El lenguaje y la literatura en el siglo XVIII: La Ilustración Española

El Nivel Semántico

El lenguaje es un conjunto de signos formados por dos elementos que se reclaman mutuamente: significante y significado. No sólo los signos mínimos (monemas) poseen significación. Las palabras, sintagmas y oraciones constituyen también unidades significativas.

La semántica es la disciplina encargada de estudiar el significado de las expresiones lingüísticas, las relaciones de significado entre las palabras y las que se establecen entre los signos y la realidad extralingüística.

El significado de un signo aislado es el concepto y está, por tanto, en la mente de los hablantes; pero al emitir los mensajes, los signos que los componen remiten a elementos de la realidad extralingüística. Así, el término «mariposa» emitido en el mensaje «Abre la ventana que salga la mariposa», designa a un elemento concreto de la realidad. La relación que se establece entre la realidad y el lenguaje se llama designación. Los objetos designados por los signos lingüísticos son sus referentes. Estos referentes pueden ser reales (concretos o abstractos: un bolígrafo, la libertad) o imaginarios (los de una novela, las realidades creadas).

El significado de una palabra está determinado por un conjunto de rasgos mínimos llamados semas. El conjunto de semas de una palabra se denomina semema.

Los semas pueden ser de dos tipos:

  • Semas generales: Son comunes a distintos lexemas: el sema «animado», por ejemplo, es común a lexemas como persona o mamífero; el sema «inanimado» a otros como tierra, edificio, ordenador.
  • Semas específicos: Son propios del significado de una palabra concreta. Por ejemplo, el significado de gato estaría constituido por semas como animado, animal, mamífero, doméstico, felino.

Por otra parte, según el tipo de significado que tengan, los semas pueden ser denotativos y connotativos:

  • Denotación: Es el significado central, básico, estable, que posee un término para una comunidad lingüística determinada. Negro denota un color, o mejor, ausencia de color.
  • Connotación: Se refiere a significados suplementarios, añadidos en los usos de los hablantes y en los distintos contextos en que aparezcan las palabras. Existen connotaciones culturales, es decir, valores que tienen ciertos signos por razones ideológicas, antropológicas, etc.; y connotaciones subjetivas, individuales, relacionadas con lo que una palabra sugiere a cada hablante. Así, negro, que denota un color, connota muerte, tristeza, dificultad, elegancia, pertenencia a un grupo.

Por último, el significado de una palabra está determinado en el discurso por factores diversos, relacionados con el contexto lingüístico y con la situación comunicativa.

  • Es la situación la que nos permite establecer el significado del enunciado «Esa televisión está muy alta», es decir, el conjunto de factores extralingüísticos que intervengan en la emisión de este mensaje es determinante para que el receptor interprete que ha de bajar el volumen o cambiar el aparato de sitio.
  • Sin embargo, en el mensaje «No te oigo nada porque la televisión está muy alta», es el contexto, el enunciado previo, el que nos permite interpretar correctamente el significado.

Literatura del Siglo XVIII: La Ilustración en España

El siglo XVIII se conoce como el Siglo de las Luces o de la Ilustración. Los intelectuales («ilustrados») pretendían mejorar la vida de las personas: conceptos como ciudadanía, bienestar, derechos, difusión del conocimiento eran nuevos para la sociedad, que también acogía la nueva forma que adoptaba el absolutismo de las monarquías europeas: el despotismo ilustrado, que consistía en un impulso del progreso y de algunos derechos para los ciudadanos, pero sin reducir los poderes absolutos del monarca.

La Ilustración tuvo en Francia su origen y mayor incidencia, culminando con la Revolución francesa, un hecho histórico que repercutió en toda Europa y que supuso el inicio del llamado Nuevo Régimen.

En España se impulsó la reconstrucción del país tras la decadencia del siglo XVII. Los reinados de los Borbones (Felipe de Anjou, Fernando VI, Carlos III) tuvieron ráfagas de actitud «ilustrada», como muestra la creación de diversas instituciones para acercar la ciencia, las humanidades y el arte al pueblo: La Real Academia de la Lengua, la Real Academia de la Historia y el Museo del Prado.

Un incremento de la población y la influencia de la burguesía supusieron intentos de reformas, como las que propuso Jovellanos para la educación o el sector agrario. También se desarrolló el periodismo, surgiendo los primeros diarios, centrados en la crítica social, de costumbres, literaria y política, como El Pensador y El Censor. En ellos publicaron algunos ensayistas como Jovellanos y Cadalso, difundiendo la ideología ilustrada: la defensa de la razón, el rechazo de la superstición. Sus detractores los acusaron de laicistas.

Tendencias Literarias del Siglo XVIII

El siglo XVIII en España no fue una época homogénea, por lo que es difícil establecer los límites cronológicos de las corrientes literarias:

  • Periodo de transición (1680-1725): Se mantuvo la literatura barroca, al tiempo que se gestaba la nueva mentalidad.
  • Clasicismo o Neoclasicismo (1726-1780): Se cultivó sobre todo el ensayo y se reivindicaron las formas grecolatinas.
  • Prerromanticismo (finales del siglo XVIII): Se intensificaron las preocupaciones sociales y se reclamó la ruptura de normas y la libertad artística. El artista pretendía apelar al sentimiento y rechazaba la razón.

Uno de los aspectos que más inquietó a los intelectuales del XVIII fue el de los criterios estéticos. Se rechazaron los excesos del Barroco y se propuso un modelo artístico de vuelta al clasicismo:

  • Proporción y armonía de formas: Sobre todo para la poesía. Se pretendía conseguir belleza gracias a las normas.
  • Didactismo en el teatro: La defensa de la virtud frente al vicio y el objetivo de «educar» al espectador.

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