TEMA 4: EL COMPROMISO SOCIAL-POLÍTICO DE MIGUEL HERNÁNDEZ
M. Hernández y su poesía no pueden desvincularse del compromiso social y político.
La guerra civil española
La guerra civil española
puede interpretarse como un hecho que interrumpió el desarrollo natural de un poeta que estaba llegando a un
extraordinario dominio de la poesía, como demostraba “El rayo que no cesa”; pero esa interrupción supuso algo
muy importante para el desarrollo poético y humano de M. Hernández: el descubrimientos de los otros, la salida
de la subjetividad amorosa, el dejar la contemplación ensimismada de sus propios estados de anima para mirar y
comprender las injusticias del mundo, la opresión, la explotación y tomar parte por el bando de los humildes.
El compromiso social apare en nuestro poeta como respuesta a los acontecimientos políticos provocados por la
insurgencia franquista. En su primera juventud, así como en su primer viaje a Madrid, sus preocupaciones no se
orientan hacia lo social o lo político. Con “Perito en lunas” muestra una preocupación exclusivamente literaria.
Cuando España se ve metida en la tragedia de la guerra civil M. Hernández va a actuar en la batalla ya que él se
crio en la pobreza. Él mismo tuvo que abandonar la escuela a los quince años para ponerse a pastorear el rebaño
del padre. Leal a las ideas en que cree, se alista como voluntario en el Quinto Regimiento y va a estar presente en
los más duros frentes de batalla. Toda su creación literaria se convierte en arma de denuncia, instrumente de lucha
a veces entusiasta y a veces desesperada. Tras la derrota la republicana, M. Hernández es apresado y condenado
primero a muerte y luego a cadena perpetua. Al margen de las circunstancias biográficas de su compromiso, lo que
nos interesa especialmente aquí es analizar ese compromiso en su dimensión literaria y este se muestra en dos
libros: Viento de pueblo y El hombre acecha.
Viento de pueblo apareció en 1937 y en el M. Hernández se entrega totalmente a la causa republicana. Algunos de
los poemas de este libro son, poemas de propaganda y de circunstancias de la contienda bélica, en los que la calidad
literaria puede ser sacrificada en favor de la exaltación sencilla de los sentimientos más inmediatos del soldado en
el frente. Pero lo más destacado de este libro es el sentimiento de solidaridad que experimenta el poeta y que es el
que hace que desaparezca su individualidad para entregarse a la colectividad del “pueblo”. El poeta se funde con el
pueblo y la tierra. Esta solidaridad se expresa en Viento del pueblo en otro eje temático que recorre esta obra: la
descripción de la pobreza del campesino con la que pretende mover el espíritu revolucionario y animar a la lucha
contra esa injusticia ancestral que condena a la pobreza y la miseria a aquellos que trabajan la tierra para que otros
se lleven los beneficios. Es un libro de guerra.
El otro libro que expresa el compromiso político de M. Hernández es El hombre acecha. También es un libro
de guerra como Viento del pueblo pero hay una diferencia esencial: se pierde el aliento épico y el sentimiento
esperanzado. En este libro asistimos a lo peor de la guerra: los heridos, los muertos, el frio, el hambre, la
deshumanización del hombre y la crueldad. Tiene un tono más íntimo y reflexivo ante el desastre de la guerra.
En Cancionero y romancero de ausencias, M. Hernández vuelve al intimismo, por lo que el compromiso social y
político se atenúa. Vive en sus propias carnes las consecuencias de ese compromiso, pues tras la derrota de 1939
sufre una pena de prisión que le costara la vida; pero el tema social se diluye en unos poemas en que el poeta se
vuelve sobre si mismo, tal vez consciente de la inminencia de su muerte, para componer un libro totalmente íntimo,
en voz baja, muy lejos de la épica esperanzada de Viento del pueblo. El compromiso es hacia su hijo, hacia el futuro
que ha depositado en él, hacia su esposa como madre de su hijo y guardiana de ese futuro en el que él ya no estará.
TEMA 5: LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE PRINCIPIOS DEL S. XX HASTA LA POSGUERRA
La poesía recorre un periodo de gran agitación y experimentación que dio como resultado una nueva “edad de
oro” de la lírica española. En estos años surgen algunos de los más importantes nombres de la historia de la poesía
española: Machado, Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Alberti.
A) Herederos del Modernismo: pese a que el Modernismo se cultivó en España ya bien entrado el siglo XX,
prescindiremos de su análisis por ser en esencia un movimiento cuyo esplendor se da durante la última década
del XIX. No obstante, tenemos que mencionar a dos de los herederos del Modernismo que marcaron con su
personalidad los primeros años del siglo:
-Antonio Machado; “Soledades, galerías y otros poemas”
-Juan Ramón Jiménez; “La soledad sonora”
B) Los movimientos de vanguardia: entre 1910 y 1930 se da en toda Europa una efervescencia creadora que
se conoce por el término bélico de “vanguardias”. Se trata de unos movimientos artísticos que pretenden una
revolución estética radical, basada en una ruptura con toda la tradición anterior como nunca había sucedido en la
historia del arte. Estos movimientos tienen especial intensidad en Francia, donde nacen el cubismo, el dadaísmo y el
surrealismo; pero también en Italia y Rusia. Se trata de una sucesión vertiginosa de tendencias, de “ismos” de corta
duración muchas veces, pero siempre con un descarado ímpetu de renovación y de alejamiento de lo convencional
de lo tradicional. El arte se convierte en espacios que tienen valor por sí mismo, sin tener que “parecerse” a
la realidad: el valor de la obra reside en su autonomía, en su carácter creador y no en su carácter imitador.
En España no se siguientes estos movimientos. Los únicos “ismos” que se desarrollaron en forma de grupo o escuela
con cierta importancia en nuestro país fueron el “creacionismo”, introducido por el chileno Vicente Huidobro
y el “ultraísmo”, movimiento basado, en el poder creador y sorprendente de la metáfora y de la imagen por
encima de otros elementos del poema.
Pero a no haber un gran movimiento de vanguardia español, hay que señalar que todo este ímpetu renovador es
fundamental para la formación de la Generación del 27 si bien rechazo las “normas” que cada “ismo” imponía a sus
representantes, se vio profundamente marcada por la influencia del surrealismo en la creación de imágenes libres y
poderosas que profundizan en el subconsciente.
C) Generación del 27: los nuevos caminos poéticos abiertos por la obra de Juan Ramón Jiménez, considerado
por muchos el “padre” de la Generación. Bajo el nombre de Generación del 27 destacan los siguientes poetas:
Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, García Lorca, Dámaso, Vicente Aleixandre, Alberti. M. Hernández queda
como un eslabón roto entre la poesía del 27 y la de posguerra. Muchos le consideran el último representante de
esta generación. No obstante, coinciden con ellos en su búsqueda poética que pasa por la poesía pura y gongorina
primero, para dejarse influir por el surrealismo después y alcanzar así la madurez expresiva y el estilo propio.
El inicio de la Guerra civil supuso el fin de la amistad que unía a muchos miembros del grupo. Lorca murió asesinado
al comienzo de la sublevación. Alberti tomo parte activa en el ejercito republicano y luego marcho al exilio junto con
otros poetas republicanos: Cernuda, Guillén, Salinas… otros, como Dámaso, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego se
quedaron en el país y actuaron de maestros de generaciones posteriores.
Cuando se dio por terminada la guerra, mucho menos que una paz se ofrecía a la intelectualidad española. Los
poetas más significativos del momento tenían dos opciones ante esa “paz”: el exilio, al que se acogieron la mayoría,
pues sus ideas políticas o sociales hacían peligrosas su estancia en España, o seguir escribiendo en España.