1. El ‘Boom’ de la Nueva Novela Hispanoamericana
Hasta los años cuarenta, dominaba una narrativa realista basada en la tierra americana. Sin embargo, a partir de esta década, se produce una intensa renovación narrativa que supera el patrón realista. Los escritores innovan, lo que exige una lectura más receptiva, crítica y activa por parte del lector. Se pueden distinguir tres generaciones sucesivas:
- Primera generación (entre los años cuarenta y sesenta): Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez.
- Segunda generación (el llamado ‘boom’ de los sesenta): Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez.
- Tercera generación (desde la década de los setenta hasta nuestros días): Carlos Fuentes, Manuel Puig, Luis Sepúlveda.
2. El Realismo Mágico y la Crítica Sociopolítica: La Novela Hispanoamericana de la Primera Generación de Escritores (1940-1960)
En 1948, Alejo Carpentier publicó un importante artículo titulado «Sobre lo real maravilloso americano», donde denunciaba la artificiosidad de la literatura europea del momento. Muchos escritores hispanoamericanos tomaron conciencia de que la realidad americana era muy diferente de la europea, y que lo genuino de la cultura hispanoamericana radicaba en los elementos mitológicos de indígenas y africanos. En estos países, con una fuerte tradición folclórica, nacerá primeramente lo real maravilloso, de la mano de escritores como el propio Carpentier o Augusto Roa Bastos.
El denominado realismo mágico, que ya se atisbaba en novelas escritas en 1918, se manifestará en Hispanoamérica de una manera generalizada en los años cincuenta y sesenta. La temática de este tipo de narrativa gira siempre en torno a lo cotidiano, aunque suele aparecer algún elemento extraordinario. El realismo mágico es el antecedente de la novela hispanoamericana, ya que se trata de una narrativa que asimiló la renovación lingüística.
Además de Ernesto Sábato, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Juan Rulfo y Gabriel García Márquez, entre los autores más representativos del realismo mágico, podemos destacar a Miguel Ángel Asturias. Las principales características del realismo mágico son las siguientes:
- La convivencia simultánea, a lo largo de todo el relato, de elementos realistas y fantásticos.
- La yuxtaposición de diversos lugares geográficos.
- La abundancia de minuciosos detalles de todo tipo.
- La aparición de numerosos elementos urbanos.
- La incorporación de personajes literarios famosos.
- El uso de la técnica del monólogo interior.
3. Los Aspectos Formales y Temáticos de la Novela Hispanoamericana de la Segunda Generación de Escritores
El término ‘Boom‘ sirvió para designar, en la década de los sesenta, una gran cantidad de títulos de novelas hispanoamericanas que aparecieron en muy poco tiempo y que rápidamente se difundieron, hasta 1971, cuando el ‘boom’ desaparece como tal. Carlos Fuentes fue el mayor ideólogo político de toda esta segunda generación de escritores hispanoamericanos.
Un factor extraliterario que favoreció la difusión y el lanzamiento comercial de este ‘boom’ fue la promoción literaria que proporcionaron las industrias editoriales española y argentina. También cooperaron a su difusión las traducciones a otras lenguas y, en menor medida, la difusión cinematográfica de las adaptaciones de muchas de estas obras.
Aspectos Formales y Temáticos
- Dominio de novedosas técnicas narrativas.
- El mundo exterior al yo del narrador no existe para el novelista de la nueva narrativa hispanoamericana.
- Introducción de saltos temporales narrativos: clara ruptura de la linealidad temporal, produciéndose un abandono del tiempo. El tiempo presentará diferentes y novedosas modalidades:
- Tiempo del narrador: permitirá percibir al lector el lapso temporal transcurrido entre la historia que se quiere narrar y el acto de ponerse a narrarla.
- Tiempo narrado: permite diferenciar los hechos.
- Tiempo de la narración: percibe el tiempo subjetivo con variantes narrativas como la linealidad.
- Ruptura de las líneas argumentales tradicionales: el yo debe explicarse desde el subconsciente del sujeto, por lo que el sueño cobra un papel muy importante que obligará a incluir técnicas específicas.
- Superposición de diferentes planos narrativos: destacan los enfoques subjetivos sobre los objetivos, lo que ocasionará que se nos muestren las cosas y los personajes según el punto de vista de quien los percibe. La forma más generalizada es la de narradores que se encuentran dentro de la propia historia, utilizando la primera persona.
- La subjetividad: el narrador se interesará por su propia conciencia personal. En la nueva novela hispanoamericana, el narrador participa activamente de los acontecimientos, y su punto de vista queda de manifiesto en el papel que juega el personaje protagonista.
- La incomunicación del ser humano: surge el problema de la incomunicación. Los personajes aparecen muchas veces como seres solitarios que intentan, y en muchas ocasiones no logran, comunicarse.
- La importancia del sexo: el sexo adquiere una clara dimensión metafísica porque se entiende como un medio utilísimo para comunicarse con el otro y para ahuyentar la propia soledad. La unión, generalmente entre un hombre y una mujer, se relata despacio y sin perder detalle.
- El conocimiento de la realidad: el ser humano es el vehículo para conocer la realidad que le circunda, puesto que la razón no es el único instrumento para llegar a ella. De esta forma, los sentimientos y las emociones aparecen con el fin de ayudar a conocerla.
- El nuevo lenguaje empleado: trata de reflejar lo más fielmente posible el habla de cada uno de los países a los que pertenecen las obras, por lo que se incorporan numerosísimas voces del habla popular. Se le otorga al lenguaje una auténtica facultad creadora gracias a la tácita aceptación por parte de ambos de que en las palabras existe una significación que debe ser comprendida y adivinada. Si el lector desconoce esta premisa, padece una especie de sordera psíquica. Este radical experimento lingüístico dividirá a escritores como Carlos Fuentes y Julio Cortázar (que están de acuerdo con la ruptura lingüística) de escritores como Ernesto Sábato y Gabriel García Márquez (que no se mostrarán proclives al rupturismo).
- La importancia de la muerte: aparece como uno de los temas recurrentes. Los narradores pondrán de manifiesto el verdadero valor de la vida, a la vez que intentarán afrontar los problemas cotidianos de la existencia humana de una manera urgente y perentoria.
Los autores más representativos de la nueva novela hispanoamericana de la segunda generación son Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti, José Lezama Lima, José Donoso y Rómulo Gallegos.
4. La Tercera Generación de Escritores Hispanoamericanos
La tercera generación de escritores hispanoamericanos se centra en la libertad absoluta de estructuras narrativas y lingüísticas. Las novelas que se escriben a partir de los años setenta van a incorporar toda una serie de técnicas narrativas e innovaciones temáticas que tendrán sus ejes de referencia en torno a autores como Marcel Proust, James Joyce y Franz Kafka.
Julio Cortázar (Rayuela) dará lugar a lo que se ha venido en llamar la antinovelai, en oposición a la novela clásica con argumento tradicional.
Principales Características Literarias
- Se vuelve a situar al hombre en el indiscutible lugar que le corresponde.
- Se incorporan ahora asuntos generales que interesan a toda la humanidad.
- Se logra un realismo mucho más auténtico a través de la técnica del narrador omnisciente.
- La realidad narrativa ya no se entiende como algo externo al personaje, puesto que los acontecimientos ya no suceden como un engranaje de causas y efectos. Están muy presentes el subconsciente, los miedos y las angustias de los personajes.
Autores más representativos: Alfredo Bryce Echenique (Un mundo para Julius), Carlos Fuentes (Aura), Manuel Puig (Boquitas pintadas), Isabel Allende (Cuentos de Eva Luna) y Luis Sepúlveda (Nombre de torero).