El Neoclasicismo en España: Ilustración, Prosa, Teatro y Fábula

El Neoclasicismo

Características generales del siglo XVIII

Después de la Guerra de Sucesión y el triunfo de Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Francia), se establece en nuestro país una nueva dinastía, la de los Borbones, que continúa en el trono hasta la actualidad. Tras la coronación del nuevo rey, Felipe V, España se abre a la influencia francesa. De Francia vendrán las ideas ilustradas, triunfantes ya en otros lugares de Europa. La introducción de estas nuevas ideas se llevará a cabo a través de distintas vías:

  • La difusión en libros y folletos de la filosofía racionalista del inglés John Locke, a pesar de que sus doctrinas estaban prohibidas en las universidades.
  • La publicación de los primeros periódicos y revistas en los que se discute acerca de los más variados temas.
  • La afición a los viajes. A imitación de la moda europea, sobre todo de la francesa, la burguesía española se aficiona a viajar. De esta manera llegan a nuestro país las ideas que están triunfando en Europa en esos momentos.
  • Las traducciones de libros, que difunden la cultura europea vigente.

La Ilustración

El movimiento cultural, de investigación y de crítica que surge en el siglo XVIII recibe el nombre de Ilustración.

Aunque muchas de las ideas en que se apoya este movimiento estaban, hasta cierto punto, en el pensamiento cristiano, la innovación radica en darles un carácter laico.

La primera consecuencia es la separación entre la Iglesia y el Estado.

Algunos hombres empiezan a luchar por un cambio político. Consejeros reales muchos de ellos, imbuidos de deísmo e ideas de libertad de expresión, van a ver a la Iglesia católica y su brazo derecho, los jesuitas, como sus grandes enemigos. Por esta razón van a pedir a sus reyes la expulsión de aquéllos en algunos países.

Desde el punto de vista político, se instaura el despotismo ilustrado. Los gobernantes quieren lo mejor para su pueblo en todos los aspectos: pretenden hacerlo culto y darle el máximo grado de bienestar. Pero lo hacen sin contar con sus propios deseos y decisiones (todo para el pueblo, pero sin el pueblo). Para favorecer la cultura, se crean numerosas instituciones entre las que, en España, destacan:

  • La Biblioteca Nacional, fundada por Felipe V en 1712. Los fondos de la Biblioteca Nacional procedían, sobre todo, de la Biblioteca Real, aunque también se compraron libros destinados a ella.
  • La Real Academia de la Historia, fundada en 1735.
  • El Museo del Prado, en 1785.
  • Las sociedades económicas de amigos del país y las Juntas de comercio, en lo que a la reforma económica se refiere.
  • El Real Seminario de Vergara y el Real Instituto Asturiano, de Gijón (ideado por Jovellanos), desde el punto de vista docente.

La Prosa Neoclásica

El afán por instruir al pueblo trae como consecuencia el triunfo de un género literario que sirve de vehículo a tal propósito: el ensayo. Como ya hemos visto en el tema anterior, el ensayo está escrito en prosa y sirve para exponer y dar a conocer las ideas de un autor sobre un determinado asunto.

Los autores que cultivaron este género en la España del siglo XVIII fueron Feijoo, Jovellanos y Cadalso:

  • Fray Benito Feijoo y Montenegro (1676-1764). Fue una de las figuras más importantes del siglo. Como escritor se dedicó únicamente al ensayo, género que utilizó para combatir supersticiones y defender la ciencia. Entre sus obras más importantes destacan el Teatro crítico universal (1726-1740) y las Cartas eruditas (1742-1760).
  • Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). Desde el punto de vista literario, su producción es escasa: dos dramas, El Pelayo (1769) y El delincuente honrado (1773), y algunos poemas. Sin embargo, tiene gran interés su prosa didáctica, constituida por ensayos de tipo filosófico, político, económico, histórico, etc. En la mayor parte de ellos no sólo se limita a criticar aquello con lo que no está de acuerdo, sino que propone soluciones para mejorar los múltiples problemas que aquejan al país. Destacan el Informe sobre la Ley Agraria (1795), un estudio sobre las causas de la decadencia del campo español, y la Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones (1790), un conjunto de propuestas reformistas para mejorar el funcionamiento de éstos.
  • José Cadalso (1741-1782). En Los eruditos a la violeta (1772) hace una sátira contra los que presumen de ser sabios y en realidad no son sino ignorantes. En las Cartas marruecas (1774), el escritor utiliza un artificio narrativo muy de moda en el momento: un viajero observa las costumbres del país que visita y cuenta todo lo que le sorprende en cartas a algún amigo.

El Teatro Neoclásico

La gran afición que se manifiesta hacia el teatro durante el siglo XVII permanece muy viva en el siglo XVIII. La gente del pueblo sigue asistiendo con gran interés a las representaciones escénicas.

En una época en la que los intelectuales tienen como tarea prioritaria la educación del pueblo, es fácil pensar que el teatro puede servir a este fin.

Este hecho condicionará las especiales características del teatro neoclásico, que podemos resumir así:

  • Está escrito en prosa (no en verso, como el teatro barroco), para estar más cercano a la realidad.
  • Sigue la regla de las tres unidades que Lope de Vega había desterrado en el teatro barroco:
    • Los sucesos que se representan no pueden durar más tiempo del que dura la representación.
    • El lugar donde ocurren los hechos no puede cambiar. Hay un solo espacio escénico.
    • No puede haber acciones secundarias que distraigan la atención del tema principal.
  • Su carácter es didáctico. Pretende enseñar divirtiendo.

El autor más representativo de esta forma de teatro es Moratín:

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) destacó como poeta satírico, censurando la ignorancia de nuestro país en comparación con otras naciones más cultas. En su poema A Claudio (1825) critica a los pedantes. Aunque no muy relevantes, también escribió algunos poemas líricos, como la Elegía a las musas (1825).

En sus obras teatrales critica, en nombre de los ideales de la Ilustración, los defectos de la sociedad. Tienen especial importancia las obras en las que defiende los derechos de la mujer a la hora de contraer matrimonio, que en esta época se concertaba entre las familias. La mujer no era libre para elegir esposo y se veía obligada a casarse con el hombre, a veces mayor, que su familia había elegido para ella. Éste es el tema de tres de las comedias de Moratín: El viejo y la niña (1786), El barón (1787) y El sí de las niñas (1806).

En otras obras, Moratín ataca a los malos poetas, en La comedia nueva o el café (1791), y a la falsa piedad, en La mojigata (1791).

La Fábula

Sus autores más representativos son Tomás de Iriarte (1750-1791) y Félix María de Samaniego (1745-1801).

El género suele manifestarse, como recordarás, en un poemita en verso, con protagonistas animales, del que se extrae una moraleja.

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