El Extranjero: Análisis Profundo del Absurdo y la Indiferencia

El Extranjero: Un Estudio del Absurdo y la Indiferencia

Argumento

El argumento de El extranjero es sencillo: Meursault, un joven, recibe un telegrama anunciando la muerte de su madre, a quien había internado en un asilo. Meursault toma unos días de descanso de su trabajo en una oficina del puerto y asiste al funeral de su madre, durante el cual no siente congoja alguna, solo incomodidad por el calor y la imposibilidad de fumar. De vuelta en la ciudad, inicia una relación con una antigua compañera de trabajo, con quien está dispuesto a casarse sin amarla. Se hace amigo de Raymond, un hombre con problemas con un grupo de árabes. En un paseo a la playa, Raymond es amenazado, y Meursault, deslumbrado por el sol, dispara a uno de los árabes, matándolo.

Meursault es procesado en un ambiente absurdo. En el tribunal, se destaca su falta de llanto por la muerte de su madre, sus relaciones extramaritales y su justificación del crimen: el dolor de cabeza y el deslumbramiento solar. Es declarado culpable y condenado a muerte. Ante el capellán, manifiesta su ateísmo, su falta de temor a la muerte y la indiferencia ante el momento de su fallecimiento. Su único deseo es morir rodeado por los gritos de odio de la multitud.

Protagonista

Meursault, cuyo nombre evoca la relación con el clima de Argelia (mar y sol), es el héroe absurdo prototípico. Más que un solitario, es un náufrago a merced del absurdo. Carece de la hipocresía necesaria para la sociedad burguesa, pero no busca la virtud. Su sinceridad es producto de la relación absurda entre el hombre y el mundo, y su respuesta natural es la indiferencia. Meursault no es un intelectual amargado, sino un joven vital, hedonista y espontáneo. Acepta el amor de María, la amistad de Raymond y el sol, con una pasividad exultante. Esta sensualidad marca sus actos, incluso los más trascendentales, como el homicidio y su propia muerte.

Meursault comete un crimen absurdo y, aunque se siente inocente, no se opone a su ajusticiamiento ni muestra arrepentimiento. La pasividad y el escepticismo recorren su comportamiento, desde su actitud ante la muerte de su madre hasta su propia ejecución. Meursault personifica la carencia de valores del hombre, degradado por el absurdo de su destino. Nada tiene importancia para él, ya que su angustia existencial lo inunda todo. Su ateísmo se justifica en la falta de sentido de la vida fuera de uno mismo. Meursault se convierte en un extranjero que juzga y remueve los fantasmas de una sociedad angustiada, cuya moral carece de sentido.

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