Evolución de la Literatura Española en el Siglo de las Luces

El Sí de las Niñas de Moratín: Un Clásico del Teatro Neoclásico

El sí de las niñas, estrenada en 1806, es la obra más popular de Leandro Fernández de Moratín y el máximo representante del teatro neoclásico español del siglo XVIII. El tema principal es una boda de conveniencia entre Doña Francisca, una joven de 16 años, y Don Diego, un hombre acomodado de 59. Aunque Doña Francisca está enamorada de Don Carlos, sobrino de Don Diego, está dispuesta a aceptar el matrimonio por obediencia. Sin embargo, a Don Diego le interesan los sentimientos de la joven y, al enterarse de la verdad, decide bendecir la unión entre ella y su sobrino.

Reflexiones sobre la Obra

Don Diego, quien representa la voz del propio Moratín, actúa guiado por la prudencia y la sensatez, sin dejarse llevar por la ira o la pasión. La obra promueve el diálogo como herramienta para la resolución de conflictos. En sus reflexiones finales, Don Diego expone la tesis de la obra: la culpa de los matrimonios infelices reside en la educación restrictiva de las jóvenes. El sí de las niñas tiene un propósito crítico y reformista, abogando por la libertad de elección en el matrimonio. La obra concluye con un final feliz, como imponen los cánones de la comedia.

Contexto Histórico y Recepción

La obra tuvo problemas con la Inquisición por tratar problemas familiares y cotidianos en un ambiente y lenguaje de clase media, rompiendo con el teatro posbarroco popular de la época.

Aspectos Técnicos y Estilísticos

  • Preceptos Neoclásicos: La obra sigue rigurosamente las unidades de tiempo (la acción transcurre en aproximadamente 10 horas), lugar (una posada en Alcalá de Henares) y acción (el conflicto amoroso y su resolución).
  • Verosimilitud: Moratín busca la verosimilitud a través de la economía dramática, personajes bien perfilados y relaciones creíbles.
  • Estructura: La obra se divide en tres actos que corresponden al atardecer, la madrugada y la aurora.
  • Diálogos: Los diálogos son ágiles, en una prosa natural y sencilla. Hay pocos soliloquios.
  • Tono: La obra mantiene un tono sobrio y mesurado, con momentos serios y sentimentales, pero sin caer en lo cómico o exagerado.

El sí de las niñas es una obra interesante por el desarrollo de su trama, la profundidad de sus personajes, la cercanía de los temas que trata y su crítica a la educación de las jóvenes de la época, sometidas al abuso de autoridad de los padres.

El Ensayo Ilustrado en el Siglo XVIII

El ensayo, cuyo desarrollo estuvo vinculado a la prensa, se convirtió en el género predilecto para la divulgación de los principios de la Ilustración. Se caracterizó por su diversidad de formas, incluyendo la técnica epistolar, las memorias y los informes.

Autores Destacados del Ensayo Ilustrado

  • Feijoo: Abordó temas muy variados para un amplio público, con un estilo familiar y cercano, a veces con humor. Criticó la cultura recibida, negando el principio de autoridad y proponiendo el método experimental.
  • Cadalso: En Cartas Marruecas, abordó el tema de España a través de la forma epistolar, ofreciendo tres visiones de la realidad que coincidían con las ideas ilustradas.
  • Jovellanos: Es considerado el ensayista más representativo de la época. Sus escritos se dirigían a grupos dirigentes para proponer reformas guiadas por la razón, como en Memoria sobre la educación pública e Informe sobre la ley agraria.

Literatura Española en el Siglo XVIII: Del Barroco al Prerromanticismo

El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, se caracterizó por la preferencia por las actividades del pensamiento. La literatura se dividió en dos mitades:

Primera Mitad del Siglo XVIII: Barroco en Decadencia

En la primera mitad del siglo, la literatura barroca entró en decadencia, y se inició una lucha contra el barroquismo. Se cultivó poco la literatura de creación, a favor del ensayo y la prosa crítica y didáctica, con autores como Feijoo y Luzán.

Segunda Mitad del Siglo XVIII: Neoclasicismo y Prerromanticismo

En la segunda mitad del siglo, se distinguieron dos tendencias:

  • Neoclasicismo: Se aceptaron los principios estéticos fijados por el clasicismo francés, expuestos en la Poética de Luzán. En el teatro, se impuso la regla de las tres unidades, la distinción entre tragedia y comedia, y se atacaron los autos sacramentales hasta hacerlos desaparecer. En la lírica, hubo pocas manifestaciones de interés por lo sentimental, salvo las composiciones anacreónticas, bucólicas y amatorias de Meléndez Valdés, que resultaban artificiales. Se escribieron odas filosóficas y fábulas moralizantes (Iriarte, Samaniego). La prosa crítica estuvo representada por Jovellanos y Cadalso (Cartas Marruecas).
  • Prerromanticismo: En las últimas décadas del siglo, surgió el Prerromanticismo, que se opuso al Neoclasicismo y rehabilitó la expresión del sentimiento. Se cultivaron temas emotivos, apasionados, nocturnos y lacrimosos, que preludiaban el Romanticismo del siglo XIX (Meléndez Valdés, Cadalso en Noches lúgubres).

El Cambio en el Pensamiento y las Letras

El cambio en el pensamiento y las letras provino del sector culto de la sociedad, cada vez más influenciado por las modas neoclásicas de origen francés, impulsadas por la nueva dinastía de los Borbones. Apareció en la literatura un sentido de unidad, exigiéndose que el arte se ajustara a ciertas normas: obras de alcance universal y verosímil, separación de géneros, unidad de estilo y una finalidad moral o educativa. Fue un arte disciplinado, pero falto de espontaneidad, y una literatura elitista.

Evolución de la Lengua

Durante el último tercio del siglo, se impuso un criterio más abierto y sentimental, que permitía la libre expresión de los impulsos y emociones. En cuanto a la lengua, hubo reacciones contra los vulgarismos y cultismos barrocos, así como contra la proliferación de galicismos. Se buscó un estilo sencillo, correcto y adecuado para la prosa didáctica, pero ineficaz para la lírica.

Autores Representativos del Siglo XVIII

  • Posbarroco: Torres Villarroel (Vida).
  • Inicios del Neoclasicismo: Feijoo (Teatro crítico universal) y Luzán (Poética), ambos en prosa crítica y didáctica.
  • Auge del Neoclasicismo: Meléndez Valdés (obra lírica), los fabulistas Iriarte y Samaniego; prosistas como Cadalso (Cartas Marruecas) y Jovellanos (Informe sobre la ley agraria); y Moratín (El sí de las niñas).
  • Inicios del Prerromanticismo: Cadalso (Noches lúgubres).

El Teatro en el Siglo XVIII

En la primera mitad del siglo, se representaron principalmente obras barrocas. A mediados de siglo, se produjo un cambio hacia un teatro neoclásico, caracterizado por la claridad, la sobriedad y la naturalidad, con el objetivo de imitar las acciones humanas. Se aplicó la regla de las tres unidades y del decoro para lograr la verosimilitud.

  • Tragedia: Se escribía en verso y presentaba personajes del pasado, buscando servir de ejemplo a los poderosos. La pasión debía someterse a la razón (Raquel de García de la Huerta).
  • Comedia: Podía estar escrita en verso o en prosa, y sus protagonistas eran personajes comunes. Su objetivo era ridiculizar los vicios de la sociedad (Moratín y Ramón de la Cruz).

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