El Boom de la Literatura Hispanoamericana

Años 40 y 50. Antecedentes del Boom

Las primeras novelas de esta etapa (1940-45) se caracterizan por su realismo. La literatura es un espejo de la vida. Dos son los rasgos principales: (a) la importancia de la naturaleza, que se resiste a ser dominada por la civilización y (b) la voluntad de reflejar los conflictos políticos y sociales (como la revolución mexicana o la discriminación de los indígenas).

Poco a poco, el realismo queda relegado a un segundo plano y nacen (ya en los años 50) novelas que modernizan la manera de contar y anticipan las obras del boom latinoamericano. Junto a los temas tradicionales (entre los que destaca la denuncia política y social) surgen nuevas temáticas como lo urbano (frente al ruralismo anterior), los problemas humanos y existenciales o lo imaginativo y fantástico. Esto último dará lugar al “realismo mágico” tan característico de la etapa del “boom”.

En relación a las técnicas narrativas, en los años 50 se adopta un mayor cuidado estilístico, se emplean novedades formales muy en boga en la literatura europea y norteamericana (perspectivismo, técnica del contrapunto, monólogo interior) y se asimila el onirismo y lo irracional propios del surrealismo.

Entre los autores y obras que despuntan en esta primera etapa están Miguel Ángel Asturias (El señor presidente), Jorge Luis Borges (Ficciones) o Ernesto Sábato (El túnel).

El escritor más importante de esta etapa es JORGE LUIS BORGES. No escribió ninguna novela, pero sobresalió en el relato breve. Sus relatos suelen ser juegos imaginativos que sitúan al lector ante insólitos ejercicios intelectuales, que plantean problemas de carácter metafísico. Entre sus obras destacan El Aleph, Ficciones, El libro de arena. En ellas Borges indaga en temas como la unidad y la pluralidad del hombre; el eterno retorno, el tiempo, la eternidad y el choque entre la realidad interior del ser humano y el mundo exterior.

El Boom de la Literatura Hispanoamericana

La definitiva renovación de la novelística hispanoamericana se produce a partir de los años sesenta con un fenómeno que la crítica ha denominado como el boom de la novela hispanoamericana.

Es extraordinaria la coincidencia en un corto espacio de tiempo de una sucesión de novelas (y de novelistas) deslumbrantes sobre las que destacan como iniciadoras de este imparable movimiento Cien Años de soledad (1967), del colombiano Gabriel García Márquez y La ciudad y los perros (1962) de Mario Vargas Llosa.

Aunque cada autor desarrolla un estilo peculiar e inconfundible, podríamos sintetizar los rasgos compartidos por las novelas del boom en:

  • Los temas de la nueva novela: la crisis existencial del individuo, la figura del dictador (la tiranía, el terror de las víctimas, la corrupción…), los mitos, la historia latinoamericana. Aumenta el interés por la ambientación urbana y, cuando aparece el mundo rural -como en García Márquez- recibe un tratamiento profundamente original.
  • Empleo de la técnica del realismo mágico (inserción de elementos fantásticos, legendarios o míticos en la vida cotidiana de los personajes, que asumen lo mágico y lo fantástico como algo habitual).
  • Uso de las técnicas narrativas propias de la novela experimental (narrativa vanguardista): alteraciones cronológicas, juegos en la perspectiva narrativa (empleo de múltiples narradores), mezcla de géneros literarios, uso de la técnica del contrapunto, empleo del monólogo interior y del estilo indirecto libre… Esta ruptura con la estética realista no supone un desinterés por la realidad, sino que esta se aborda desde ángulos más ricos, más reveladores. Tampoco se renuncia a la crítica social.
  • Gusto por la narrativa intelectual que exige al lector una reflexión profunda cercana a la filosofía.
  • Estilo muy cuidado, resultado de la preocupación formal propia de este movimiento. En las obras del boom destaca la exuberancia verbal y la belleza descriptiva.

Emilia Pardo Bazán (1851-1921)

Nacida en A Coruña en una familia aristocrática, fue una intelectual comprometida con la defensa de los derechos de la mujer y gran conocedora de las diferentes corrientes literarias europeas de su tiempo. Defendió el Naturalismo, aunque desde una óptica cristiana. Fruto de estas múltiples influencias, su obra narrativa es multiforme: se inicia en el Romanticismo, se acerca al Naturalismo, será seguidora del espiritualismo ruso e incluso al final de su obra se encaminará por la senda del Modernismo. Siempre se siente atraída por la novedad, pero en el fondo siempre mantiene su esencia cristiana y conservadora.

Podemos encontrar rasgos naturalistas en sus novelas La tribuna, Los pazos de Ulloa, Insolación y La madre naturaleza. Aunque se trata de una influencia puramente formal: reproducen situaciones escabrosas, ambientes degradados, señores decadentes y criados brutales, crudas descripciones, escenas de desmesurada violencia. En Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza refleja el ambiente de los pazos gallegos, el embrutecimiento de los campesinos y, por tanto, la influencia del contexto en el individuo. En La tribuna recrea el ambiente de una fábrica de tabacos coruñesa en la que trabaja Amparo, la protagonista. E Insolación es una novela erótica, que causó un gran escándalo en su época (relata la relación entre un joven y una viuda durante una romería).

Aparte de sus novelas, debemos señalar también los numerosos cuentos que publicó en la prensa y que son una buena prueba de la capacidad creativa de la autora. Entre ellos sobresalen los cuentos con tintes feministas, en los que destapa sin ambages la miserable condición social de la mujer decimonónica: el maltrato dentro y fuera del matrimonio (‘El indulto’), la mediocre educación que se le reservaba e incluso su tradicional subordinación a la maternidad.

José Martínez Ruiz “Azorín”

Cultivó el ensayo y la novela, y prácticamente borra las fronteras entre ambos géneros. Las principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el empleo de la palabra justa y de la frase breve; en sus descripciones se observa una técnica miniaturista, por la atención al detalle, y se anulan el movimiento y el tiempo, la narración se fragmenta, lo que hace perder el hilo argumental. Predomina la descripción frente al argumento. Su Narrativa se aleja de la idea clásica de novela para convertirse en estampas que, de manera impresionista, dejan entrever las reflexiones de sus personajes.

Ha sido el que mejor ha sabido captar el alma castellana a través de la contemplación del paisaje. En algunas de sus obras al autor detiene su mirada melancólica en los pequeños detalles de las ciudades y pueblos castellanos y en sus costumbres y tradiciones.

Sus novelas son de dos tipos:

  • Aquellas en las que predominan los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (del cual tomará su pseudónimo). Estas Novelas son un pretexto para desarrollar las experiencias vitales y culturales del autor. En este bloque están La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.
  • En otras, Azorín abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus propias inquietudes (la fatalidad, la obsesión por el tiempo, la angustia existencial o el destino).

Una muestra de ello es Doña Inés o Don Juan.

Honor

Los hermanos Vicario matan a Santiago Nasar para resguardar el honor de la familia. El hecho de que Ángela Vicario no haya llegado virgen al matrimonio supone una afrenta al honor familiar que no puede quedar impune. Santiago es señalado como el responsable de la pérdida de la virginidad de Ángela y su muerte es la única forma de mitigar las consecuencias de esa deshonra. En el tribunal, los hermanos Vicario admiten su culpabilidad y sostienen que lo volverían a hacer. ‘El abogado sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de conciencia, y los gemelos declararon al final del juicio que hubieran vuelto a hacerlo mil veces por los mismos motivos’

En un contexto de pueblo, donde rige la tradición católica, el hecho de que devuelvan a la familia a la mujer por no ser virgen es sumamente deshonroso y humillante. La cuestión del honor es tan importante que la deshonra que produjo (o pudo haber provocado) Santiago Nasar parece justificar su asesinato.

El tema del amor

Admite diferentes niveles de análisis en esta novela. Por un lado, existe el rumor de que Ángela Vicario acusa a Santiago Nasar de ser el responsable de la pérdida de su virginidad solo para proteger al hombre que en verdad ama: ‘La versión más corriente, tal vez por ser la más perversa, era que Ángela Vicario estaba protegiendo a alguien que de veras amaba, y había escogido el nombre de Santiago Nasar porque nunca pensó que sus hermanos se atreverían contra él’ (p. 104). De esta manera, podemos decir que el amor que Ángela siente por este hombre -y la necesidad de protegerlo- es uno de los desencadenantes principales de la muerte de Santiago. El amor en este caso se presenta como un factor alienante, capaz de motivar actitudes inescrupulosas como, por ejemplo, condenar a muerte a un hombre inocente para proteger al ser amado. Al mismo tiempo, podemos decir que es un amor puro, genuino.

Por otro lado, encontramos una forma antagónica a este tipo de amor en el matrimonio entre Bayardo San Román y Ángela. La unión entre ellos no está fundada en el sentimiento, sino en la conveniencia. Podríamos decir que es un amor fingido. A propósito de esto, la madre de Ángela Vicario le dice a su hija: ‘También el amor se aprende’ (p. 43). En este caso, nos encontramos frente a una forma de amor estratégico y racional que puede ser aprendido. Si bien podría pensarse que estamos ante la definición contraria de lo que es el amor, las palabras de la madre de Ángela ponen en evidencia ciertas dinámicas respecto de cómo se constituían las relaciones amorosas en un contexto de pueblo costeño colombiano a mediados del siglo XX. Así y todo, Ángela Vicario desarrolla sentimientos hacia Bayardo San Román una vez que éste la devuelve a su familia. Una conclusión posible con respecto a esto es que ella solo pudo desarrollar un sentimiento de amor puro hacia él cuando ya no se sintió en la obligación de aprender a amarlo. Aunque también cabría la posibilidad de que este amor repentino hacia Bayardo San Román responda a un sentimiento de culpa por no haber podido cumplir con el mandato social del matrimonio.

El Fatum

Es el tema principal de la obra: la imposibilidad de escapar de su propio destino (el fatum clásico). Santiago Nasar muere porque está destinado a morir y ese destino es irrevocable. Esta importancia del destino trágico relaciona la novela con las tragedias griegas, incluso no falta el coro: el pueblo entero.

En este destino hay una serie de circunstancias y casualidades que se conjugan para que el homicidio se lleve a cabo:

  • La madre de Santiago Nasar que sabe interpretar sueños se equivoca y cierra la puerta sin querer e impide que su hijo se salve.
  • La hija de la criada deja la puerta abierta, cosa que nunca hace.
  • Todos creen que Santiago Nasar sabe lo que se avecina, es vox populi que lo buscan para matarlo, pero todos lo dan por hecho y ninguno lo alerta de su muerte. Incluso los hermanos Vicario, que no desean cometer el asesinato, gritan a los cuatro vientos su intención, para que Nasar pueda huir.

Además, todos los presagios auguran su muerte: Los sueños recurrentes del joven que siempre soñaba con árboles (la llovizna menuda en el bosque)

El horror que Santiago sintió al ver a Victoria Guzmán arrancar de cuajo las entrañas de un conejo y tirárselas aún humeantes a los perros.

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