Contexto Histórico y Literario: Finales del Siglo XIX y Principios del XX
El periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX se considera una época turbulenta en varios sentidos.
En España, se caracteriza por una marcada inestabilidad política que culmina en 1939 con el fin de la Guerra Civil. Hasta ese año, tendrán lugar acontecimientos trascendentales como el breve reinado de Amadeo de Saboya, la proclamación de la Primera República, la Restauración borbónica, el Desastre del 98, la dictadura de Primo de Rivera, el advenimiento de la Segunda República y el estallido de la Guerra Civil.
En el ámbito europeo, la situación es similar: en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial y en 1917 tiene lugar la Revolución Rusa.
Durante este periodo, se producen grandes movimientos migratorios del campo español a la ciudad, lo que provoca un aumento del proletariado urbano y el desarrollo de los grandes sindicatos obreros. La burguesía adquiere mayor poder y se desencadenan conflictos entre las clases sociales.
Los intelectuales y los artistas viven este momento como una crisis profunda y buscan darle respuesta desde diferentes perspectivas. En España, se plantean cómo solucionar los problemas existentes, surgiendo principalmente tres posturas:
- Los modernistas.
- Los integrantes de la Generación del 98.
- Los seguidores del krausismo y los regeneracionistas.
La Renovación Poética: Modernismo y Generación del 98
El Modernismo
Los autores del Modernismo realizan una profunda renovación literaria que abarca varios aspectos:
- Renovación temática: Destacan la angustia romántica, el amor y el erotismo (a veces cercano a lo sensual), el exotismo (evasión en el tiempo y el espacio), el cosmopolitismo, la utilización del símbolo y el mito, lo indígena y lo oculto o religioso.
- Renovación de la lengua poética: Se busca la belleza formal a través del colorido (uso de sinestesias), los efectos sonoros de las palabras (aliteraciones, musicalidad) y se recurre a un vocabulario insólito que alude a realidades exquisitas y extrañas.
- Renovación métrica: Se experimenta con nuevas formas y se recuperan otras olvidadas. Los versos más utilizados son el alejandrino, el eneasílabo, el dodecasílabo, el endecasílabo y el octosílabo. La estrofa preferida es el soneto, y en la rima se alternan la consonante y la asonante.
El Modernismo tuvo su origen en Hispanoamérica. Rubén Darío fue quien dio carácter específico al movimiento con tres poemarios fundamentales: Azul…, Prosas Profanas y Cantos de vida y esperanza.
Existen dos vertientes principales dentro del movimiento:
- Una más estetizante y preciosista, centrada en la forma y la evasión.
- Otra más intimista y reflexiva, preocupada por aspectos íntimos y existenciales.
Esta última será la que triunfe principalmente en España, gracias a autores como Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán y los hermanos Antonio y Manuel Machado.
El Grupo del 98
Las obras de los escritores que conforman este grupo, conocido como la Generación del 98, giran en torno a dos problemas básicos:
- El tema de España: Adoptan una postura crítica ante la situación del país (atraso, decadencia). Son conscientes de que viven en un país anquilosado, pero creen que España saldrá de esta situación cuando sus ciudadanos tomen conciencia intelectual de ello. Buscan la esencia de lo español en el paisaje castellano y en la historia (la intrahistoria).
- Las preocupaciones existenciales: Reflexionan sobre el sentido de la vida, el destino del hombre, la angustia vital y las creencias religiosas (o la falta de ellas).
Los integrantes de esta generación pusieron su literatura al servicio de sus preocupaciones, lo cual queda patente especialmente en sus novelas y ensayos. Se detecta una influencia importante de filósofos irracionalistas como Friedrich Nietzsche y Arthur Schopenhauer.
Destacan autores como Ramiro de Maeztu, Pío Baroja, José Martínez Ruiz «Azorín», Miguel de Unamuno, Antonio Machado y Valle-Inclán (quien también se adscribe al Modernismo).
La Continuidad Renovadora: Vanguardias y Generación del 27
Las Vanguardias en España
A principios del siglo XX, se desarrollan en Europa una serie de movimientos artísticos rupturistas conocidos como Vanguardias: futurismo, cubismo, dadaísmo, surrealismo, etc. En España, surgen también movimientos propios como el ultraísmo y el creacionismo. Todos ellos persiguen un arte nuevo que se aleje de la imitación de la realidad y explore nuevas formas de expresión.
Los movimientos que más influencia tendrán en los poetas de la Generación del 27 serán:
- El Futurismo: Su exaltación de la civilización mecánica, la velocidad y la técnica aparecerá en poetas como Pedro Salinas, quien dedicará un poema a la máquina de escribir (Underwood girls), y en Rafael Alberti.
- El Creacionismo: Propugnaba la creación de realidades nuevas en el poema, independientes del mundo exterior. Su principal representante en España será Gerardo Diego (Manual de espumas).
- El Surrealismo: Será la vanguardia de mayor influencia. Este movimiento buscaba liberar el poder creador del subconsciente humano. Con el fin de registrar los estados oníricos y las asociaciones libres, recurrieron a técnicas como la escritura automática. En España, destaca la influencia surrealista en Federico García Lorca (Poeta en Nueva York), Rafael Alberti (Sobre los ángeles) y Vicente Aleixandre.
Cabe destacar también la importancia de Ramón Gómez de la Serna, introductor de las vanguardias en España y creador de la greguería, definida por él como «humorismo + metáfora».
La Generación del 27
En los años 20 surge una generación de poetas de excepcional calidad, conocida como la Generación del 27.
La fecha de 1927 hace referencia a acontecimientos significativos como el homenaje conjunto que rindieron a Luis de Góngora en el tercer centenario de su muerte, o la publicación en ese año de libros clave como Romancero Gitano de Lorca o Perfil del aire de Cernuda.
Entre los poetas más destacados encontramos a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
Hay que citar a Juan Ramón Jiménez y a José Ortega y Gasset como dos figuras que ejercieron un magisterio sobre estos poetas: el primero en el plano poético (búsqueda de la «poesía pura») y el segundo en el ideológico y estético (concepto de «deshumanización del arte»).
Se pueden distinguir tres etapas en la evolución del grupo:
- Hasta 1927 aproximadamente: Se deja sentir el influjo de las primeras vanguardias (ultraísmo, creacionismo) y la admiración por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez. Predomina un tono más esteticista y formal.
- De 1927 hasta la Guerra Civil (1936): Se inicia un proceso de rehumanización. La influencia del Surrealismo es notable. La poesía se carga de inquietudes humanas, sociales y existenciales, sin abandonar la exigencia estética.
- Después de la Guerra Civil: La guerra trunca la trayectoria del grupo. Lorca es asesinado en 1936. La mayoría de los poetas parten al exilio (Salinas, Guillén, Alberti, Cernuda, Prados, Altolaguirre), mientras que otros permanecen en España (Aleixandre, Alonso, Diego). El grupo se dispersa física e ideológicamente.
Lo más destacado de este grupo es su capacidad para sintetizar tradición y vanguardia, así como lo culto y lo popular. Su amor por los clásicos (Garcilaso, Lope, Quevedo, y especialmente Góngora) era inmenso, lo que no les impidió acercarse con entusiasmo a los movimientos de vanguardia europeos. Los temas de sus obras abarcaron los grandes asuntos del ser humano: el amor, la muerte, el destino, la naturaleza, las inquietudes sociales y existenciales.
La Poesía de la Posguerra: Años 40
La Guerra Civil (1936-1939) supuso una ruptura traumática en todos los órdenes de la vida española y, por supuesto, también en la poesía. La llamada Generación del 36 (poetas que empiezan a publicar en torno a esa fecha) nace escindida en grupos opuestos marcados por la contienda y sus consecuencias.
Poesía Arraigada
Formada por poetas afines al nuevo régimen (como Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, entre otros). Comparten a menudo un sentimiento religioso y una visión ordenada y serena del mundo, buscando a veces olvidar la guerra recién acabada. Escriben sobre temas como Dios, la naturaleza idealizada, el amor tranquilo o la familia. Formalmente, suelen preferir estrofas clásicas como el soneto. Publican sus poemas en revistas como Escorial y Garcilaso.
Poesía Desarraigada
En 1944, la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre marca el surgimiento de un movimiento opuesto al anterior. Los autores de este grupo (como Blas de Otero en sus inicios, Victoriano Crémer, Eugenio de Nora) no se conforman con el mundo que les rodea y expresan su angustia existencial, su desarraigo y su protesta ante la dura realidad de la posguerra. Su poesía es a menudo desgarrada, directa y comprometida, en la que lo importante es el contenido y la expresión del sufrimiento humano. Utilizan un lenguaje más prosaico y el verso libre.
Poesía del Destierro
A causa de la Guerra Civil, un gran número de autores españoles se vieron obligados a exiliarse. La mayoría siguió escribiendo allí donde se encontraban (principalmente en América). En el exilio, podían expresar con mayor libertad sus ideas y denunciar la situación política española. La nostalgia de España, la reflexión sobre la guerra y la condición humana son temas recurrentes. Destacan figuras de la Generación del 27 como Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, y otros poetas como León Felipe o Juan Gil-Albert.
La Poesía Social: Años 50
En la década de los 50, se desarrolla una corriente poética claramente enfocada en los problemas sociales y humanos, la injusticia y la miseria. Es una poesía rehumanizada que se concibe como un instrumento de denuncia y compromiso social, buscando la solidaridad y la transformación de la realidad. El lenguaje se hace deliberadamente sencillo y directo para poder ser entendido por la «inmensa mayoría» (como diría Blas de Otero), ya que lo importante es el mensaje y el contenido. Esta poesía está influida por la ética de Antonio Machado y por la poesía desarraigada de la década anterior.
Autores clave de esta tendencia son Blas de Otero (Pido la paz y la palabra, Ancia), Gabriel Celaya y José Hierro (aunque este último con matices más personales).
- Gabriel Celaya: Mantuvo contactos con los autores del 27, con quienes entró en contacto con el Surrealismo. Antes de la Guerra Civil publicó Marea de silencio. Tras la contienda, su poesía se vuelca en la preocupación social y publica obras emblemáticas como Las cosas como son y Cantos Íberos, donde afirma que «la poesía es un arma cargada de futuro».
La Renovación Poética de los Años 60
Hacia finales de los años 50 y durante los 60, se percibe un cierto agotamiento de la poesía social más directa. Sin abandonar del todo la preocupación por lo humano y lo social, los poetas de esta época comienzan a prestar mayor atención a la forma y al lenguaje poético. La experiencia personal, la reflexión sobre el paso del tiempo, el amor y la vida cotidiana ganan protagonismo.
Los autores ya no se ciñen exclusivamente a temas sociales explícitos, sino que incluyen temas humanos de toda índole, tratados con un lenguaje más elaborado, a menudo irónico o escéptico. Se valora la comunicación íntima con el lector.
Pertenecen a esta promoción, conocida como la Generación del 50 o del 60, poetas como Ángel González, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, Francisco Brines y José Agustín Goytisolo.
- Ángel González: Es uno de los mejores representantes de esta transición. Aunque con raíces en lo social, su obra evoluciona hacia una poesía más personal e irónica. Su tema predominante es a menudo el amor y el paso del tiempo. En 1961 publica Sin esperanza, con convencimiento, donde parte de sus recuerdos de la guerra y la posguerra. Palabra sobre palabra (título bajo el que reunió su obra) muestra su evolución hacia una lírica más depurada y reflexiva. Recibió el Premio Príncipe de Asturias y fue miembro de la Real Academia Española (RAE).
Tendencias Poéticas en los Años 70: Los Novísimos
En 1970, la publicación de la antología Nueve novísimos poetas españoles por José María Castellet marca un punto de inflexión. Los autores incluidos (y otros de su entorno) reaccionan contra el realismo y el compromiso social explícito de las décadas anteriores.
Los autores de esta promoción, conocidos como los Novísimos, van olvidando los temas sociales directos y fijan su mirada en referentes culturales muy diversos: la cultura de masas (cine, cómic, música pop), el exotismo, el esteticismo y la propia tradición literaria (especialmente autores del 27 como Lorca o Cernuda, y vanguardias como el Surrealismo). Huyen del realismo y cultivan una poesía más elaborada formalmente, a veces hermética o irónica. Tratan temas como el culturalismo, el metalenguaje, el amor, el escepticismo y la reflexión sobre la propia escritura.
Entre los Novísimos destacan Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero, Ana María Moix y Manuel Vázquez Montalbán.
- Manuel Vázquez Montalbán: Poeta, novelista, ensayista y periodista polifacético. Desde la publicación de Una educación sentimental hasta Praga, no deja de evolucionar en cuanto a temas, influencias y formas poéticas, incorporando elementos culturales y una mirada crítica e irónica sobre la sociedad. Algunas de sus obras poéticas más importantes son Coplas a la muerte de mi tía Daniela y A la sombra de las muchachas sin flor.
La Poesía Española desde los Años 80 hasta la Actualidad
A partir de los años 80 y hasta la actualidad, no se aprecia una única tendencia predominante, sino una gran diversidad de líneas poéticas. Las características generales de la poesía de esta época son bastante variadas:
- Dispersión geográfica y estética: Los autores ya no se agrupan en torno a centros definidos (como los modernistas en París o la Generación del 27 en la Residencia de Estudiantes de Madrid) ni siguen una única corriente estética dominante.
- Proliferación de publicaciones y premios: Hay un gran número de concursos poéticos y editoriales dedicadas a la poesía, lo que propicia que el número de autores y de publicaciones sea muy alto.
- Convivencia de tendencias: Se detecta un respeto por la tradición literaria y un cierto continuismo de algunas tendencias anteriores (poesía de la experiencia, neosurrealismo, clasicismo formal) junto a nuevas exploraciones.
- Pluralismo poético: Coexisten la «poesía de la experiencia» (centrada en lo cotidiano, lo autobiográfico, con lenguaje coloquial), la poesía neoclásica o de rigor formal, la poesía minimalista, la metapoesía, la poesía visual, etc.
- Temática urbana y cotidiana: Gran parte de los poemas suelen ser narrativos o conversacionales, a menudo situados en ambientes urbanos y reflejando la vida contemporánea.
- Recursos frecuentes: Destacan el autobiografismo, el humor, la ironía y la intertextualidad.
Es difícil destacar autores individuales en un panorama tan amplio, pero algunos nombres relevantes surgidos a partir de esta época son Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Benjamín Prado, Aurora Luque, Blanca Andreu, Eloy Sánchez Rosillo, entre muchísimos otros.
- Antonio Gala: Aunque perteneciente a una generación anterior (más cercano a la del 50 o 60), es uno de los autores más conocidos y leídos de nuestra literatura actual, con gran éxito popular. Ha cultivado poesía, novela y teatro. Colabora habitualmente en prensa. El tema habitual de su poesía es el amor en todas sus vertientes: ilusionado, desengañado, juvenil, maduro… Destacan poemarios como Enemigo íntimo, Poemas cordobeses y Poemas de amor.