Estructura Narrativa de Crónica de una Muerte Anunciada

Técnica Narrativa en Crónica de una Muerte Anunciada

Narrador y Punto de Vista

El narrador de Crónica de una muerte anunciada es un narrador interno, puesto que es un personaje de la propia historia que se narra. No conocemos su nombre, pero sí el de su familia (madre y hermanos) y el de sus amigos, como Cristo Bedoya y el propio Santiago Nasar. Además, es primo de los Vicario. Por otro lado, es un narrador múltiple: adopta el rol de cronista, ya que vuelve a su pueblo veintisiete años después del asesinato a reconstruir los hechos que permanecían borrosos en su memoria; también es personaje secundario de la trama y testigo de muchos de los sucesos que relata.

Para reconstruir lo que sucedió entonces, bien porque no lo recuerda o porque no participó en algunos hechos, se sirve de la correspondencia con su madre, Luisa Santiaga; del sumario —por desgracia incompleto, que consta de un informe judicial y un informe de la autopsia—; de entrevistas y numerosísimos testimonios que va recogiendo a lo largo de todos esos años y, especialmente, a su vuelta al pueblo. También cuenta con su propia memoria personal, que es incompleta.

Para realizar la crónica —la reconstrucción de lo que sucedió básicamente en su pueblo el domingo en que se casaron Ángela y Bayardo y el lunes en que Santiago Nasar fue asesinado a manos de los hermanos Vicario— utiliza la primera persona del singular, sobre todo cuando el narrador se implica en los hechos, por lo que hay subjetividad y podemos decir que es una crónica autobiográfica: «En el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias marginales, y entre ellas el recuerdo de la gracia de las hermanas de Bayardo San Román…» Incluso la primera persona del plural con la que se identifica y mimetiza con su pueblo: «Durante años no pudimos hablar de otra cosa. […] Nos sorprendían los gallos del amanecer tratando de ordenar las numerosas casualidades encadenadas que habían hecho posible el absurdo.» También utiliza la tercera persona cuando el narrador se distancia de lo narrado y adopta un enfoque omnisciente. Predomina más la objetividad y su enfoque es el de una crónica periodística: «El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.»

El narrador ofrece asimismo múltiples testimonios de distintos personajes de la obra a través, básicamente, del estilo directo. Todas esas voces hacen que la novela sea polifónica, ya que hay opiniones y visiones que no son la suya, por lo que tiene una apariencia de objetividad. También se considera una novela multiperspectivista, pues muchas de esas voces y testimonios entran en contradicción y nos ofrecen visiones contrarias sobre la culpabilidad o no de Santiago Nasar respecto a la virginidad de Ángela, el clima del lunes en que murió Santiago: «Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante; la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre», o la deshonra de Ángela Vicario y la identidad del causante de la misma. La interesada reitera un nombre: «Santiago Nasar», ante su familia y posteriormente ante el narrador: «Fue él». Pero la versión más corriente (de la que el narrador se hace portavoz) es que con tal identificación Ángela «estaba protegiendo a quien de veras amaba.»

Manifestaciones de esta Técnica

El juego de perspectivas y voces convierte la novela en un relato coral, donde la verdad se diluye entre versiones opuestas. Esto genera en el lector una sensación de inseguridad constante y una necesidad de participar activamente en la interpretación de los hechos. La ambigüedad, los vacíos, las contradicciones y la reconstrucción fragmentaria subrayan uno de los temas centrales de la obra: la imposibilidad de alcanzar una verdad definitiva. Además, la alternancia entre estilos narrativos —autobiográfico, periodístico, testimonial— refleja el carácter híbrido de la novela, situada entre la ficción y el reportaje.

Tiempo Narrativo

Tiempo Interno

El tratamiento del tiempo en la novela es de gran complejidad porque la historia no se nos narra de manera lineal. El tiempo no abarca solamente el de la investigación periodística (27 años después) y la narración de los hechos, sino todos los tiempos de la gente que tuvo relación directa o indirecta con el crimen. En este sentido, el tiempo es circular. Es cíclico porque los tiempos de los personajes incluyen sus recuerdos y comprenden la época antes del crimen: desde la llegada de Bayardo San Román al pueblo («Bayardo San Román, el hombre que devolvió a la esposa, había venido por primera vez en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda»), hasta sus bodas con Ángela Vicario y el descubrimiento de que ella no era virgen («Ángela Vicario estaba en la sombra, de modo que solo la vio cuando Bayardo San Román la agarró por el brazo y la puso en la luz. Llevaba el traje de raso en piltrafas y estaba envuelta con una toalla hasta la cintura.»)

Comprende también el momento del crimen y las horas y minutos anteriores y posteriores («el cuchillo le atravesó la palma de la mano derecha, y luego se le hundió hasta el fondo en el costado») y los sucesos después del crimen: el encarcelamiento de los hermanos Vicario, el juicio, la condena y las vivencias de los condenados y de todos los habitantes del pueblo en los años posteriores: «Durante años no pudimos hablar de otra cosa. Nuestra conducta diaria, dominada hasta entonces por hábitos lineales, había empezado a girar de golpe en torno de una misma ansiedad común; ninguno de nosotros podía seguir viviendo sin saber con exactitud cuál era el sitio y la misión que le había asignado la fatalidad.»

En cuanto a la duración de la fábula, podemos hablar de condensación temporal. El domingo se celebra la boda, posteriormente la celebración, la retirada de los esposos y la devolución de Ángela, la muerte, la autopsia el lunes por la tarde, y el entierro el martes al amanecer. Los hechos principales ocurren en apenas cuatro o cinco horas, desde el momento en que Bayardo repudia a la esposa hasta el asesinato de Santiago Nasar, que se produce en torno a las siete de la mañana de ese lunes fatídico de febrero. El relato de los hechos es minucioso y detallado, incluso en minutos: 5:30 se levanta Santiago Nasar, 6:05 sale de su casa, 7:05 muere asesinado.

Manifestaciones de esta Técnica

La estructura temporal fragmentada genera un efecto de puzzle narrativo. La novela está plagada de analepsis (flashbacks), prolepsis (anticipaciones), superposiciones y simultaneidades que rompen la linealidad del relato. Esto provoca que el lector deba ir recomponiendo la secuencia de los hechos, al igual que el propio narrador. A su vez, esta confusión temporal es coherente con la atmósfera de fatalismo que domina la obra: todo parece predestinado, repetido, inevitable. La narración minuciosa del tiempo —llegando a fraccionarlo en minutos— acentúa la tensión narrativa y el carácter inexorable del destino de Santiago.

Tiempo Externo

Los hechos reales que inspiraron la novela ocurrieron en 1951, lo que sitúa a la historia en un contexto sociocultural reconocible para los lectores latinoamericanos de la época: un mundo dominado por el honor, el machismo y los códigos tradicionales.

Espacio Narrativo

La historia se sitúa en un pueblo del Caribe cerca de la costa, cuyo nombre no se menciona. El espacio parece limitarse a una plaza central y varias casas alrededor. En la plaza es donde la noche anterior se han celebrado los festejos de la boda de Bayardo San Román y Ángela, en la casa de la familia Vicario. Una plaza que va a ser también testigo mudo de un asesinato, porque es allí donde los hermanos Vicario van a cometer el crimen. En la plaza está también la casa de Santiago Nasar, que podría haberle servido de refugio para que no se realizara la venganza, pero tiene la puerta cerrada con llave: «La puerta de la plaza estaba citada varias veces con un nombre de folletín: la puerta fatal.» También da a la plaza la tienda de Clotilde Armenta donde los gemelos esperan y la casa de Flora Miguel, última parada de Santiago antes de morir.

Otros Espacios

  • El prostíbulo de María Alejandrina Cervantes: un lugar de libertad aparente.
  • La quinta del viudo Xius: símbolo de la ambición y la desgracia sentimental de Bayardo.
  • La cárcel: lugar de sufrimiento y expiación.
  • El río: conecta el pueblo con el exterior (por donde el obispo pasa de largo y Dionisio Iguarán abandona el pueblo…).
  • Riohacha: el penal donde los gemelos están hasta que son absueltos y donde Ángela ve a Bayardo por primera vez después de la boda.
  • Manaure: pueblo al que marchan los Vicario, marco del destierro y la soledad, pero también del reencuentro con un amor transformado.

Manifestaciones de esta Técnica

Los espacios tienen una fuerte carga simbólica: la plaza se convierte en el escenario del destino inevitable; la puerta cerrada de la casa de Santiago representa la fatalidad; la casa de Clotilde, el intento fallido de impedir la tragedia; el burdel, un lugar donde reina la libertad amorosa frente a los estrictos códigos sociales. Como en otras obras de García Márquez, el pueblo se transforma en un espacio mítico, casi alegórico, en el que lo real y lo fantástico se entrelazan. Cada espacio refuerza la sensación de encierro, de destino sellado, y de una comunidad atrapada en sus propias convenciones.

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