El Teatro Español Anterior a 1939: Tendencias, Autores y Obras Clave

Contexto Histórico y Social

Nos situamos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX (hasta 1936). En este periodo, España atraviesa una crisis política, económica y moral que impulsa una gran innovación en la literatura española. El teatro, en particular, se ve condicionado por la sociedad, ya que el público mayoritario era burgués y las obras se adaptaban a sus gustos. Esto provoca una cierta pobreza en el teatro español, que en general se muestra reacio a los movimientos renovadores.

El Teatro a Principios del Siglo XX

1. La Comedia Benaventina

Destaca la figura de Jacinto Benavente, quien tras el fracaso de El nido ajeno, obra en la que critica las costumbres de la época, opta por escribir piezas menos conflictivas que se ajusten a los gustos del público. Su obra incluye comedias burguesas y dramas rurales, entre las que destacan La malquerida y Los intereses creados.

2. La Comedia Costumbrista

Paralelamente, se desarrolla la comedia costumbrista, caracterizada por los sainetes, composiciones de tema humorístico y popular. Destacan autores como Carlos Arniches con El Santo de la Isidra, que retrata los personajes más castizos del Madrid de la época, y los hermanos Quintero con Malvaloca, que describe los tópicos de Andalucía.

El mismo Arniches crea la tragedia grotesca, que describe con un cierto aire crítico la sociedad a través de personajes caricaturescos y trágicos a la vez. Su obra más representativa es La señorita de Trévelez.

Por otro lado, Muñoz Seca impulsa la astracanada, una mezcla de género chico y vodevil. Su obra más conocida es La venganza de don Mendo.

3. El Teatro Poético

También surge el teatro poético, escrito en verso e influido por el Modernismo. Se caracteriza por su lenguaje ornamental y un cierto conservadurismo temático. Destacan autores como los hermanos Machado, con La Lola se va a los puertos, y Eduardo Marquina con En Flandes se ha puesto el sol.

La Generación del 98 y la Renovación Teatral

4. Intentos Renovadores

La Generación del 98 lleva a cabo una serie de intentos renovadores en el teatro. Destacan autores como Unamuno con Fedra, Azorín con Lo invisible y, sobre todo, Jacinto Grau con El señor de Pigmalión.

5. Valle-Inclán y el Esperpento

Sin embargo, es Ramón María del Valle-Inclán quien realmente destaca en este periodo. Se le considera un visionario por la originalidad de sus obras, tanto en temas como en estética, sus planteamientos radicales y la riqueza y expresividad de su lenguaje.

Al inicio de su carrera teatral, Valle-Inclán se adscribe a la corriente modernista decadente. Posteriormente, inicia el ciclo místico con las Comedias Bárbaras. En estas obras, aparecen personajes dominados por instintos primarios en un ambiente de supersticiones, con episodios truculentos y constantes cambios de escenario y personajes. Este ciclo culmina con Divinas palabras, donde Valle trata temas como la avaricia y la lujuria.

Simultáneamente, Valle escribe farsas, donde utiliza lo grotesco y la caricatura para ridiculizar a los personajes.

Alrededor de 1920, Valle-Inclán desarrolla el esperpento, un género propio basado en la deformación de personajes y valores, con el que denuncia diversos aspectos de la sociedad española. Los personajes del esperpento son grotescos, semejantes a marionetas. Valle-Inclán utiliza con frecuencia los contrastes, como lo cómico contrapuesto a lo trágico, y un lenguaje muy rico en registros.

Las obras esperpénticas más importantes son la trilogía Martes de Carnaval y Luces de Bohemia, considerada su obra maestra. Esta última se caracteriza por su gran número de personajes, sus escenas grotescas y la crítica a la España del momento.

El Teatro de la Generación del 27

6. Acercamiento al Pueblo

Con la Generación del 27, el teatro se acerca al pueblo. Se crean compañías teatrales como La Barraca, que buscan acercar el teatro al público y fomentar la educación teatral.

7. Autores Destacados

Entre los autores más importantes de esta generación, se encuentran Alejandro Casona, con su obra La dama del Alba, donde mezcla realidad y fantasía, y Max Aub, con una valiosa producción teatral que incluye obras como San Juan.

8. Federico García Lorca

El autor más destacado de la Generación del 27 es Federico García Lorca. Su teatro, de carácter poético, suele tener como tema principal el enfrentamiento entre el individuo y la autoridad. Sus obras se caracterizan por la presencia de protagonistas femeninas.

El teatro de Lorca se puede clasificar en diferentes estilos, como las farsas, que tratan sobre matrimonios de interés, el teatro lírico, el teatro surrealista y, el más importante, los dramas rurales. Dentro de estos últimos, destaca la trilogía rural: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Las tres obras comparten rasgos comunes como la ambientación en el campo andaluz, el desenlace trágico y la mujer como protagonista.

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