Evolución de la Literatura Española e Hispanoamericana: Del Franquismo a la Diversidad Democrática

La Literatura Española Tras la Guerra Civil y el Franquismo

La Guerra Civil interrumpió el desarrollo de la novela española debido al exilio de muchos autores, el aislamiento cultural y la censura franquista. Los escritores exiliados, como Max Aub, Ramón J. Sender o Rosa Chacel, abordaron temas como el recuerdo de la guerra, la nostalgia y una visión pesimista de la vida. En los años 40, bajo una fuerte censura, la novela se inclinó hacia el realismo, destacando dos corrientes: la ideológica, afín al régimen y centrada en valores nacionalistas y religiosos (La fiel infantería, Los cipreses creen en Dios), y la existencialista, con un enfoque más introspectivo y personajes marginados, como en Nada de Carmen Laforet o La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes. Dentro de esta última, el tremendismo retrató una realidad cruda y violenta, destacando La familia de Pascual Duarte de Cela.

En los años 50 surgió el realismo social, con autores comprometidos que denunciaban las injusticias sociales con un estilo claro y personajes representativos de clases populares. Esta tendencia se dividió en novela objetivista, como El Jarama de Sánchez Ferlosio, y realismo crítico, más combativo, con obras como La colmena (Cela), El camino (Delibes) o Entre visillos (Martín Gaite).

En los 60, el cansancio ante el realismo y la apertura cultural dieron paso a una novela experimental, con estructuras complejas, narradores múltiples, simbolismo y un lenguaje renovado. Obras clave de esta etapa son Tiempo de silencio (Luis Martín Santos), 5 horas con Mario, San Camilo, 1936, La saga/fuga de J.B. y Últimas tardes con Teresa.

Finalmente, en los 70 aparece la Generación del 68, formada por autores que, tras una etapa inicial experimental, optan por una narrativa más accesible. La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza marca esta transición hacia una nueva etapa narrativa, más cercana al lector.

Poesía y Teatro Durante el Franquismo

La Guerra Civil terminó con la Edad de Plata literaria, y la dictadura franquista exilió a muchos escritores, mientras los que se quedaron enfrentaron censura y aislamiento hasta 1975, con la democracia. La poesía, tras el exilio de figuras como Juan Ramón Jiménez y Alberti, arrancó en los 40 con la generación del 36: poesía arraigada (Luis Rosales, Abril), afín al régimen, y desarraigada (Dámaso Alonso, Hijos de la ira), existencial. En los 50 surgió la poesía social (Blas de Otero, Pido la paz y la palabra; Celaya, Cantos iberos), crítica y sencilla, y luego la generación del medio siglo (Ángel González, Gil de Biedma), que unió compromiso y experiencia personal. En los 70, los “novísimos” (Gimferrer, Colinas) trajeron eclecticismo y esteticismo. Tras 1975, la poesía se diversificó: experiencia (García Montero), minimalismo (Sánchez Robayna), neosurrealismo (Blanca Andreu) y digital (Elvira Sastre), reflejando una libertad creativa antes restringida.

En teatro, la censura limitó a los autores. En el exilio destacaron Max Aub (vanguardista) y Casona (poético, La dama del alba). En España, el teatro burgués (Calvo-Sotelo) y el humor absurdo (Mihura, Jardiel Poncela) convivieron con un teatro serio (Buero Vallejo; Sastre, Escuadra hacia la muerte) y social en los 50 (Olmo, La camisa). Los 60 trajeron experimentalismo (Nieva, Arrabal), con influencias del absurdo y Brecht. La democracia permitió recuperar autores prohibidos (Lorca), consolidar a Buero Vallejo y dar paso a nuevas voces (Mayorga, Sanzol), con temas históricos (Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano) y comedias renovadas.

Ambas artes evolucionaron desde la represión hacia una rica diversidad tras 1975, adaptándose a los cambios sociales y políticos.

La Narrativa Española en la Democracia

Tras la muerte de Franco y el inicio de la democracia, la novela española vive una etapa de libertad creativa, favorecida por la desaparición de la censura. Este nuevo contexto da lugar a una gran diversidad de obras, autores y estilos, reflejo de una sociedad marcada por el neoliberalismo, el consumismo y la revolución tecnológica. Aunque esta variedad dificulta establecer un canon claro, se pueden identificar algunas tendencias clave. Los grandes escritores de la posguerra, como Cela, Delibes y Torrente Ballester, siguen publicando obras de referencia. Autores de generaciones intermedias, como Juan Goytisolo, Marsé o Vázquez Montalbán, combinan crítica social y experimentación. En la democracia emergen nuevas voces como Antonio Muñoz Molina o Javier Marías, que apuestan por una narrativa cuidada y personal. En los años 90, nuevos autores reflejan la realidad juvenil con temas como el desencanto, la droga o el sexo. Finalmente, también cobra fuerza la narrativa en lenguas cooficiales, como el catalán (Quim Monzó), el gallego (Manuel Rivas) o el euskera (Bernardo Atxaga), aportando más riqueza y diversidad al panorama narrativo español.

La Literatura Hispanoamericana del Siglo XX

Desde el siglo XX, la literatura hispanoamericana ha destacado por su riqueza y diversidad, tanto en la poesía como en la narrativa. A pesar de la variedad de autores y corrientes, se pueden identificar rasgos comunes como la evolución desde las vanguardias de los años 30, el compromiso social de los 50 y la renovación estilística de los 60 y 70. También son frecuentes el indigenismo, la afirmación de lo americano y la presencia de temas políticos.

Poesía Hispanoamericana

En poesía, tras el modernismo, se impuso una renovación con obras intimistas y humanas de autores como Alfonsina Storni, Gabriela Mistral o Neruda, además de múltiples vanguardias como el creacionismo, el ultraísmo o el surrealismo. Con el tiempo, estos movimientos derivaron hacia una poesía más comprometida, como en César Vallejo o Pablo Neruda. Destacaron también grupos como “Los contemporáneos” en México o “Piedra y cielo” en Colombia, y figuras como Borges, Lezama Lima y Octavio Paz. En las Antillas surgió la poesía negra o mulata, con autores como Luis Palés Matos y Nicolás Guillén, que integraron lo étnico y musical en sus versos. En la segunda mitad del siglo XX, la poesía se diversificó aún más: convivieron la poesía pura, el existencialismo, la poesía social, el surrealismo y nuevas formas experimentales, como la antipoesía de Nicanor Parra.

Narrativa Hispanoamericana: Del Realismo Mágico al Post-Boom

En narrativa, el siglo XX comenzó con un realismo que dio lugar a la novela regionalista, con tres variantes principales: la novela de la tierra, la novela indigenista y la novela político-revolucionaria, como Doña Bárbara, Raza de bronce o Los de abajo. A partir de 1940 surgió un interés por el mundo urbano y lo existencial, así como por nuevas técnicas narrativas y lo fantástico, dando paso al realismo mágico con autores como Asturias, Carpentier, Borges y Rulfo.

En los años 60 se vivió el llamado «boom» de la novela hispanoamericana, con una expansión internacional y una gran innovación formal. Destacan figuras como Ernesto Sábato, Julio Cortázar (Rayuela), Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros) y, especialmente, Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, obra cumbre del realismo mágico.

En el «post-boom», la narrativa siguió caminos múltiples: desde lo mágico cotidiano de Isabel Allende hasta la ironía de Bryce Echenique o Bolaño. También surgieron nuevas voces y estilos influenciados por el cine o por la intertextualidad, como Manuel Puig, Antonio Skármeta, Luis Sepúlveda, y otros como Eduardo Galeano o Laura Esquivel.

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