Esplendor Cultural y Religioso en los Siglos de Oro Español

El Auge Cultural y Religioso en los Siglos de Oro Español

La época de los Siglos de Oro abarca aproximadamente desde finales del reinado de los Reyes Católicos hasta la muerte del último de los Austrias, Carlos II. En estos dos siglos, España alcanza su máximo esplendor político y territorial. Fue este un periodo en el cual España se vio envuelta en continuas guerras cuyos gastos afectaron profundamente a la economía. En el aspecto cultural y en especial en el literario, no hay duda en considerar los siglos XVI y XVII como el periodo más importante de la historia de España. La literatura, desde La Celestina (1499) a Calderón de la Barca (1600-1681), abrió nuevos caminos y ejerció una influencia extraordinaria.

Los Problemas Religiosos en España

En 1492, los Reyes Católicos tomaron Granada y promulgaron dos decretos muy controvertidos: la constitución del Tribunal de la Inquisición y, por otro lado, la expulsión de los judíos.

La Inquisición

La Inquisición tenía jurisdicción y poderes propios.

La Expulsión de los Judíos

La expulsión de los judíos estaba estrechamente ligada al decreto anterior y resultó muy perjudicial tanto desde el punto de vista económico como en lo cultural. Buena parte de los judíos se convirtieron y a estos les llamaron conversos; eran agnósticos para evitar ser expulsados. Los descendientes de los conversos eran denominados cristianos nuevos y fueron muy numerosos. De este modo, pocas familias carecían de antecedentes conversos o judíos.

Reforma y Contrarreforma

Desde el siglo XV se descubre en Europa un gran interés por la reforma de las órdenes religiosas y la pureza de las creencias. Autores más influyentes del S. XVI: Erasmo de Rotterdam (holandés, 1469-1536). Sus principales ideas son una vuelta al cristianismo de los evangelios, la tolerancia hacia el resto de credos y una religiosidad auténtica y no formal que, de ese modo, criticara el poder político y económico de la iglesia. A mediados del siglo XVI, la iglesia celebra el Concilio de Trento, con el fin de poner freno a las distintas reformas protestantes. Su propia iglesia será el punto de partida de la propia Contrarreforma, de la que Felipe II se elegirá defensor.

Renacimiento

Mentalidad renacentista: Conviven corrientes muy distintas y diversas, y alguna contradictoria. El Renacimiento se basa en dos aspectos básicos como es el humanismo, que implica una valoración del hombre por encima de cualquier cosa, y la adopción de la cultura clásica como modelo. El Renacimiento se suele considerar como un movimiento nacido en las ciudades italianas que pretendían convertirse en repúblicas con una participación muy importante de los ciudadanos en el gobierno. La retórica (arte de bien hablar) se hace imprescindible como método de persuasión y se da especial importancia a la pedagogía.

Un tiempo de progreso: En España, el Renacimiento es más tardío que en Italia, pero comenzó con fuerza a partir de la obra del humanista gramático Elio Antonio de Nebrija.

El Manierismo

Como movimiento de paso entre el Renacimiento y el Barroco, esta fue una palabra utilizada en historia del arte para definir los artistas que elaboran sus obras a «su maniera» de Miguel Ángel. Surge como contra al clasicismo y tiene como característica principal el rechazo de las normas rígidas y el libre uso de las formas. En la literatura, las obras manieristas se corresponden a una estructura muy elaborada, basada en la teoría literaria y data de 1500-1600. Un claro ejemplo de manierismo se halla en los sonetos correlativos de Góngora o Lope de Vega, de perfecta composición.

El Barroco

Mentalidad barroca: La principal característica del Barroco es la desconfianza en sí misma. Tratan temas como el desengaño, la vida como sueño. La sociedad barroca es una sociedad amante de las fiestas, por eso les gusta tanto el teatro y el lujo. Un tema típico de la época es el honor. En cuanto a las ideas religiosas y filosóficas, el Barroco en España fue un periodo de conservadurismo y de sigilo en lo relacionado a la libertad de expresión, como fruto del Concilio de Trento y el espíritu de la Contrarreforma. El rasgo principal del Barroco es el artificio: ocultar la realidad con el fin de admirar y engañar. El Discreto de Baltasar Gracián es la obra que mejor lo refleja. La nueva estética se ve marcada por la diferencia en cuanto a la idea de la obra literaria y, sobre todo, respecto al lenguaje.

El Español en los Siglos de Oro

Durante esta época, fue designado como castellano. Fue sumando, tanto en la pronunciación como en vocabulario, gran parte de los rasgos actuales. Nebrija había creado en 1492 una gramática castellana al suponer que el castellano había alcanzado su perfección. Este pensamiento fue dado debido a lo que había ocurrido con lenguas vecinas que llegaría el momento en que se olvidarían y que así, gracias a la gramática, se podría reconstruir la lengua. El castellano se convirtió entonces en la lengua romance más importante y, de este modo, surgieron varias gramáticas para enseñarlo, como El Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias (1611). En estos siglos, el español alcanzó un grado muy alto de experiencia fundamental. Del mismo modo, la imprenta también cobró un papel importante.

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