El desarrollo del teatro español
durante el primer tercio de siglo ofrece una dicotomía: de una parte, de un teatro que goza del favor del público burgués, y empresarios atentos a sus gustos, de otro, repetidos intentos de renovación que se estrellan contra las barreras comerciales o el gusto establecido. Valle-Inclán y Lorca, síntesis y ejemplos de tales inquietudes, se alzan como las dos cumbres indiscutibles, del teatro de los tres últimos siglos.
La II República y la renovación teatral
Tras la proclamación de la II República, el teatro comercial siguió vulgar y con falta de calidad, aunque los grupos experimentales siguieron siendo los impulsores de su renovación. Sugerían el Teatro del Pueblo y el Teatro Guiñol de las Misiones Pedagógicas por el bajo nivel educativo de los pueblos. Los teatro universitarios, extendieron la cultura desde la ciudad y las aulas a la España rural. Surgieron grupos como “La Barraca”.
El teatro de Lorca
(1898-1936) evoluciona a la parte de su obra poética. Este cultivó el teatro a lo largo de toda su trayectoria, pero fue la actividad preferente de los seis últimos años en los que escribe las obras dramáticas que le han dado fama universal. Además, desde 1932 dirige “La Barraca”. Tras su muerte y la Guerra Civil, sus obras fueron censuradas. (Mantendrá en su teatro la misma línea estética y temática de su poesía.) Expone temas de gran profundidad como el conflicto de la realidad, el deseo y la frustración.
Temáticas y estilos en el teatro de Lorca
Lorca lleva a escena destinos trágicos encarnado en mujeres. La frustración vital de los personajes se sitúa en un doble plano, un plano metafísico: las fuerzas enemigas son el Tiempo, la Muerte. Y un plano social: los perjuicios de casta, las convenciones, los yugos sociales. En cuanto a la temática, se nutrió de una raíz modernista y posteriormente del teatro de vanguardia. De ahí la variedad de géneros.
Clasificación de las obras de Lorca
A la hora de hablar de su trayectoria, podemos clasificar sus obras en tres etapas clasificadas: Los comienzos: comienza con un ensayo juvenil que fue un fracaso, El maleficio de la mariposa, cuyo tema es la insatisfacción amorosa. Su primer éxito llega con Mariana Pineda, sobre la heroína que murió por haber bordado una bandera liberal, es a la vez un drama de de amor trágico, escrita en verso.
La plenitud de Lorca
Tras un “teatro imposible”, Lorca dará un giro y mezcla rigor estético y alcance popular, en casi todas obras de esta etapa, la mujer ocupa un puesto central, revela su sensibilidad ante la condición de la mujer en la sociedad tradicional. Protesta contra la falta de libertad de este colectivo proponiendo la exaltación del mundo emocional y libre frente a las convenciones y represión social.
Obras destacadas
Bodas de sangre (1933), mezcla la prosa y el verso. Habla de la represión de los impulsos amorosos por las convenciones que impone la sociedad. Su motivo fundamental es la fuerza de la sangre que impulsa a una novia a abandonar a su novio el día de su boda para huir con su amante. Yerma (1934) es el drama de una mujer condenada a la infecundidad. Yerma vive obsesionada con el deseo de ser madre y cuando pasados los años comprende que su marido prefiere las tierras a los hijos lo mata en un ataque de ira, acabando con la única posibilidad de cumplir sus sueños. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) “drama” sobre la espera inútil del amor. La casa de Bernarda Alba, considerada como la culminación del teatro lorquiano.