EL TEATRO DEL SIGLO XX HASTA 1939
En el primer tercio del siglo XX triunfan varios tipos de teatro: la alta comedia, el teatro poético y el teatro cómico-costumbrista. Todos ellos son variantes del teatro comercial, realista o histórico. Junto al teatro de gran éxito, se escribieron obras renovadoras que no consiguieron el favor del público, por lo que quedaron reducidas a círculos minoritarios. Entre los escritores destacan: Unamuno, Azorín y, sobre todo, Valle-Inclán.
Tendencias del Teatro Español
Suele hablarse de dos grandes tendencias:
El Teatro de Éxito Comercial
El primero, destinado a satisfacer las exigencias del público, es, en general, un teatro costumbrista, cómico, que rehúye los planteamientos ideológicos y continúa con las formas dramáticas tradicionales.
El Teatro Renovador
El segundo, a contracorriente de los gustos de la época, es renovador en las formas y en los temas.
Corrientes del Teatro Comercial
En el teatro comercial pueden distinguirse estas tres corrientes:
1) La Comedia Burguesa
Jacinto Benavente fue, sin duda, el autor de mayor éxito de la época. Sus obras se caracterizan por el dominio de los recursos escénicos y la habilidad y el ingenio en los diálogos. La mayor parte de su producción, que tiene como escenario los salones y ambientes de la burguesía y la alta sociedad, plantea como tema la crítica amable, irónica y superficial de algunos vicios y defectos de las costumbres burguesas. Su obra más importante es Los intereses creados (1907).
2) El Teatro Poético
Estaba escrito en verso – al estilo modernista- y sus temas eran de carácter histórico: exaltaciones de grandes hechos o personajes del pasado. Los principales cultivadores de este tipo de teatro son: Eduardo Marquina y las obras escritas en colaboración por los hermanos Manuel y Antonio Machado (La Lola se va a los puertos, 1929).
3) El Teatro Cómico
Un gran éxito de público obtuvo el teatro cómico, basado casi siempre en la presentación de costumbres y tipos populares. Los autores más representativos son los siguientes: Carlos Arniches con su obra La señorita de Trevélez (1916), los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero con su obra Los de Caín (1908) y Pedro Muñoz Seca con su obra La venganza de Don Mendo (1918), parodia de los dramas históricos neorrománticos y del teatro poético en verso.
El Teatro Renovador
El teatro renovador está representado por las figuras de Valle-Inclán y García Lorca, los dos grandes dramaturgos de este período.
El Teatro de Valle-Inclán
El teatro de Valle-Inclán, muy renovador y avanzado para su época, es considerado hoy, junto con el de García Lorca, como el más importante del siglo XX en España.
Sus obras más destacadas son: Divinas palabras (1920), Luces de bohemia (1920) y a los ciclos de los esperpentos pertenecen también: Los cuernos de Don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927), agrupadas bajo el título de Martes de Carnaval.
El Teatro de Federico García Lorca
Dentro de este teatro renovador tenemos también a Federico García Lorca. El tema central de sus obras teatrales se ha definido como el conflicto entre la realidad y el deseo, o el enfrentamiento entre el principio de autoridad y el principio de libertad; en resumen, la frustración individual. Sus principales obras son: La zapatera prodigiosa (1930). Una obra calificada por el autor como comedia imposible, por las dificultades de representación, con numerosos componentes surrealistas es El público (1930).
Tres tragedias, que representan la plenitud de su teatro son:
Bodas de sangre (1933), basada en un hecho real, sobre una pasión amorosa que desborda las normas sociales y los odios familiares, y que conduce a la muerte a sus protagonistas. Yerma (1934), tragedia de la mujer que ve frustrada su realización personal, cifrada únicamente en ser madre y no poder serlo. La casa de Bernarda Alba (1936), que representa el conflicto entre el autoritarismo de Bernarda Alba y el deseo de libertad de sus cinco hijas.
El Teatro de Ramón Gómez de la Serna
Y por último mencionemos a Ramón Gómez de la Serna. Su teatro fue totalmente innovador y no llegó a representarse (teatro muerto según sus propias palabras). Su obra más representativa es Los medios seres (1929).
El Teatro Durante y Después de la Guerra Civil
Durante la Guerra Civil continúan las líneas dramáticas iniciadas: sainetes, comedia burguesa, comedia poética, o también el llamado drama testimonial de la época, con representaciones de ambos bandos y el teatro de circunstancias o de urgencia formado por piezas breves de propagación política (Max Aub y Alberti).
Tras la guerra, autores innovadores han muerto (Valle-Inclán, Lorca, Miguel Hernández); muchos otros huyen al exilio y otros se quedan en España y sufren la censura y el exilio interior.