El Teatro Español Tras la Guerra Civil: Un Recorrido por sus Etapas

El Teatro Español Tras la Guerra Civil

Al finalizar la Guerra Civil Española, el teatro español se enfrentó a tres graves problemas:

  1. Agravamiento de los condicionantes comerciales: La crisis económica restringió el acceso al teatro a las clases más pudientes, mientras que la censura limitaba el contenido político crítico en las obras.
  2. Ruptura con el teatro anterior a la guerra: La muerte o el exilio de grandes dramaturgos provocó una profunda discontinuidad con la tradición teatral prebélica.
  3. Inicio de una crisis teatral: Esta crisis se debió a la escasez de autores españoles, lo que impulsó la representación de obras extranjeras traducidas, dificultando el estreno de obras de jóvenes dramaturgos nacionales. Además, el cine emergió como el nuevo espectáculo de masas, desplazando al teatro en las preferencias del público.

Etapas del Teatro Español de Posguerra

1. El Teatro de Posguerra (1939-1955)

En este período se distinguen tres tendencias principales:

1.1. Teatro de “continuidad sin ruptura”

Caracterizado por Francisco Ruiz Ramón, este teatro presenta los siguientes rasgos:

  • Continuación de la comedia de salón de Benavente.
  • Defensa de valores tradicionales como Dios, patria y familia.
  • Introducción de una ligera crítica de costumbres, especialmente la hipocresía.
  • Uso de escenografía realista, seguimiento de las normas aristotélicas y búsqueda de la perfección formal.
1.2. Teatro de humor

Dentro del teatro humorístico, encontramos dos manifestaciones:

  • Un teatro cómico tradicional que busca la risa fácil con técnicas prebélicas.
  • Un teatro que busca renovar el humor mediante situaciones, personajes, argumentos y lenguaje inverosímiles, casi absurdos.
1.3. Teatro existencialista

Este teatro representa los conflictos existenciales del ser humano, junto con preocupaciones sociales. Se divide en dos posturas:

  • Teatro posibilista: Representado por Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera, 1949), introduce la denuncia social de forma indirecta para evadir la censura.
  • Teatro radical: Encabezado por Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte, 1953), realiza una denuncia política directa.

2. El Teatro de Protesta y Denuncia (1955-1965)

El teatro social emerge en 1955 gracias a la necesidad de expresar los problemas del momento, la aparición de un público joven y universitario, y la relajación de la censura. Sus temas principales son la denuncia de la injusticia social, la desigualdad y la alienación del ser humano. Entre sus recursos técnicos destacan:

  • Realismo directo.
  • Realismo que recupera elementos de las comedias de costumbres de Carlos Arniches.
  • Técnicas esperpénticas: animalización, cosificación y degradación de los personajes.
  • Expresionismo y simbolismo.

Antonio Buero Vallejo, cuya producción abarca toda la segunda mitad del siglo XX, destaca por su enfoque en el “anhelo de realización humana” y sus limitaciones. Su teatro, de planteamiento trágico, busca inquietar y consolar, abordando planos existenciales y sociopolíticos con una perspectiva ética: la búsqueda de la verdad, la honradez y la justicia. Algunas de sus obras son: Historia de una escalera, El concierto de san Ovidio, En la ardiente oscuridad, El tragaluz, La fundación y La detonación.

3. Teatro Renovador (1965-1975)

Hacia 1965, los autores españoles incorporan las vanguardias europeas y americanas, abandonando el realismo mediante:

  • Parábolas al estilo de Bertolt Brecht.
  • Personajes como símbolos de ideas, temas o comportamientos.
  • Recursos esperpénticos.
  • Mayor relevancia de recursos extraverbales: gestos, vestuario, iluminación, sonidos.

Los temas principales son la injusticia, la falta de libertades, la crítica a la dictadura y la denuncia de la pobreza.

4. Últimas Tendencias Teatrales (desde 1975)

En este período se observa una paulatina desaparición de autores teatrales debido a la reticencia de los empresarios privados a arriesgarse con nuevas obras y la preferencia de los teatros públicos por los clásicos. Se aprecia una gran diversidad de tendencias, entre las que destacan:

  • Obras de técnica vanguardista, continuando la experimentación del período anterior, con autores como Francisco Nieva, Fernando Arrabal y Grupos de Teatro Independientes (Els Joglars, Els Comediants, La fura dels Baus, La cubana, Esperpento, Mediodía, La Cuadra, etc.).
  • Obras de técnica y orientación realista, con temas históricos y contenido crítico (¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterra) y otras de corte más comercial que adaptan la comedia de salón a los nuevos tiempos.
  • Obras que abordan temas actuales como la juventud, la droga y la delincuencia, con autores como Alfonso Vallejo, Fermín Cabal y José Luis Alonso de Santos.

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