Contexto histórico, social y cultural
El siglo XVIII, llamado Siglo de las Luces, marca el límite histórico entre el Antiguo Régimen y los comienzos de la Edad Contemporánea. En las primeras décadas del siglo se inicia un movimiento reformista llamado Ilustración, que exalta la razón como único medio para conseguir la felicidad y progreso. Sus bases son la crítica universal y la experimentación. La Ilustración se inicia en Francia; los ilustrados recopilaron todo el saber en una obra llamada La Enciclopedia, dirigida por Diderot y D’Alembert. Entre las reformas ilustradas destacan la instauración del despotismo ilustrado como forma de gobierno, el desarrollo de la teoría del bienestar social y la implantación de la filosofía y la ciencia como saberes fundamentales.
Ilustración en España: Etapas
El siglo XVIII es en España una época de transformaciones sociales, científicas y culturales. Esta época se inicia con un cambio de dinastía. Las etapas son:
Primera etapa (1700-1758)
Los Borbones intentaron un reformismo total, luchando contra el estado de decadencia y atraso en que se encontraba el país.
Segunda etapa (1758-1788)
Las reformas ilustradas en España, que tuvieron su mayor auge durante el reinado de Carlos III, fueron reformas políticas (centralización de la administración y fortalecimiento del poder real frente a la Iglesia y la nobleza), económicas (se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País), sociales (tendentes a cambiar el nivel de vida) y culturales (se creó la Real Academia Española, la Biblioteca Nacional, etc.).
Tercera etapa (1788-1808)
A la muerte de Carlos III, algunos innovadores españoles se inclinaron hacia el conservadurismo y la contrarrevolución.
Características generales de la literatura del siglo XVIII y tendencias literarias
La literatura se convierte en vehículo de transmisión de las ideas ilustradas y en un instrumento de reforma bajo el lema de «enseñar deleitando». La nueva realidad sociopolítica requería una literatura más racional, educativa y con más contenido ideológico. El escritor trata de ejercer una labor formativa y de dar al lector formas de conducta. Las corrientes estilísticas son:
- Posbarroquismo: literatura heredada de la tradición barroca.
- Neoclasicismo: estilo que mejor define la literatura ilustrada y supone una vuelta al mundo clásico griego y latino. Sus bases son la imitación de la naturaleza y las reglas.
- Prerromanticismo: manifestación literaria que ensalza los sentimientos sobre la razón.
Literatura neoclásica
Poesía
La poesía del siglo XVIII tiene un gran afán didáctico, y la repetición de esquemas y expresiones determinaron unas formas poéticas sin fuerza expresiva. Entre los géneros poéticos cultivados destacan la anacreóntica y los idilios de carácter pastoril, la sátira, la epístola y las odas. También es muy destacada la fábula, que responde a la preocupación didáctica del siglo; sus dos representantes más destacados son Félix María de Samaniego (La cigarra y la hormiga) y Tomás de Iriarte (El burro flautista). En la primera mitad del siglo, la poesía presenta un estilo barroco, y en la segunda mitad se impone la poesía neoclásica. El autor que más destaca es Juan Meléndez Valdés, el más prominente de la época, siendo famosas sus anacreónticas en torno a la alegoría del amor (Una fuente y Filis, Ingrata Filis).
Prosa (ensayo y novela)
La prosa es una de las formas expresivas más cultivadas en la literatura de esta época y aparece unida al afán didáctico. En la primera parte del siglo aparecen vidas de santos, sermones, etc. Hacia la mitad del siglo se inicia el periodo neoclásico, en el que destaca el ensayo con un lenguaje moderno que divulga reflexiones sobre asuntos diversos. Podemos distinguir ensayos didácticos y enciclopédicos o humanísticos y pedagógicos. El primer ensayista es Benito Jerónimo Feijoo, que luchó por la modernización de la mentalidad española (Teatro crítico universal, Cartas eruditas y curiosas). Uno de los ilustrados más relevantes es Gaspar Melchor de Jovellanos, que participó activamente en las reformas ilustradas y en política. La crítica fue muy utilizada para satirizar vicios o costumbres; destaca José Cadalso con las Cartas marruecas.
Teatro
Es el género literario de mayor importancia social. Desde el escenario se difundieron las ideas reformistas y pedagógicas. Los ilustrados se rebelaron contra la influencia de la comedia del Siglo de Oro, haciendo famosa la polémica entre reformadores, que pretendían dotar a las obras de una intención didáctica, y los tradicionalistas. El teatro neoclásico nace vinculado a las ideas ilustradas y tiene una finalidad didáctica. Sus principales características fueron la separación de géneros, el sometimiento a la regla clásica de las tres unidades (una sola acción que se desarrolla en un solo lugar y en 24 horas), la finalidad didáctica, un planteamiento verosímil y acorde a la realidad, y una estructuración de la obra en tres actos. Los géneros más representados son la tragedia, que aborda temas de la antigüedad clásica o de la historia nacional, y la comedia, que es el género teatral típicamente ilustrado. En la comedia destaca Leandro Fernández de Moratín con El sí de las niñas. El teatro prerromántico destaca porque en la década de los 70 llega al teatro una comedia llamada lacrimosa, que apunta aspectos prerrománticos en el tono, tema y personajes.