Tradicionalmente, los autores de finales del siglo XIX y principios del XX han sido divididos en dos grupos: modernistas y noventayochistas. Esta separación se considera hoy superada, y se contemplan como dos aspectos de un mismo movimiento literario.
-El Modernismo (La poesía de principios de siglo):
El Modernismo, movimiento hispanoamericano, considerado como un neorromanticismo, busca un nuevo lenguaje basado en una nueva sensibilidad. Para ello, vuelve sus ojos hacia Francia, en concreto hacia dos movimientos literarios: El Parnasianismo: tiene como lema el “Arte por el Arte”, es decir, la búsqueda de la perfección poética desde un punto de vista formal, olvidando los contenidos más humanizados. Los temas son los mitológicos, la Edad Media o los ambientes exóticos. El Simbolismo: busca ir más allá de la realidad, de lo sensible. Pretenden encontrar las significaciones profundas u ocultas de la realidad, lo que no vemos, los aspectos correspondientes a los estados de ánimo. Para lograr esta finalidad, recurren a los símbolos.
Temáticamente podemos distinguir: el mundo externo (insatisfacción hacia el mundo que les envuelve, y, de ahí, ese afán por escapar y evadirse mediante la poesía) y la intimidad del poeta (enlazada con el posromanticismo de Bécquer y Rosalía de Castro. Un sentimiento, a veces alegre y otras melancólico). Las características de la poética modernista son: el deseo de perfección formal, esmerada selección del léxico, culto a la belleza sensorial, gusto por los temas de la mitología griega, el exotismo oriental y las civilizaciones antiguas, actitud de malestar y rechazo hacia la sociedad y al capitalismo.
Rubén Darío es el principal representante del Modernismo, aunque no fue el primero que inició este movimiento, pues hubo importantes antecedentes en José Martí, Gutiérrez Nájera y José Asunción Silva. Pero sin duda sí fue el autor que fijó definitivamente este movimiento a partir de la publicación en 1888 de Azul. A este poemario le siguieron Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1912).
En la poesía de Antonio Machado se observa una doble influencia: Romanticismo y Simbolismo, lo cual lo sitúa entre los autores modernistas, pero con la marcada diferencia de que su poesía no se queda sólo como un juego estético, sino que es la expresión pura de la emoción humana. De este modo, en sus primeras obras, es un autor que se puede encuadrar dentro del movimiento modernista (Soledades, Galerías y otros poemas), pero a partir de la publicación de Campos de Castilla en 1912 conecta con la Generación del 98.
Es difícil clasificar a Juan Ramón Jiménez dentro de un movimiento literario determinado, ya que en sus obras se aprecian características neorrománticas, modernistas, novecentistas y vanguardistas. Representa la cima de la poesía española en el siglo XX, así como el poeta más influyente sobre la Generación del 27.
-Características de la Generación del 98.
Se trata de un término histórico-social que tiene una repercusión determinante sobre un grupo de autores literarios preocupados por la marcha que España había tomado desde unos años atrás hacia la decadencia. Los autores de esta generación son coetáneos; tienen una formación intelectual semejante y relaciones personales entre ellos; evolucionan desde posturas radicales de izquierda a posturas conservadoras; el Desastre del 98 es ese hecho en torno al cual se reúnen; opuestos a los de la generación anterior; estilo personal, sobrio y directo; existencia de un jefe o guía espiritual: Miguel de Unamuno.
La decadencia de España culmina con el Desastre del 98 y esto motiva que se analice en profundidad el problema de España. Abordan tres temas:
►El paisaje: viajaron por España y la describieron, especialmente Castilla, de este modo Castilla se erige como representante de la esencia española, de la decadencia del país.
►La historia: se interesan la historia del pueblo, de las personas que trabajan día a día, la de los hechos cotidianos, la de las costumbres, la de “los millones de hombres sin historia”, calificada por Unamuno como intrahistoria.
►La literatura: los autores del 98 se interesan por los clásicos de nuestra literatura, como el Poema de Mío Cid, Gonzalo de Berceo, Cervantes, Góngora…
Otros temas tratados son los existenciales (la fugacidad de la existencia, la muerte…) y la religión.
El problema de España es uno de los temas predilectos de Unamuno en muchos de sus ensayos. La descripción del paisaje castellano se convirtió en uno de sus objetivos, así como de sus gentes (En torno al casticismo). Otros ensayos de temática diferente son: Vida de don Quijote y Sancho, interpretación personal sobre la obra cervantina; Del sentimiento trágico de la vida y La agonía del Cristianismo, donde busca el sentido de la vida. Como novelista, destacó con Niebla y San Manuel Bueno mártir.
Baroja es el novelista de la Generación del 98 y su influencia en la novela española del siglo XX es determinante a causa de la sobriedad de su estilo y de sus extraordinarias dotes de creador. Agrupó sus novelas en Trilogías: “La lucha por la vida” (destaca La busca); “La tierra vasca” (Zalacaín el aventurero); “La raza” (El árbol de la ciencia).
Entre los temas principales que desarrolla Azorín, encontramos los recuerdos de su infancia y juventud, llenos de nostalgia y la descripción de la tierra castellana y de sus habitantes como medio de análisis de la realidad española. Entre sus ensayos destacan los que hacen referencia a lugares y figuras españolas: La ruta de don Quijote. Sus novelas casi no tienen argumento y son un pretexto para que el autor aporte su punto de vista personal.
Valle-Inclán puede ser considerado uno de los mejores dramaturgos del siglo XX y un adelantado a su tiempo por su técnica teatral. Evolucionó desde la exaltación de la belleza y los ambientes bucólicos a la expresión de lo feo y repugnante de una España empobrecida y miserable. De él surge la creación del “Esperpento”: técnica literaria cuya finalidad principal es mostrar la realidad a través de la caricaturización de la misma: los personajes se ven deformados y todo ello narrado con una prosa cargada de ironía y sarcasmo. Pretende hacer una denuncia social por medio de la crueldad con esa sociedad a la que analiza. Esta técnica culmina en 1920 con la publicación de la obra teatral Luces de bohemia.