El Siglo XVIII: La Ilustración
Movimiento reformista originado en Francia.
La base de este movimiento es la crítica al Antiguo Régimen.
La Enciclopedia, que recoge todo el conocimiento de la Ilustración, fue dirigida por Diderot y D’Alembert (1751-1780).
Rasgos Fundamentales de la Ilustración
- La razón como único método para alcanzar el progreso; se impone por encima de la fe.
- El siglo XVIII se conoce como el Siglo de las Luces (se desarrollan la ciencia, la cultura, la política).
- La observación, la experimentación y la experiencia, y no el principio de autoridad, son la base de la ciencia.
- Tolerancia religiosa y en materia de pensamiento; el poder civil se separa del eclesiástico.
- Optimismo humanista: mediante el progreso se espera llegar a una sociedad perfecta y justa.
- Se crean instituciones (institucionalismo) para acercar la cultura a la gente (RAE, universidades…).
- La figura intelectual por excelencia es ahora el filósofo y la del hombre de letras, el denominado librepensador (Voltaire, Rousseau, Montesquieu).
Contexto Histórico-Social
Las monarquías del siglo XVIII practican el despotismo ilustrado: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Los ilustrados apoyan a los reyes porque consideran que ayudan a modernizar la sociedad desde arriba con sus reformas sociales. Su objetivo era educar al pueblo y mejorar las condiciones de vida.
Se destaca el ascenso de la burguesía, que impulsa las reformas y el espíritu crítico.
Hechos Históricos Fundamentales
- La Independencia de Estados Unidos de América, con su Constitución de 1776, partiendo de ideas liberales y democráticas.
- La Revolución Francesa (1789), que representa un aumento de la importancia de la burguesía y su poder.
La Ilustración en España
En España, los reformistas ilustrados tuvieron dificultad para difundir sus ideas, básicamente por la oposición de la nobleza y el clero. Por lo tanto, buscaron el apoyo de la monarquía de los Borbones, instaurada en 1700 por Felipe V.
Cauces de Penetración del Pensamiento Ilustrado
- La traducción de libros, sobre todo franceses.
- Las relaciones con extranjeros y los viajes de algunos reformistas por Europa para extender el conocimiento.
- La difusión de la filosofía racionalista.
- La aparición de los primeros periódicos.
- La creación de nuevas instituciones (Reales Academias, Ateneos, Sociedades Económicas de Amigos del País, bibliotecas).
- Publicaciones de la Real Academia.
Literatura Neoclásica en España
Neoclasicismo: Literatura didáctica y crítica donde la razón prevalece sobre todos los demás conceptos.
Géneros usados para tales fines: el ensayo, la fábula, la sátira o el artículo periodístico.
Objetivo principal: enseñar deleitando (prodesse et delectare).
En 1737, Luzán, en su obra llamada Poética, establece las normas de la literatura neoclásica, que debe ser didáctica e instructiva:
- Unidad de tiempo: La acción de la obra debe durar menos de 24 horas (dentro de la propia obra no pueden pasar más de 24 horas); si las horas de la obra coinciden con las reales, mejor.
- Unidad de espacio: Toda la obra debe suceder en la misma localización (si la obra empieza en el parque, se queda en el parque).
- Unidad de acción: Solo se describe un evento principal (una boda, pues una obra en torno a la boda).
La Poesía en el Siglo XVIII
Las nuevas teorías estéticas, el racionalismo y el afán didáctico hacen que la producción poética no sea tan abundante como en siglos anteriores.
Predominan los temas filosóficos, pastoriles y anacreónticos (exaltación de los placeres elementales, del amor y del vino), en un estilo llano (lenguaje sencillo) y prosaico.
Poeta importante: Juan Meléndez Valdés, junto con los fabulistas Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.
La poesía de Meléndez Valdés supone una muestra ideal de todos los géneros que se practican a lo largo del periodo. Él fue quien difundió la oda anacreóntica, que siguió practicando hasta su muerte.
- La anacreóntica: poesía amorosa, sensual, erótica, delicada, con tiernos pastorcillos enamorados y con numerosas innovaciones métricas. Algunos críticos se refieren a esta lírica con el apelativo de rococó.
- Elegías (coplas a la muerte de alguien) y Epístolas constituyen su principal obra poética, aunque también se le conoce al poeta pacense por iniciar la moda del romance descriptivo e histórico-legendario y de la canción patriótica.
La Prosa en el Siglo XVIII
La principal característica de la prosa de este siglo es el didactismo (intención de enseñar). Por esta razón, los géneros más cultivados son el ensayo (texto informativo sobre un tema, nacido en Francia en el siglo XVI) y la crítica social y literaria.
Podemos dividir la prosa del XVIII en dos grandes tendencias: la prosa narrativa y la prosa doctrinal y el ensayo.
A) Prosa Narrativa
Destacan dos nombres propios:
- Diego de Torres Villarroel, autor de Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Don Diego de Torres y Villarroel, una novela en forma autobiográfica.
- José Francisco de Isla (jesuita conocido como el Padre Isla), autor de la Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, en la que ridiculizó el estilo recargado y barroco de los predicadores religiosos de la época.
B) Prosa Doctrinal y Ensayo
Tres autores destacados:
- Fray Benito Jerónimo Feijoo, fraile benedictino y profesor de la Universidad de Oviedo. Quiso combatir las supersticiones y falsas creencias populares y deshacer la confusión entre lo natural y lo sobrenatural. Su obra está repartida en dos colecciones: Teatro crítico universal (ocho tomos) y Cartas eruditas y curiosas (cinco tomos).
- Gaspar Melchor de Jovellanos, prototipo del reformador moderado, por lo que en sus obras está siempre presente el fin didáctico y divulgador. Destaca su Informe sobre la Ley Agraria.
- José Cadalso, quien cultivó todos los géneros literarios de su época, destacando por:
- Los eruditos a la violeta, redactado “en obsequio de los que pretenden saber mucho estudiando poco”, es una burla satírica de la educación basada en la acumulación de conocimientos superficiales.
- Cartas marruecas, que pertenece al género epistolar, de moda en la época, y que consta de 90 cartas intercambiadas entre tres personajes: Gazel, Ben-Beley y Nuño. Dos musulmanes (Gazel y Ben-Beley) y un español (Nuño) intercambian en estas cartas sus puntos de vista sobre las costumbres de España (resalta el contenido crítico y patriótico).
El Teatro en el Siglo XVIII
El Neoclasicismo impuso en el teatro las normas clásicas, especialmente a raíz de la publicación de la Poética de Luzán:
- El respeto de las tres unidades (mencionadas anteriormente).
- La verosimilitud: las historias representadas debían ser creíbles y ajustadas a la realidad.
- La separación de géneros (comedia y tragedia).
- El estilo razonable, contenido y sensato (decoro).
- La finalidad didáctica: las obras deben educar al público.
Hay dos grandes géneros:
A) La Tragedia
Intentan revitalizar la tragedia clásica de tono elevado, que expresaba sentimientos heroicos. Solo merecen mención especial dos obras importantes:
- Raquel, de Vicente García de la Huerta.
- Pelayo, de Gaspar Melchor de Jovellanos.
B) La Comedia
Refleja costumbres burguesas y critica los vicios de la sociedad. Tiene como objetivo el didactismo.
- Leandro Fernández de Moratín: Escribió cinco comedias, la más importante es El sí de las niñas. Sigue las tres unidades del teatro neoclásico y critica la educación de los jóvenes de la época, especialmente de las mujeres.
- Ramón de la Cruz: Con sus Sainetes, piezas cómicas breves que retratan animados cuadros de costumbres con un lenguaje realista.
- La Zarzuela: Se empieza a popularizar en esta etapa, llegada de Italia, género en el que las representaciones se acompañaban con música.