2 Luces de bohemia en el contexto histórico y literario de su época
A finales del siglo XIX, España inicia una etapa conflictiva y dramática para su historia, en la que el sistema constitucional de la Restauración (1974-1923) entra en crisis. En 1898 el país perdía su condición de potencia colonial al tener que ceder Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La pérdida de Cuba fue el revuelo que puso de manifiesto los males que aquejaban el país: un sistema político corrupto, basado en el caciquismo, la concentración de la riqueza en una minoría de terratenientes y familias financieras, un desarrollo industrial escaso, pobreza e incremento de la emigración y una manifiesta incapacidad de Alfonso XIII para dar respuesta a las demandas sociales de la izquierda. A ello, hubo que añadir la guerra de desgaste que desarrolló España en el norte de Marruecos, que provocó graves revueltas y un rechazo por gran parte de la población.Paralelamente, con el cambio de siglo se produjo en el ámbito cultural un cambio de sensibilidad y una ruptura con los estético-ideológicos del Realismo-Naturalismo, debido al agotamiento de la razón positivista. Esa nueva visión del mundo vino dada por corrientes heterogéneas (vitalistas e irracionalistas) que recuperaban el predominio del individualismo y el subjetivismo de raíz ROMántica en la filosofía, la literatura y el arte.
La desconfianza en la razón, e incluso en la idea del progreso colectivo hizo que muchos escritores desarrollaran una actitud pesimista, subjetiva e irracional. Todo esto, literariamente, cristalizó en la tendencia al subjetivismo en detrimento del objetivismo del Realismo y en la consolidación de la lírica como género dominante. Por todo ello, la Modernidad se caracterizó por un especial relieve del lenguaje artístico y un esmero estilístico máximo, rasgo esencial del estilo de Valle, como se puede constatar en sus elaboradísimas acotaciones.Este esteticismo militante se muestra en la actitud elitista de muchos autores que profesaron lo que se dio en llamar el arte por el arte, es decir, una entrega a la creación pura, alejada y enfrentada al espíritu prosaico y utilitarista propios de la burguésía. En Luces podemos apreciar esta perspectiva a través del retrato caricaturesco que de los modernistas se nos presenta.Este esteticismo militante se muestra en la actitud elitista de muchos autores que profesaron lo que se dio en llamar el arte por el arte, es decir, una entrega a la creación pura, alejada y enfrentada al espíritu prosaico y utilitarista propios de la burguésía. En Luces podemos apreciar esta perspectiva a través del retrato caricaturesco que de los modernistas se nos presenta.Si nos centramos en el género literario al que pertenece Luces de bohemia, el teatro, observamos que en Europa, desde finales del Siglo XIX hasta la primera Guerra Mundial, este género pasa del Realismo y del Naturalismo («el teatro es vida») al simbolismo, expresionismo y Vanguardismo («el teatro es arte») con autores como Chejov, Ibsen, Brecht, Artaud… La obra de teatro responde a una poética innovadora que afecta tanto a lo que es el texto literario (cada vez más, con un complejo sentido simbólico), como a la complejidad que alcanza la técnica teatral. Será importante la influencia de los movimientos pictóricos, la música, las luces y otros códigos como los gestuales,…Un panorama menos brillante se presenta en España, donde se da una clara división entre el teatro de signo conservador, que triunfa comercialmente en nuestra sociedad, pero que no está a la altura de otros países occidentales, y el teatro innovador o de vanguardia con atisbos precursores de las grandes corrientes del siglo y con dos figuras que sobresalen del resto: Valle-Inclán y Lorca.Así, el teatro español se va a incorporar a las formas de renovación mucho más tardíamente de lo que lo hacen la poesía, con Azul, de Rubén Darío (1885) y la novela, (Niebla, de Unamuno o La Voluntad, de Azorín)La educación de un espectador formado en los nuevos códigos es un proceso lento, y es lo que explica que el teatro de Valle y Lorca tarde en ser representado y en triunfar.Así, frente a la canonicidad teatral establecida, el nuevo repertorio va a suponer fundamentalmente cuatro líneas de innovación:·Los experimentos teatrales de los autores del 98, un teatro discursivo y poco dinámico.·La creación del esperpento por Valle, es decir, el teatro de signo expresionista y de transfondo simbólico.·La recuperación de la tragedia en un transfondo simbólico (Lorca)·Ciertas formas innovadoras de la comicidad que Mihura desarrollará en la posguerra.La segunda de ellas, la línea iniciada por Valle Inclán, responde a su necesidad, ante las circunstancias sociopolíticas de un país atrasado y empobrecido, de mostrar la realidad desde un punto de vista distinto. Para ello fue fundamental su conocimiento de las corrientes pictóricas europeas de esos años. Su contacto directo con el arte y los movimientos vanguardistas pictóricos ayudó a Valle a dar forma literaria a un nuevo concepto estético que pretendía reflejar la realidad más profunda de los seres humanos distorsionando o exagerando los rasgos físicos y ambientales con la finalidad de hacer el retrato emocional de la sociedad española de su tiempo.Valle cree que una realidad nacional deformada, sórdida y ridícula solo podrá reflejarse con total exactitud por medio de una estética igualmente deformada, estética que define en su famosa escena XII de Luces de Bohemia y se plasma en los retratos físicos y morales de casi todos sus personajes.