Evolución de la Novela Española: Del Exilio a la Experimentación (1940-1975)

La Novela Española de Posguerra: Evolución y Tendencias (1940-1975)

1. La Novela del Exilio

La conforman los autores que tuvieron que abandonar España al terminar la Guerra Civil y continuaron su labor literaria en otros países. En sus obras hablaron de la experiencia de la guerra y la nostalgia de la patria. Los autores más destacables fueron: Francisco Ayala, Max Aub, Rosa Chacel y Ramón J. Sender.

Entre las obras de Ramón J. Sender, destacan Crónica del alba y Réquiem por un campesino español. Esta última describe las tensiones sociales que ocasionó la Guerra Civil, contempladas desde el punto de vista de los vencidos.

2. La Novela en los Años Cuarenta

Etapa de desorientación. Se editan novelas de algunos miembros del Grupo del 98, de autores próximos al régimen franquista y de narradores que cultivan una estética realista. Las tendencias más destacables son:

  • Novela nacionalista: Es la novela de los vencedores que plasmó, sobre todo, la visión ideológica de los falangistas y la reivindicación de ciertos valores que se consideraban fundamentales. Obras de esta tendencia son La fiel infantería (1943), de Rafael García Serrano; Camisa Azul (1939), de Felipe Ximénez de Sandoval; o Javier Mariño (1943), de Gonzalo Torrente Ballester.
  • Novela fantástica y humorística: La fantasía, el humor y la creación de mundos imaginarios constituyeron recursos para rechazar una realidad que resultaba demasiado terrible. Autor: Wenceslao Fernández Flórez con obras como El bosque animado (1944).
  • Novela realista tradicional: Novelas destacadas de la posguerra en las que la vida de la burguesía, sus valores y comportamientos constituyen el tema fundamental. Sus autores son: Juan Antonio de Zunzunegui, ¡Ay… estos hijos!, e Ignacio Agustí, La ceniza fue árbol.
  • Novela existencial o tremendista: Describe la realidad destacando el malestar y la angustia vital de la sociedad y de los individuos. Destacaron: Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte, y Carmen Laforet, Nada.

3. La Novela Social de los Años Cincuenta

Características:

  1. Las novelas reflejan la realidad española y sirven como instrumento de denuncia de las injusticias sociales.
  2. Presentan ambientes centrados en: el mundo de la ciudad, la vida del campo, la vida frívola de la burguesía, el mundo obrero (la dureza del trabajo, las malas condiciones laborales, las pésimas retribuciones, etc.).
  3. El tratamiento formal se caracteriza por: el objetivismo (se excluye el punto de vista del autor); el predominio del diálogo; un protagonista colectivo, que representa al grupo social al que pertenece; un desarrollo breve de la acción y en reducidos espacios; un lenguaje poco elaborado, con frases cortas y léxico sencillo.

Las tendencias más destacables son:

  • El realismo crítico: denuncia los problemas sociales y políticos: los problemas del mundo rural, del mundo obrero urbano, la marginación, la burguesía ociosa de las ciudades, etc. Las primeras novelas sociales fueron: La colmena (1951), de Camilo José Cela, y La noria, de Luis Romero, premio Nadal en 1951 por esta novela. Otros autores destacados son: Armando López Salinas, La mina (1960); José Manuel Caballero Bonald, Dos días de septiembre (1962); Alfonso Grosso, La zanja (1961); Juan García Hortelano, Nuevas amistades (1958) y Tormenta de verano (1961); Jesús López Pacheco, Central eléctrica (1958), considerada una de las mejores novelas del realismo crítico; Juan Goytisolo, Juegos de manos (1954) y Duelo en el paraíso (1955); Juan Marsé, Encerrados con un solo juguete (1960); Luis Goytisolo, Las afueras (1958).
  • El realismo objetivista o conductista: Esta tendencia muestra otro aspecto del mundo real a través de temas como la soledad, la frustración o la decepción. Los autores son: Ignacio Aldecoa, El fulgor y la sangre (1954) y Con el viento solano (1956); Carmen Martín Gaite, Entre visillos (1958); Ana María Matute, Pequeño teatro (1954); Jesús Fernández Santos, Los bravos (1954) y Cabeza rapada (1958); Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama (1956).

4. La Novela Experimental (Años 60-1975)

La novela experimental nace debido al cansancio de la novela del realismo social e influenciada por la novela experimental europea de autores como Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka y por la novela hispanoamericana de autores como Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Es una novela formalista y opaca, de difícil lectura y minoritaria. La renovación de las formas narrativas afecta a diversos aspectos.

Las características más destacables son:

  • El argumento: la historia que se cuenta pierde importancia y la acción es mínima.
  • El punto de vista narrativo: el narrador cuenta la historia desde diferentes puntos de vista y desde distintas personas gramaticales (1ª persona, 3ª, e incluso 2ª). A esta técnica se la conoce como perspectivismo.
  • Los personajes: se reducen y el protagonista cobra mucho interés. Se emplean para caracterizar a los personajes el monólogo interior (que refleja cómo se produce el pensamiento, sin tratar de darle forma de discurso verbal) y el estilo indirecto libre.
  • El tiempo: la historia no se narra linealmente, sino que hay saltos en el tiempo, flashback, prolepsis, etc.
  • El espacio: se vuelve impreciso.
  • La estructura externa: se pasa de los capítulos a las secuencias. Con respecto a la estructura interna se utiliza la técnica caleidoscópica, que consiste en contar varias historias a la vez.
  • La técnica narrativa: se quita protagonismo al argumento. A veces, la historia principal se ve interrumpida por digresiones, o se mezclan tonos e historias muy variados.
  • El estilo busca innovaciones a través de: alterar la sintaxis (las frases pueden ser excesivamente largas o muy breves), la invención de palabras, la supresión de los signos de puntuación o el uso arbitrario de la tipografía (distintos tipos de letra, espacios en blanco, etc.).

En la renovación de las técnicas narrativas coincidieron diversos grupos generacionales. Los autores y sus obras principales son:

  • Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, abre esta nueva tendencia.
  • En 1966 aparecieron tres novelas que alcanzaron gran resonancia y que suponían la asimilación del experimentalismo: Señas de identidad, de Juan Goytisolo; Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé; y Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.
  • Entre los novelistas de la generación de los 40: Delibes, Cinco horas con Mario, y Cela, San Camilo 1936; y también destaca la obra de Torrente Ballester, La saga/fuga de JB.
  • Entre los novelistas de la década de los cincuenta —la generación del medio siglo—, destaca Juan Goytisolo con Señas de identidad.
  • En la década de los sesenta: Juan Benet, Volverás a Región y Un viaje de invierno, y Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa, La oscura historia de la prima Montse y Si te dicen que caí, se dieron a conocer con excelentes obras renovadoras.
  • Década de los setenta: La mayoría de narradores realistas de los años cincuenta evolucionaron hacia formas experimentales. Juan Goytisolo, Benet y Marsé lo hicieron en la década de 1960; otros muchos se incorporaron a las nuevas formas narrativas en los años setenta, como, por ejemplo, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Jesús Fernández Santos, José Manuel Caballero Bonald y Juan García Hortelano. Junto a ellos, comienzan a destacar en esta época otros narradores; en especial, Luis Goytisolo (La cólera de Aquiles y Teoría del conocimiento) y Francisco Umbral (Mortal y rosa y Trilogía de Madrid).

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