La Poesía Española: Del Modernismo a la Posguerra, un Recorrido por las Vanguardias y la Generación del 27
A finales del siglo XIX, la poesía lírica española se debatía entre un Romanticismo ya agotado y el Realismo de Campoamor. Mientras tanto, en Francia, el Simbolismo, heredero del Romanticismo e impulsor de la poesía moderna, marcaba un nuevo rumbo, influenciado por el impresionismo pictórico. Este movimiento llegaría a España en 1888 de la mano del nicaragüense Rubén Darío, dando origen al Modernismo.
Modernismo y Generación del 98: Dos Caras de una Misma Moneda
El Modernismo en España no fue un movimiento uniforme. La crisis sociohistórica de la época, conocida como la «crisis del 98», propició una ramificación literaria nacional: la Generación del 98. Aunque ambos movimientos compartieron inicios, sus integrantes desarrollaron estilos poéticos propios y trayectorias individuales diferenciadas.
Las Vanguardias y la Poesía Pura: La «Deshumanización del Arte»
Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), surgieron nuevas corrientes poéticas que buscaban alejarse del sentimentalismo y la subjetividad del Simbolismo y el Modernismo. Este proceso, conocido como la «deshumanización del arte», fue impulsado por la Generación del 14 y algunos jóvenes de la Generación del 27. Dos caminos convergieron: las Vanguardias y la Poesía Pura.
La Generación del 27: Fusión de Tradición y Vanguardia
Los poetas del 27, influenciados por las Vanguardias, la «poesía pura» y el posromanticismo de Bécquer, se inspiraron también en el Siglo de Oro español. Juan Ramón Jiménez fue su maestro inicial, y la Residencia de Estudiantes, su punto de encuentro. Sin embargo, pronto se independizaron y, con el homenaje a Góngora en 1927, marcaron distancia con Jiménez. La poesía del 27 significó el inicio de la poesía contemporánea española, logrando una fusión entre tradición y vanguardia. Inicialmente, combinaron el Ultraísmo y la poesía pura. Más tarde, con el homenaje a Góngora, optaron por una poesía más elaborada, influenciada por la vanguardia.
La «Rehumanización del Arte»: Surrealismo y Poesía Impura
Las convulsiones sociales posteriores a la crisis de 1929 llevaron a una «rehumanización del arte», que en la Vanguardia se manifestó a través del Surrealismo. La poesía surrealista rechazó la «poesía pura» y abrazó la «poesía impura», reflejo de la realidad humana, con sus emociones y vivencias. La llegada de la Segunda República y la Guerra Civil española en los años treinta impulsó esta «poesía impura», marcada por el compromiso social y político. Muchos poetas del 27 se exiliaron debido a este compromiso.
Miguel Hernández: Un Puente entre Generaciones
Miguel Hernández (1910-1942), aunque cronológicamente perteneciente a la Generación del 36, sintetiza en su obra la evolución poética del 27. Influenciado por los clásicos del Siglo de Oro y los poetas del 27, su poesía fusiona tradición y vanguardia. Esta fusión se manifiesta en:
- La tradición literaria:
- Los clásicos del Siglo de Oro y los poetas barrocos.
- La poesía de Bécquer.
- El neopopularismo.
- El magisterio de la generación anterior:
- La poesía simbolista-modernista de Rubén Darío.
- La poética de Juan Ramón Jiménez.
- Las vanguardias literarias:
- La «deshumanización del arte» y la búsqueda de una «poesía pura».
- El Surrealismo y la «rehumanización del arte», con su «poesía impura».
- La influencia de Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías.
La Evolución Poética de Miguel Hernández
La obra de Miguel Hernández refleja una magistral simbiosis entre tradición y vanguardia, mostrando una gran permeabilidad a las influencias y una originalidad notable. Su evolución poética se puede resumir en las siguientes etapas:
- Perito en lunas (1933): Influenciado por Góngora, el simbolismo y el ultraísmo, este poemario se caracteriza por el uso de la octava real, el hermetismo y la imaginería compleja.
- El rayo que no cesa (1936): Marcado por una crisis personal y amorosa, este poemario refleja la influencia del Surrealismo y la «poesía impura». Hernández utiliza la métrica clásica (soneto quevedesco) y la estructura del «cancionero» del amor cortés, expresando el dolor y el desgarro amoroso.
- Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939): Durante la Guerra Civil, Hernández se convierte en un «poeta soldado», y su poesía se vuelve comprometida, reflejando la lucha y la solidaridad con el pueblo.
- Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941): Escrito en la cárcel, este poemario es un canto íntimo y desnudo, un testimonio de la vida «herida» por la guerra y la pérdida.
En resumen, la poesía de Miguel Hernández, marcada por su fusión de tradición y vanguardia, representa un puente entre la Generación del 27 y las generaciones posteriores, consolidándose como una de las voces más originales y conmovedoras de la literatura española del siglo XX.