Introducción
El teatro presenta un problema añadido a los otros géneros literarios. En el teatro español de este periodo se producen situaciones complejas: textos publicados, pero no representados y obras representadas en circuitos minoritarios y no publicadas.
La escena española está invadida por un teatro convencional. Por otra parte, la terrible censura de la época impide poner en escena obras que supusieran el mínimo atentado contra los valores morales o sociales establecidos por el poder.
En 1949, el estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, inicia el camino de la renovación. La influencia del teatro europeo no llega hasta los años sesenta. Entonces se crea un teatro experimental, aparecen los Grupos de Teatro Independiente. Tras la muerte de Franco, el experimentalismo pierde fuerza y se impone un teatro realista.
El Teatro de Posguerra
La década de los cuarenta es una época de fervor triunfalista. El espectáculo teatral del momento permanece aislado del exterior y sometido a una férrea censura. En los primeros años de la posguerra se estrenan obras de carácter histórico. Destaca como autor José María Pemán, con obras como Felipe II.
Las dos tendencias más destacadas son:
Teatro Burgués, Continuista y Convencional
Procede de la alta comedia de Benavente y va dirigido a la clase media. Representa la ideología dominante. Se trata de un teatro bien construido, con diálogos sólidos, desarrollo en interiores y personajes de clase media; además, es un teatro cómico que no compromete, la intención crítica se centra en las costumbres de la burguesía, pero sin atacarlas violentamente.
Entre muchos otros dramaturgos, destacan:
- José María Pemán: Triunfa en la década de los cuarenta. Destacan sus comedias costumbristas e intrascendentes, como Los tres etcéteras de don Simón.
- Joaquín Calvo Sotelo: Compuso farsas, como ¡Viva lo imposible!, comedias de evasión y los llamados dramas de tesis.
- Juan Ignacio Luca de Tena: Escribió comedias de costumbres y de tema histórico.
- José López Rubio: El amor es el tema central de sus comedias. Entre sus obras, encontramos Celos del aire.
- Edgar Neville.
El Teatro de Humor Renovado
El teatro de humor ya había tenido un gran éxito en España. Ahora sobresalen dos figuras que realizan un teatro de humor renovado. Se realiza un uso del lenguaje agudo y crítico contra las convenciones burguesas. Aunque los personajes son principalmente de clase media, introducen otros como artistas, bohemios, etc. La comedia y la farsa son los géneros preferidos.
- Enrique Jardiel Poncela: Rompe con las formas tradicionales de lo cómico, crea un teatro inverosímil y fantástico que presenta una caricatura de la sociedad de la época. Destacamos obras como Eloísa está debajo del almendro.
- Miguel Mihura: En sus obras destaca un humor inverosímil, una postura inconformista ante las convenciones sociales y un lenguaje lleno de ingenio que le convierten en un antecedente del teatro de lo absurdo. Una de sus obras más destacadas es Tres sombreros de copa, que, aunque fue escrita en 1932, se estrenó veinte años más tarde. Esta obra supone una ruptura con el teatro cómico anterior, tanto en el fondo como en la forma.
Escribió alguna obra más en colaboración con otros autores, y otras obras como Sublime decisión, que reivindicaba el papel de la mujer.
El Teatro en el Exilio
Los dramaturgos exiliados siguen escribiendo en sus países de acogida. Presentan gran diversidad de tendencias, aunque se acercan a un tema común: España, como paraíso prohibido.
- Alejandro Casona: Cultiva un teatro poético, de evasión, con tintes simbólicos. Entre sus obras encontramos La dama del alba.
- Max Aub: Realiza un teatro testimonial y censura la triste suerte del hombre contemporáneo. Una de sus obras más conocidas es San Juan.
- Rafael Alberti: Escribe un teatro político lleno de símbolos, con una técnica esperpéntica. Encontramos obras como El adefesio.
El Teatro Existencialista y del Realismo Social
Como ya hemos visto, con el estreno en 1949 de Historia de una escalera, de Buero Vallejo, se inicia la renovación. Poco a poco este existencialismo deriva hacia un teatro social y realista, que aborda temas cercanos a los tratados en la poesía social.
Algunos de los autores destacados de este tipo de teatro son:
- Antonio Buero Vallejo: Del cual hablaremos más tarde.
- Alfonso Sastre: Pertenece plenamente al realismo social y su teatro se caracteriza por una actitud de denuncia social animada por una fuerte voluntad de renovación formal. Aborda temas como la libertad, la culpa y el arrepentimiento. Su larga producción teatral apenas ha sido representada por problemas de censura. Entre sus obras destaca Escuadra hacia la muerte.
- Antonio Gala: Enlaza la comedia de salón y un teatro más existencial y simbolista. En los años ochenta se convierte en uno de los escritores de referencia de la época con obras como Anillos para una dama.
- Lauro Olmo y Rodríguez Méndez: Con obras como La camisa y Los inocentes de Moncloa, respectivamente, forman parte de un grupo de dramaturgos del realismo social que no pudieron estrenar sus obras debido a la censura de la época.
El Teatro Renovador y Experimentalista
Poco a poco, la influencia de vanguardistas europeos llega a los autores españoles. Hacia 1970 se produce un movimiento de renovación teatral que se opone a la estética realista. Es un teatro basado en el espectáculo, la escenografía y las técnicas audiovisuales.
Los temas que trata son la realidad contemporánea, la injusticia social, la pobreza, la soledad y la incomunicación en el mundo moderno.
El personaje dramático es raras veces una persona. Es más bien un signo, una figura simbólica.
El texto es solo una parte del espectáculo que se completa con luz, proyecciones audiovisuales, gestos, objetos variados y está abierto a improvisaciones.
- Francisco Nieva: Es un importante escenógrafo que inicia su obra creativa a finales de los cincuenta, pero no representa hasta décadas más tarde. Su producción se divide en teatro de farsa (de corte tradicional, La señora Tártara) y el teatro furioso (dramas cercanos al esperpento con lenguaje barroco, como Pelo de tormenta).
- Fernando Arrabal: Crea un teatro llamado “teatro pánico”, con rasgos surrealistas. Sobresale en él una actitud de rebeldía ante lo absurdo y la sinrazón del mundo. Encontramos un pesimismo existencial en todas sus obras, entre las que destaca Pic-nic. Tras esto, en su última época se decanta por lo que él denomina el teatro bufo.
Aparte de otros autores del teatro renovador, como Antonio Martínez Ballesteros, con Farsas contemporáneas, o Jordi Teixidor, con El retablo del flautista; además, en el teatro de renovación tiene protagonismo los grupos de teatro independiente, que realizan espectáculos de gran impacto social en su momento, como pueden ser Els Joglars o Los Goliardos.
Antonio Buero Vallejo
Buero Vallejo, tras recibir el Premio Lope de Vega por su obra Historia de una escalera, se dedicará al teatro, convirtiéndose en uno de los dramaturgos españoles más destacados. El teatro de Buero es una indagación en los aspectos trágicos de la condición humana. Su finalidad es conmover al espectador, hacerle reflexionar y tomar conciencia sobre los conflictos tanto individuales como colectivos.
Los temas de su obra pueden resumirse en la denuncia de la injusticia, el sufrimiento, la búsqueda de la verdad y la lucha por la libertad, la frustración y la utopía imposible. Sus personajes viven en un eterno interrogante, pero apoyados en la esperanza.
Buero Vallejo cultiva el drama y la tragedia, y recupera para el teatro la función de catarsis que tenía la tragedia griega. En su obra podemos distinguir tres etapas:
Etapa Existencial
Se compone de Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad. Posteriormente escribe una serie de dramas en los que se propone la desmitificación de algunos de los mitos occidentales. Aunque su teatro, en general, conecta con la tradición realista.
Etapa Social
Se inicia con Hoy es fiesta, en el teatro histórico. Otras obras son Las meninas, El concierto de San Ovidio y El tragaluz. En su producción se desplaza del tratamiento psicológico del hombre como ser individual, al ser humano como integrante de una sociedad.
Etapa de Renovación Formal
Sigue con sus preocupaciones ideológicas, pero introduce algunos elementos renovadores, como, por ejemplo, en La Fundación.