Evolución de la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural: Teorías y Prácticas Fundamentales

Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural

Según Cesare Brandi, principal teórico de la restauración en Italia, los bienes artísticos son dignos de ser conservados y restaurados por ser testimonios de valores culturales, con el objeto de ser transmitidos a las generaciones futuras.

1. La Restauración de los Bienes Culturales: Origen y Evolución de un Concepto

Cada generación cambia su manera de sentir y valorar los bienes del pasado. Esto influye directamente en la conservación de las obras, que pueden sufrir cambios de valoración de diverso tipo (adiciones, eliminaciones, modificación de usos o significados). Aparte se encuentran las alteraciones causadas por el propio paso del tiempo y la acción de agentes dañinos (biológicos, físicos, químicos, etc.).

El concepto de restauración es de origen moderno (finales del siglo XVIII – principios del XIX) y se entiende en dos vertientes:

  • La conservación de un producto humano con valores históricos y artísticos, independientemente de su cronología y de la cultura a la que pertenezca.
  • La intervención destinada a devolverle su efectividad a dicho bien.

Es difícil fijar el momento exacto en el que el ser humano demostró su deseo de conservar los bienes culturales, impulsado por motivaciones fundamentalmente políticas y religiosas, aunque también por el goce y deleite estético.

Antecedentes Históricos

Antiguo Egipto

Existen ejemplos tempranos, como las intervenciones en el Templo de Abu Simbel durante el reinado del faraón Seti II (II milenio a.C.).

Época Clásica

Son numerosas las noticias de la época clásica referidas a la existencia de personas dedicadas a labores de conservación y mantenimiento (por ejemplo, Damofonte de Mesenia). Se practicaba cierta conservación preventiva contra robos y existía el deseo de devolver a las obras su aspecto original.

En Roma, el afán coleccionista de obras griegas llevó a entender la restauración a veces como una profunda innovación. Por ejemplo, era común demoler un edificio antiguo para levantar en su lugar uno más grandioso, como hizo Adriano con el Panteón de Roma.

Periodo Medieval

Durante la Edad Media, se produjo la destrucción de muchas obras de etapas precedentes (por ejemplo, paganas o islámicas) o su reutilización, dándoles nuevos usos y significados (cristianos). Fue común el expolio de monumentos antiguos y la reutilización de sus materiales para nuevas construcciones.

Renacimiento (Italia)

Surgieron las primeras preocupaciones institucionales, como las Bulas papales ante la destrucción de los monumentos de la antigua Roma. Se realizaron transformaciones sobre obras medievales por cuestiones estéticas, adaptándolas a los nuevos gustos. También fue habitual completar las esculturas clásicas fragmentadas; el caso más conocido corresponde al Laocoonte.

Un acontecimiento de considerable repercusión en la conservación fue la Contrarreforma y el Concilio de Trento (1545-1563). La preocupación por las imágenes como objetos de culto llevó a intervenir sobre muchas preexistentes para evitar representaciones consideradas inconvenientes.

Durante varios siglos fue frecuente recortar o ampliar cuadros por razones decorativas o de ubicación. En la restauración de esculturas, en el siglo XVII se continuó la tradición de completar las obras antiguas, a menudo de forma muy libre.

2. Las Primeras Teorías sobre Restauración Monumental

Restauración Arqueológica (Siglo XVIII)

Las ideas ilustradas del siglo XVIII fomentaron el interés por el conocimiento científico y la arqueología. Se formaron grandes colecciones y se fundaron museos para reunir y estudiar los restos antiguos. El Grand Tour popularizó los viajes a focos culturales como Italia y Grecia.

Roma fue un foco principal. El Papa Pío VII promulgó el Edicto de 1802, considerado el primer instrumento operativo en materia de protección de las bellas artes.

Se realizaron las primeras restauraciones de monumentos arqueológicos romanos, llevadas a cabo por arquitectos y arqueólogos influenciados por el Neoclasicismo y con un profundo conocimiento de las obras antiguas.

La Restauración Arqueológica se define como aquella que “pretende completar o recomponer los monumentos restaurándolos mediante la recuperación por procedimientos arqueológicos y excavaciones de partes originales desmembradas, elevándolas a su auténtica posición vertical y rellenando la imagen formal del edificio con materiales distintos sustancialmente que promuevan la reproducción original y sean notoriamente visibles”.

  • Ejemplo: Coliseo (1826): Se rehicieron en ladrillo algunos arcos, diferenciando claramente el material antiguo del nuevo.
  • Ejemplo: Arco de Tito (1818-1822): Restaurado por Stern y Valadier. Se completaron con rigor científico las partes inexistentes con mármol distinto al original (travertino), recuperando solo la volumetría para permitir una correcta lectura de la obra. Esta intervención es un hito en la historia de la restauración.

Impacto de la Revolución Francesa

El concepto moderno de restauración es, en parte, hijo de la Revolución Francesa de 1789. Inicialmente, se produjo una gran destrucción del patrimonio vinculado a la Iglesia, la Monarquía y la nobleza para eliminar los símbolos del»Antiguo Régime». Sin embargo, pronto surgió el principio de la conservación de los monumentos (1794).

En 1801, Napoleón firmó el Concordato con la Santa Sede, restituyendo el culto católico. Las iglesias pasaron a ser propiedad del Estado, que se convirtió en responsable de su conservación y restauración. No obstante, la falta de medios económicos llevó a la demolición de muchos templos en ruinas y la venta de otros a particulares.

Tras la restauración monárquica, se advirtió un interés por recuperar los monumentos que mejor representaban este poder, especialmente castillos y catedrales góticas, vistas como la expresión más genuina del arte francés y la identidad nacional. El problema fue que los arquitectos neoclásicos no comprendían bien la arquitectura gótica, lo que derivó en actuaciones arbitrarias y derribos.

Viollet-le-Duc y la Restauración Estilística

Eugène Viollet-le-Duc (1814-1879) es una figura fundamental en la historia de la restauración monumental. Rechazó las enseñanzas académicas neoclásicas y estudió en profundidad tanto la arquitectura clásica como la medieval.

Su célebre máxima fue: “Restaurar un edificio significa restablecerlo en un grado de integridad que pudo no haber tenido jamás”.

Según Viollet-le-Duc, el restaurador debe ponerse en la piel del arquitecto-creador primitivo, entender el espíritu de la obra y aplicarlo a su reconstrucción. Esto le otorgaba libertad para llevar las obras hacia una presunta unidad formal: la UNIDAD ESTILÍSTICA, buscando la pureza del estilo original, incluso si eso implicaba crear falsos históricos.

Se legitimaban así reconstrucciones, adiciones o eliminaciones drásticas (como sus famosas actuaciones en Nôtre Dame de París, donde añadió la aguja del crucero y numerosas esculturas).

  • Críticas: Sus detractores le acusaron de producir obras no auténticas y crear falsos históricos.
  • Aspectos positivos: Se le reconoce como salvador de un gran número de obras y por su gran formación teórica y práctica, basada en el conocimiento directo de los monumentos.

John Ruskin y la Restauración Romántica

En Inglaterra, la urgencia por restaurar monumentos no fue la misma que en Francia.

John Ruskin (1819-1900), sociólogo, escritor y crítico de arte, fue la figura capital de la denominada restauración romántica. Aunque no fue arquitecto ni restaurador, su contribución fue fundamentalmente teórica y su pensamiento influyó poderosamente en la cultura de su tiempo.

La posición de Ruskin frente a la obra de arte era casi una contemplación de carácter místico. Proclamaba el respeto absoluto hacia la obra de arte tal cual nos ha llegado. Es la base de la llamada “RESTAURACIÓN ROMÁNTICA”, que aboga por la no intervención.

Consideraba que las obras del pasado poseían un valor excepcional y pertenecían solo a sus creadores. Nosotros podemos contemplarlas, admirar su decadencia y su estado de ruina, pero no debemos tocarlas. Se pasó así de la actuación decidida de la “restauración estilística” a una actitud de contemplación y espera ante el ciclo vital de los monumentos.

El concepto de restauración según Ruskin:

“No hablemos pues de restauración. No es más que una mentira de principio a final. Podéis hacer un modelo de un edificio al igual que lo haríais de un cadáver, y vuestro modelo puede contener el armazón de los viejos muros al igual que vuestro moldeado puede contener el esqueleto, aunque no veo qué ventaja puede haber en ello; pero destruiréis el viejo edificio más absoluta y despiadadamente que si lo hubieseis sepultado bajo el polvo”.

3. La Escuela Moderna de Restauración Arquitectónica

Tras la unificación de Italia (1861), se abrió un intenso debate sobre la restauración de su arquitectura pasada, ya que los monumentos eran vistos como símbolos de las glorias nacionales. Existía una especial sensibilidad hacia las obras de arte (por ejemplo, el debate sobre la fachada de la Catedral de Florencia).

En la década de 1880, surgieron en Italia dos corrientes principales para la restauración de monumentos:

A) Restauración Histórica

Basada en la documentación histórica: fuentes gráficas, datos de archivo, etc. Una postura teóricamente correcta pero a veces difícil de aplicar por falta de información.

B) Restauración Moderna o Científica

Liderada por Camillo Boito (1836-1914), quien realizó una importantísima labor teórica. Para Boito:

  • Los monumentos deben ser preferentemente consolidados y reparados antes que restaurados.
  • Deben evitarse las adiciones.
  • En caso de que las adiciones sean imprescindibles, deben realizarse sobre datos documentados y con materiales diferenciados.
  • Deben respetarse las distintas fases históricas de los monumentos.
  • Es necesaria la publicación de los trabajos realizados.

Gracias a los seguidores de Boito, como Gustavo Giovannoni, sus ideas se difundieron y fueron adoptadas a nivel internacional en la Carta de Atenas (1931).

Gustavo Giovannoni promovió también la redacción de un importante documento: la Carta Italiana del Restauro (1932).

En 1938 se creó el Istituto Centrale del Restauro en Roma. Uno de sus promotores fue Cesare Brandi, uno de los principales expertos en arte y restauración del siglo XX.

La Carta del Restauro de 1972

Décadas más tarde, Cesare Brandi contribuyó decisivamente a la redacción de la Carta del Restauro de 1972. Esta Carta se dirigía a los responsables de los centros de restauración y a los restauradores, teniendo la consideración de norma de obligado cumplimiento en todo el territorio italiano y siendo recomendada en otros países.

Estructura de la Carta del Restauro de 1972:

  1. Presentación y explicación de sus fines.
  2. 12 artículos sobre salvaguardia y restauración.
  3. 4 anexos técnicos.
  4. Instrucciones sobre actuaciones prohibidas (ej: complementos estilísticos, eliminaciones indiscriminadas).
  5. Instrucciones sobre actuaciones permitidas (ej: adiciones con carácter diferenciado, limpieza respetuosa).

Desarrollos Posteriores

En 1987 se aprobó una nueva “Carta del Restauro” (con el título más amplio: “Carta de 1987 de la Conservación y Restauración de los objetos de arte y cultura”).

  • Demuestra una gran preocupación por definir con claridad los términos: mantenimiento, prevención, salvaguardia, conservación y restauración.
  • Insiste en la necesidad de atender a las condiciones medioambientales y en la conveniencia de obtener un microclima idóneo para la conservación de los bienes.

Conservación Preventiva

Se considera el medio más eficaz para la preservación del patrimonio cultural. Su objetivo principal es minimizar las intervenciones a posteriori (restauradoras).

Se busca invertir el procedimiento «de urgencia» (la intervención puntual y restauradora) por labores de revisión periódica, mantenimiento y prevención continuos, lo cual resulta más eficaz y económico a largo plazo.

Para poner en marcha estas ideas, nuevamente fue Italia pionera, elaborando la llamada CARTA DEL RIESGO DEL PATRIMONIO CULTURAL (1987).

  • Es un sistema informativo territorial para determinar las relaciones causales y de probabilidad que existen entre el patrimonio cultural, su estado de conservación y los factores de peligrosidad que provocan sus deterioros.
  • Se concibe como un instrumento para las administraciones responsables del patrimonio cultural.
  • Se define como riesgo la posibilidad de que un acontecimiento no deseado provoque daño a alguna cosa a la que se atribuye un valor.
  • El riesgo deriva de la combinación de tres elementos:
    • El valor de las obras que constituyen el patrimonio cultural.
    • Su vulnerabilidad (su comportamiento frente a los daños).
    • La presencia o la probabilidad de acontecimientos dañinos.
  • Los factores de peligrosidad se agrupan en 3 categorías:
    • Estático-estructurales (peligros sísmicos, volcánicos, geotécnicos…).
    • Atmosféricos (clima, contaminación, humedad…).
    • Antrópicos (vinculados al hombre: robos, vandalismo, presión turística, negligencia…).

Medidas de conservación preventiva incluyen:

  • Control ambiental (temperatura, humedad relativa).
  • Control lumínico (niveles de luz, radiación UV).
  • Control del número de visitantes.
  • Mantenimiento regular de edificios y colecciones.
  • Planes de emergencia y gestión de riesgos.

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