Realizan además una renovación del lenguaje poético, al que consideran como un fin en sí mismo, no solo como un medio de transmisión de un mensaje ideológico, tal como ocurría en la poesía social. A esta generación pertenecen Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, José Manuel Caballero Bonald, Ángel González y José Ángel Valente.

La Poesía de los Novísimos

En el año 1970 se publica la antología Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet, que da a conocer a poetas jóvenes nacidos después de 1939, entre los que sobresalen Pere Gimferrer y Leopoldo María Panero. En la obra de los novísimos poetas aparecen alusiones al cine, al cómic y a otras realidades ajenas a la poesía hasta ese momento.

Otras Tendencias Poéticas

  • Culturalismo: Incluye temas tomados del mundo clásico, de la literatura y el arte. Destacan Antonio Colinas y Guillermo Carnero.
  • Poesía experimental: Incorpora la imagen como material poético y reivindica la libertad creadora del poeta. En esta tendencia se incluyen José Miguel Ullán y Joan Brossa.

La Poesía a partir de 1975

Con la llegada de la democracia, el horizonte poético se bifurca y aparecen dos tendencias opuestas:

  • Poesía como medio de comunicación con el lector: Sigue el camino iniciado por Ángel González, aunque ya sin el sentido social y solidario. Ahora es la anécdota individual la que se cuenta, con una estructura narrativa y en un lenguaje sencillo. Esta tendencia se conoce como poesía de la experiencia y tiene como antecedente a Eloy Sánchez Rosillo. Luis García Montero es su representante más conocido.
  • Poesía como forma de conocer el misterio: Frente a la lógica y al pensamiento racional. Es una poesía antirrealista que valora la libertad creadora de las vanguardias y en la que el lenguaje se convierte en protagonista, como testigo y expresión de lo invisible. Los sentimientos se expresan con pudor, sin que los poemas cuenten la biografía del poeta. José Ángel Valente, Antonio Gamoneda y Andrés Sánchez Robayna son sus principales representantes. La antología Las ínsulas extrañas, seleccionada entre otros por José Ángel Valente, incluye a muchos poetas de esta tendencia, españoles e hispanoamericanos. También se incluye en ella a poetas de mayor edad cuya obra había pasado inadvertida durante el franquismo, como Francisco Pino o Eduardo Cirlot.

Ajenas generalmente a estas tendencias, llama la atención la cantidad y calidad de las poetas femeninas en el último tercio del siglo XX. María Victoria Atencia, Clara Janés y Ana Rossetti son algunas de las poetas más reconocidas, y la antología Ellas tienen la palabra recoge una muestra de más de cuarenta mujeres poetas en la actualidad.

El Teatro en las Décadas de 1950 y 1960

El teatro es el género literario que, por su carácter de espectáculo de masas, fue más vigilado por la censura durante el franquismo. Por ello, no se representaron hasta la década de 1950 obras con un contenido crítico, excepto aquellas escritas en clave humorística. Como ocurrió con la poesía, las circunstancias políticas marcaron la evolución del género dramático. En esta época conviven tres tipos de teatro:

Teatro Existencial

Minoritario, está protagonizado por personajes atormentados por la angustia, la incomunicación y la soledad. En 1949, Antonio Buero Vallejo inicia esta tendencia con el estreno de Historia de una escalera. Alfonso Sastre expresa problemas similares en Escuadra hacia la muerte, que se estrenó en 1953.

Teatro Cómico

También ofrece una visión desilusionada de la vida, con personajes que se ven obligados a rendirse ante la presión de las convenciones sociales. Pero estas comedias, de un humor delirante, hacen reír a un público ávido de diversión y deseoso de olvidar las dificultades de la vida cotidiana. Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura son los autores más importantes.

Teatro de Crítica Social

A mediados de la década de 1950 aparece el teatro de crítica social. Este tipo de teatro muestra las injusticias y sus protagonistas denuncian la falta de libertad. Un nuevo público, compuesto por estudiantes e intelectuales, asiste a estas representaciones. Para sortear la censura, sus autores sitúan muchas veces las obras en otras épocas de la historia de España y denuncian así el presente por medio del pasado. Entre los autores más destacados hay que señalar los siguientes:

  • Alfonso Sastre, que estrena Muerte en el barrio en 1955.
  • Lauro Olmo, cuya obra más representativa es La camisa, de 1962.
  • Antonio Buero Vallejo, que escribe dramas históricos como Un soñador para un pueblo o Las meninas.

El Teatro en la Década de 1970: Teatro Experimental

En los años 70 surge el teatro experimental, de carácter innovador, acorde con las tendencias de dramaturgos y compañías extranjeras. El teatro experimental continúa transmitiendo un mensaje de crítica social, pero pretende transformar también las convenciones escénicas, propicia la participación del público y presta atención no solo al texto dramático, sino también a la expresión corporal de los actores, a la música y a la luz, pues concibe el teatro como un espectáculo total. Los grupos de teatro independiente Els Joglars, Tábano y Los Goliardos representan estas obras, que no tienen cabida en la programación de los teatros comerciales. Los autores más importantes de este tipo de teatro innovador son Luis Riaza, José Sanchis Sinisterra, Fernando Arrabal y Francisco Nieva. Nieva llamó teatro furioso a sus obras de teatro experimental, que tienen grandes semejanzas con los esperpentos de Valle-Inclán. Buero Vallejo también incorpora aspectos del teatro experimental en El tragaluz, obra en la que aparece un escenario múltiple, y en otras obras protagonizadas por personajes simbólicos, como El sueño de la razón, en donde los espectadores oyen las voces interiores que Goya, ya sordo, escucha dentro de él.

El Teatro en la Actualidad

La llegada de la democracia eliminó la censura del teatro, pero este tiene que enfrentarse a dos nuevos adversarios: el cine, que lo sobrepasa con creces en popularidad, y los intereses comerciales, que son contrarios al experimentalismo, más difícil de aceptar por el público que las obras convencionales. Grupos como La Fura dels Baus vuelven a sorprender al público en representaciones que muchas veces se realizan fuera de los edificios destinados al teatro. En los últimos años ha aparecido nuevamente una tendencia realista cuyos representantes escriben obras de teatro conservadoras en el plano formal. Fernando Fernán Gómez recrea sus recuerdos de la Guerra Civil en Las bicicletas son para el verano. José Luis Alonso de Santos es otro de los autores de esta tendencia, con obras como Bajarse al moro o La estanquera de Vallecas, basada esta última en un hecho real.

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