Introducción
La obra de Baroja comprende un centenar de volúmenes: novelas, cuentos, teatro, biografías, guías de viaje, sus memorias y un libro de versos. Esta novela, «el libro más acabado y completo de todos los míos», según el propio autor, tiene mucho de autobiográfica. La obra es también la radiografía de una época de las crisis espiritual de principios de siglo. El título procede del Génesis: Dios, después de crear al hombre, lo coloca en el Edén, donde hay toda clase de árboles, entre ellos el de la vida y el de la ciencia del bien y el mal. Baroja colocará a Andrés Hurtado en un lugar y una época determinados (España a finales del siglo XIX) para mostrar, a través de su vida y de sus reflexiones, que el mundo no es un Edén y que la felicidad en él es inasequible.
Lo autobiográfico
Andrés Hurtado es un tipo muy representativo de las ideas y actitudes de los escritores del 98, pero es, sobre todo, una contrafigura del propio novelista.
Estructura
La estructura de las 7 partes (53 capítulos en total, de extensión generalmente breve) responde, no obstante, a un plan claro, simétrico y muy equilibrado. En realidad, cabría dividir la obra en dos ciclos o etapas de la vida del protagonista, separadas por un intermedio reflexivo (la parte IV):
- a) Partes 1ª, 2ª y 3ª
- b) 4ª parte
- c) Partes 5ª, 6ª y 7ª
Existe una simetría entre los bloques a) y c): en la primera parte comienza los estudios de medicina; en la quinta, los ejerce. En las partes tercera y séptima tiene lugar la muerte de un familiar. El dolor es distinto.
Personajes
Son muchos. Andrés, protagonista único. Lulú, el otro gran personaje, se nos representa en la 2ª parte, graciosa y amarga, lúcida y mordaz, con un fondo muy humano y muy noble, muestra una singular ternura por los seres desvalidos, valora la sinceridad y la lealtad. Iturrioz: mentor y contrapunto ideológico de Andrés. Acude a él buscando un cierto sentido a la vida, una orientación. Es muy amplia la galería de personajes mínimamente esbozados: profesores, estudiantes, enfermos y personal de los hospitales, amigos, vecinos… A través de ellos recrea Baroja el ambiente, la realidad social de la España de la época. Para los personajes principales, usa una técnica de caracterización paulatina, se van definiendo poco a poco, por su comportamiento, por sus reflexiones en contraste con los otros personajes. Son personajes que evolucionan, van adquiriendo espesor humano (Lulú).
Ambientes
Con muy pocos trazos Baroja es capaz de darnos una impresión muy viva del ambiente donde se mueven los personajes. Notable es su maestría en la descripción de paisajes: la atmósfera levantina, el pueblo manchego… Con técnica impresionista, con trazos dispersos, lejos de las descripciones prolijas y detalladas de los escritores realistas del XIX, Baroja nos hace ir percibiendo el espacio, la luz, el calor sofocante…
Crítica social
Los personajes y ambientes conforman un mosaico de la vida española de la época, son los años en torno al 98 y Baroja lanza sus zarpazos críticos para denunciar la pobreza cultural del país, las lacras y miserias sociales, producto de una sociedad que en ocasiones Andrés quisiera ver destruida, el caciquismo, que conlleva la ineptitud o la corrupción de los políticos.
Sentido existencial de la novela
Los conflictos existenciales constituyen el centro de la novela. A Hurtado la ciencia no le proporciona las respuestas que busca a sus grandes interrogantes sobre el sentido de la vida. Al contrario: la inteligencia y la ciencia no hacen sino agudizar, según Baroja, el dolor de vivir. La vida humana queda sin explicación, sin sentido: es una anomalía de la naturaleza. Las lecturas filosóficas de Andrés (las mismas que Baroja) confirman su concepción desesperada de la existencia. Algunos críticos han señalado la influencia de Nietzsche.
Estilo
En El árbol de la ciencia encontramos la prosa característica de la narrativa barojiana: sencillez, claridad y una gran economía expresiva: los capítulos son cortos; los párrafos, breves. Su estilo es perfectamente coherente con su ideal de espontaneidad narrativa. Los adjetivos desempeñan una función primordial en la creación de atmósferas de desagrado y rechazo. En cuanto al léxico, la novela presenta un registro culto (avatares) con frecuentes términos científicos, aunque también recoge palabras y expresiones populares, así como voces valencianas. La ironía barojiana la encontramos desde la primera página, que en ocasiones adquiere un tono agrio y otras es solo una nota de humor.