Introducción
El teatro de principios de SXX se encuentra encauzado por la comedia burguesa. Los empresarios se empeñaban en que la representación teatral fuera sostenible. Las consecuencias conllevan a la pobreza creativa del teatro español en los primeros decenios del SXX, se llegaba a representar un teatro inmovilista, que ignora los movimientos renovadores porque ofrece grandes limitaciones. Algunos autores se rebelaron contra este teatro comercial que complacía a la burguesía. Dos ejemplos de este teatro renovador son las obras de Ramón del Valle Inclán y Federico García Lorca.
1. La Comedia Burguesa
Desde finales del SXIX se intenta romper con el teatro retórico y melodramático heredado del Romanticismo. El nido ajeno de Jacinto Benavente y Juan José́ de Joaquín Dicenta trataron de introducir un teatro naturalista. Fue Jacinto Benavente, galardonado con el Premio Nobel, el encargado de configurar un teatro comercial de éxito que la burguesía adoptó como suyo. La trayectoria teatral de Jacinto Benavente va de lo incisivo y crítico hasta el conservadurismo. Seguía las pautas del teatro naturalista, proponiendo una crítica superficial dentro de una estructura teatral sólida. La comida de las fieras le garantizó la aceptación de los espectadores repitiendo sus fórmulas teatrales. Sus tramas presentan problemas poco conflictivos. A pesar de imitar el lenguaje de la clase burguesa, lo hace de un modo cuidado, de gran espontaneidad y que permite caracterizar a los personajes. Los intereses creados protagonizan una lucha entre los sentimientos verdaderos y la hipocresía social con un tono de farsa y escepticismo cínico y pragmático.
El teatro humorístico presenta una trama sencilla que pretende la diversión a través de la presentación de personajes populares y castizos caracterizados por su forma de hablar. Carlos Arniches exaltaba los valores del tipo madrileño y los entremeses de los hermanos Álvarez Quintero y la afabilidad andaluzas.
2. El Esperpento
La producción teatral de Ramón María del Valle-Inclán presenta unos planteamientos tan radicales, que lo hace distinto a las bases de la comedia burguesa, pues su audaz originalidad configuran una estética teatral que la hace distinta a cualquier otro autor de su época.
El recorrido al que estamos haciendo referencia comienza con el denominado ciclo mítico. Se trata de una trilogía llamada Comedias bárbaras. En todas ellas prevalece el mal y la muerte. Este ciclo se culmina con Divinas palabras. Valle encuentra la línea que estaba buscando y se centra en las farsas, donde conviven lo grotesco y la caricatura. Farsa italiana de la enamorada del Rey y Farsa y licencia de la Reina Castiza pintan un retrato satírico y despiadado de la España Isabelina, con su crítica personal a la nobleza.
La combinación de las experiencias del ciclo mítico y de las farsas anticipan lo que conseguirá Valle-Inclán con el esperpento. De esta manera, lo que persigue el esperpento es la deformación sistemática de personajes y valores con la que denuncia la inmoralidad de la sociedad española de su tiempo. El esperpento es una visión de ver el mundo que desenmascara el verdadero rostro de la sociedad española. Sus personajes, en su trama conviven seres de ficción y personajes históricos.
El uso de contrastes; el lenguaje, pues se da en él distintos registros según su estrato social. Tienen especial relevancia las acotaciones teatrales, pues poseen valor literario; los numerosos personajes y los continuos cambios de espacio y tiempo entre las escenas. Son otros rasgos formales que caracterizan al esperpento. Las obras representativas del género creado por Valle-Inclán son Luces de bohemia y la trilogía Martes de carnaval. Luces de bohemia está basada en la vida de otro autor modernista: Rubén Darío, en ella viene representada la última noche del poeta Max Estrella, acompañado de su particular con quien recorre un Madrid absurdo, brillante y hambriento.
Para encontrar el valor literario que tiene el esperpento es necesario referirse a la poética de la ruptura. Las experiencias teatrales de Beltroch Brech o la visión personal del drama de A. Artaud. El esperpento se entronca con el teatro absurdo de S. Beckett. Así, Valle-Inclán constituye un precursor del moderno teatro crítico.
3. El Teatro Poético
El espíritu modernista se propuso desde su origen romper las fronteras genéricas, creando un intento de aproximar el género dramático a la poesía lírica para construir un drama lírico. Se trata de un teatro histórico en verso y caracterizado por su conservadurismo ideológico. La propuesta teatral del teatro poético parte de la premisa de volver a la tradición española en su aspecto formal, el verso sonoro, efectista y retórico. Algunos de los dramaturgos más destacados son Eduardo Marquina con obras como Las hijas del Cid o En Flandes se ha puesto el sol; o los hermanos Machado. Cuando este género comienza a decaer, aparece un teatro poético y convierte en cómico los actos heroicos, que se representaban en estos dramas históricos. Nace así la astracanada que debemos al gaditano Pedro Muñoz Seca. Lo típico de estas obras es la búsqueda de la carcajada. El éxito más importante que dio este dramaturgo fue La venganza de don Menudo que todavía se representa con gran éxito.
Un joven Federico García Lorca intentó recuperar el teatro poético, y llevó al escenario Mariana Pineda, el drama lírico de la heroína ajusticiada por bordar una bandera republicana en la época del absolutismo de Fernando VII.
Conclusiones
Si algo caracteriza al teatro de los primeros decenios del SXX es, a pesar de su inmovilismo, la variedad de tonos y caracteres de un teatro comercial de éxito, que se esfuerza por agradar a la burguesía, pues busca la diversión sin preocupaciones o reflexión superficial sobre los problemas que podían acusar a la clase acomodada. Mención aparte merece la propuesta teatral renovadora que encabezan autores como Ramón María del Valle-Inclán con la creación del esperpento y Federico García Lorca con su carrera como dramaturgo.