El Teatro Español Durante la Posguerra
La Guerra Civil supuso una ruptura con algunos rasgos culturales anteriores a la contienda. La producción teatral, a menudo de baja calidad artística y mediocre en los primeros años de posguerra, se vio condicionada por varios factores:
- La muerte o exilio de los grandes dramaturgos.
- El público, mayoritariamente burgués y acomodado, prefería un teatro sencillo y tradicional.
- La censura previa, aplicada por el régimen, condicionaba el contenido de las obras dramáticas o impedía su escenificación.
El periodo de posguerra abarca cuatro décadas en las que coexistieron varias tendencias teatrales, con predominio de unas sobre otras. Durante los años 40, el férreo control de la dictadura propició un teatro de evasión que no cuestionaba los valores del régimen y que solo pretendía el entretenimiento del público y la rentabilidad comercial de las obras.
Tendencias del Teatro Español de Posguerra
El teatro español de posguerra se agrupa principalmente en las siguientes tendencias:
Teatro Burgués
Asume formas tradicionales del teatro anterior a la contienda, dentro de la tradición de la comedia burguesa. Muchas de las obras que se escenificaron en este periodo pertenecían a dramaturgos consagrados en décadas anteriores.
Características:
- Teatro de entretenimiento: Amable, divertido e ingenioso.
- Cuidado formal: Presenta preocupación por la obra bien hecha, sobre todo en autores de prestigio.
- Temas burgueses: Infidelidad en el matrimonio, conflictos entre padres e hijos.
- Personajes acomodados: Suelen pertenecer a las clases media o alta.
- Ambientes confortables: La escenografía intenta reproducir el lujo de la alta sociedad.
Teatro Poético
Los dramaturgos que lo cultivan escriben en prosa poética comedias con rasgos de diversa procedencia.
La temática se centra en el conflicto entre la realidad y la fantasía, en defensa del amor, la comprensión y la libertad como métodos pedagógicos para superar el conflicto.
Destaca Alejandro Casona, uno de los escritores más representativos de nuestro teatro en el exilio.
El Teatro de Humor
Muchos dramaturgos encontraron en el humor una forma de sobrellevar las duras condiciones de vida de la posguerra. A diferencia de la comedia burguesa, este humor se caracteriza por las situaciones de inverosimilitud y los diálogos absurdos con los que se critica de forma muy irónica la sociedad de la época.
Este teatro de humor influirá en los años sesenta en el nuevo teatro experimental.
Miguel Mihura
Toda la obra dramática de Miguel Mihura es una crítica de los convencionalismos o imposiciones sociales que ahogan la libertad de la persona y, por lo tanto, su felicidad. Mihura emplea el humor para expresar esta crítica y acercarse a los problemas humanos. Se trata de un humor intelectual, alejado de la risa fácil.
La comicidad de su teatro reside en la ruptura de lo lógico y para ello crea situaciones absurdas.
El uso de la ironía para ridiculizar la falsa moralidad, la distorsión del lenguaje, el razonamiento ilógico e inverosímil de los personajes y la presentación de situaciones absurdas son algunos recursos que utiliza el autor para lograr esta ruptura formal.
Después de sus primeros estrenos, los autores más representativos tuvieron que modificar su estilo teatral y adaptarse a las exigencias de un público que prefería un teatro más convencional y tradicional.
El Drama Social
A mediados de los años 50 surge un teatro social que lleva a los escenarios los dramas de las clases sociales humildes. Es un teatro realista de denuncia. Estos autores, descontentos con la situación política, tratan de reflejar y criticar la violencia y la injusticia social de la posguerra. Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre son los dos dramaturgos más representativos de esta tendencia.
Obra dramática de Antonio Buero Vallejo
Marca el inicio de una nueva etapa en el teatro español, pues supone una ruptura con los escenarios burgueses de las comedias de evasión y con la temática de un teatro alejado de la realidad española.
Elementos comunes en su obra:
- Los personajes encarnan actitudes opuestas en el modo de afrontar la realidad.
- La identificación del público con los personajes: la realidad se presenta tal como la vive el personaje.
- Detallismo en las acotaciones: describen minuciosamente no solo los escenarios, sino también los gestos, los movimientos y las actitudes de los personajes.
- La dimensión simbólica: la oposición oscuridad/luz presenta dos símbolos fundamentales.
El Nuevo Teatro
Al final de la década de los sesenta, los dramaturgos españoles consideran que el drama social ha agotado sus posibilidades expresivas e inician nuevas líneas teatrales basadas en la experimentación. La paulatina apertura del régimen franquista y las influencias del teatro europeo contribuyen a esta renovación dramática.
Bajo la denominación de Nuevo Teatro se conoce a un grupo de autores cuya actividad literaria se desarrolla a finales de la década de los sesenta y, en muchos casos, continúa hasta nuestros días. Recogen las influencias vanguardistas de la dramaturgia extranjera y su producción supone una ruptura con la forma de concebir el teatro que afecta más a la estética que al contenido: se busca lo grotesco, lo onírico, los elementos surrealistas.
Este teatro recibe influencias surrealistas del teatro de humor y, al mismo tiempo, hereda del teatro realista de los años 50. Por ello, adopta una actitud crítica respecto a la sociedad contemporánea. La diferencia está en que esta crítica se realiza de manera alegórica y no realista: se utilizan símbolos (metáforas) para hablar de la situación social, moral y política de la España del momento.
El Nuevo Teatro sigue dos tendencias principales:
Teatro Experimental
Busca nuevas formas al margen del teatro comercial y se define por tres características básicas:
- El texto no es prioritario: el teatro es un espectáculo en el que intervienen muchas disciplinas artísticas y la literatura es una más.
- Se incorporan elementos plásticos y sonoros (música, etc.).
- Se tiene un nuevo concepto del espacio escénico.
Teatro Vanguardista
Se caracteriza por la duda sobre la validez del hecho teatral, la crítica a las distintas dramaturgias de su tiempo y el planteamiento de nuevas formas escenográficas.
El Teatro Actual
Tras la muerte del general Franco, la llegada de la democracia favorece la recuperación del teatro. Con el regreso de la libertad de expresión se elimina la censura y vuelven los escritores exiliados.
Desde la década de los ochenta hasta hoy en día, el teatro se caracteriza por la libertad y la diversidad de tendencias, aunque podemos destacar varios rasgos significativos del momento actual:
- La renovación de los teatros nacionales: El teatro oficial experimenta una profunda renovación con los primeros gobiernos democráticos que impulsan a los teatros nacionales.
- El retorno a la línea tradicional: Tras el teatro experimental de los años setenta, muchos autores regresan a un lenguaje dramático más convencional, cercano al realismo, en el que prevalece el contenido sobre la forma.
- Las compañías independientes: En los años 70 surge una serie de grupos teatrales que pretenden adoptar nuevas técnicas europeas para sacar a nuestro teatro de la rutina en la que se hallaba. Estos grupos, que proliferan durante la Transición, buscan la profesionalización y la conversión del teatro en vehículo de transmisión de sus ideas.