El amor y la muerte en la obra de Gabriel García Márquez: Un viaje a través del tiempo

El amor en los tiempos del cólera es un tratado sobre el paso del tiempo y el amor, un amor que nos recuerda al de Quevedo en su soneto «Amor más allá de la muerte». La novela narra el triángulo amoroso que se establece entre Juvenal, Fermina y Florentino, y que se rompe cuando la muerte se interpone en el camino de Juvenal. Así, la novela puede describirse como una novela de amor, pero también de muerte. La novela constituye toda una antología amorosa en la que encontramos distintos tipos de amor:

Tipos de amor

  • Un amor platónico: Es el amor entre Florentino y Fermina en su juventud, en la cual Fermina siente curiosidad por la figura extraña de Florentino. En Florentino, este amor sobrevivirá al paso del tiempo y con tal intensidad que su madre llega a confundirlo con el cólera. «Mi hijo de lo único que ha estado enfermo es del cólera», queriendo decir que estuvo enfermo de amor, mientras que para Fermina ese amor quedó en la sombra del pasado.
  • Un amor como sentimiento y como meta: La lealtad que muestra Florentino a Fermina y a sus sentimientos se refleja en la ruta de la poesía y de las cartas, hasta tal punto que se dedica a escribir cartas de amor a los enamorados. «Tenía tanto amor que no sabía qué hacer con él». A pesar de su obsesión por Fermina, sabemos que llega a sentir algo profundo por Leona Cassiani, con la cual no se acostó, pero que fue la mujer de su vida sin que ninguno de los dos lo supiese. El sentimiento de Florentino llega a lo cómico cuando compra el espejo del mesón de Don Sancho para ver el reflejo del rostro de Fermina.
  • Un amor sin amor o amor «de cintura para abajo», como diría Sara Noriega: Florentino cae en este amor cuando no puede hacer nada por cambiar la decisión de Fermina; entonces, comienza una serie de aventuras amorosas con las que trata de suplantar a su amor platónico. A veces, también habita la ternura en el corazón del amante ocasional, como con Olimpia Zuleta, que no ocurre porque sienta amor, sino por la necesidad de Florentino de ser amado. Este tipo de amor también lo encontramos en Juvenal, con su única infidelidad en su matrimonio con Bárbara Lynch. Esta infidelidad dañó la relación con su esposa.
  • El amor convencional: Juvenal, más que enamorado, queda deslumbrado por los encantos de Fermina. Ambos vivieron un amor rutinario salpicado de crisis, pero en cierto modo aderezado por una felicidad resignada y cómoda. «Ni él ni ella podían decir si esa servidumbre recíproca se fundaba en el amor o en la comodidad, pero nunca se lo habían preguntado con la mano en el corazón porque ambos preferían desde siempre ignorar la respuesta».

En la novela podemos encontrar más variantes de amor, algunos de éstos serían: amor de madurez, amor frustrado, amor prohibido, etc.

La presencia de la muerte

En cuanto a la muerte, es muy significativo el hecho de que el relato empieza con una muerte, el suicidio de Saint-Amour, que lo hace por el odio a la vejez, y se cierra con otra, el suicidio por desamor de América Vicuña; son dos muertes iguales, pero diferentes. Sin duda, la muerte adquiere gran importancia en la novela, pero supone el acontecimiento narrativo que modifica el rumbo de los hechos. Tras la muerte de Juvenal, inmediatamente después, Florentino comienza a poner en práctica sus estrategias para acercarse a Fermina. Así, la novela podría dividirse en dos partes bien delimitadas. Las dos muertes más contundentes suceden de forma muy distinta, pero las dos, la de Jeremiah de Saint-Amour y la de Juvenal, esta última tiene mucho de grotesca. Florentino es quien menos teme a la vejez y a la muerte, pues tenía la certeza de que «quien tanto estaba amando no podía morir». Por otra parte, también está la muerte como asesinato, cuando el marido de Olimpia Zuleta mata a su mujer por despecho al enterarse de su traición. Finalmente, cierra el círculo estructural el suicidio de América Vicuña con el pretexto de que no puede haber amores compartidos. Aunque la muerte también está presente en el último viaje que realizan los enamorados, cuando el capitán eleva la bandera amarilla, símbolo de que hay «enfermos de amor»; por último, yo me quedo con la frase que dijo el capitán: «más que la muerte es la vida la que no tiene límites».

Estructura de la novela

Para elaborar El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez se documentó con su familia y padres, y aprendió mucho sobre la cultura colombiana. La novela se sitúa entre finales del siglo XIX y principios del XX, una época de cambios y conflictos en Colombia. La historia de la pareja formada por Fermina Daza y Florentino Ariza está inspirada en la historia de amor de sus padres.

Forma externa

  • El libro está dividido en seis capítulos, donde el primer y último capítulo enmarcan la historia de Fermina, Juvenal y Florentino, que se ven envueltos en un triángulo amoroso. La historia central es el transcurso de los cincuenta años de sus vidas, que, desde el principio, anunciaban lo que iba a ocurrir: «Era inevitable: el dolor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados».
  • Los capítulos centrales son un flashback que trata de explicar lo ocurrido en las páginas finales del capítulo uno: el juramento de amor y fidelidad de Florentino a Fermina, un amor que se verá cumplido en el último capítulo, creando una estructura circular.
  • El tiempo y la focalización de los personajes también sirven de criterio estructural. El discurso narrativo es dominante; son muy pocos los diálogos que vamos a encontrar. El discurso del narrador es heterodiegético y omnisciente, como muestra en ocasiones: «Fue, en efecto, el fruto de una equivocación clínica», nos aclara cómo surgió el amor entre Juvenal y Fermina.
  • Respecto a los estilos narrativos, señalaremos que, con la combinación del estilo directo, indirecto e indirecto libre, se va tejiendo la novela. El autor usa el estilo directo en determinadas ocasiones, como cuando, tras una larga presentación de una historia en estilo indirecto, cierra con estilo directo. Así, da la sensación de estar escuchando la voz del personaje.

Forma interna

  • La novela cuenta la historia de amor que se establece entre Fermina, Juvenal y Florentino. Fermina conoce a Florentino con trece años y mantienen una correspondencia durante cuatro años. Después, ella lo rechaza y conoce a Juvenal, con el que se casa, tiene dos hijos y se olvida de Florentino hasta que Juvenal muere.
  • El amor es el hilo conductor de la novela y es lo que sustenta la historia, la cual no habría podido cumplirse sin la muerte. El amor aparece en casi todas sus manifestaciones posibles, desde el amor platónico hasta un amor externo.
  • Como decorado de fondo está la muerte en forma de enfermedad: el cólera. Esta peste será confundida por Tránsito Ariza con la enfermedad que sufría su hijo: el amor. El cólera lleva a conocerse a Juvenal y Fermina, cuya visita fue concertada por el padre de ésta creyéndola enferma de cólera. Por otro lado, el capitán puso la bandera al barco que indicaba que llevaba enfermos de cólera, y así era, «enfermos de amor».
  • Los temas fundamentales de la novela son el amor y la muerte, pero también la soledad, como aquel momento en el que Fermina, en medio de su soledad, se preguntó si tal vez hubiera sido más feliz con Florentino, y la simple suposición la asustó, porque le permitió darse cuenta de los extremos de desdicha a los que había llegado.

Para concluir, podemos determinar que la unión entre la forma externa e interna terminan de tejer una novela que ha sobrevivido al paso del tiempo y la cual se sigue leyendo con pasión en la actualidad.

Los personajes

En El amor en los tiempos del cólera hay tres personajes principales, entre los que se puede establecer cierta jerarquía: es más importante la historia de amor entre Florentino Ariza y Fermina Daza. Otro personaje principal es Juvenal Urbino, esposo de Fermina durante muchos años. Los personajes secundarios se pueden clasificar según su grado de compromiso con la historia de amor de Fermina y Florentino.

  • Familiares de Florentino: Tránsito Ariza, madre de Florentino, se mostró cómplice y ayudó a su hijo, nacido de una alianza ocasional con Pío Quinto Loayza, que murió cuando su hijo tenía diez años. Tránsito aconsejó a su hijo en sus amores con Fermina y le consoló en la ruptura. Incluso, mandó a una mujer, la viuda de Nazaret, al dormitorio de su hijo con la esperanza de que «un clavo saca otro clavo». También destaca el tío de Florentino, León XII Loayza, que siempre cuidó de él.
  • Familiares de Fermina: Fermina no encontró esa complicidad con su familia. Su padre, Lorenzo Daza, había llegado a la ciudad con su hija y su hermana, Escolástica. La tía fue un refugio de comprensión y afecto para Fermina y la ayudó continuamente en su correspondencia con Florentino. Lorenzo Daza quería hacer de su hija una dama, por lo que la apartó de Florentino y se la llevó al «viaje del olvido». Cuando el pretendiente era Juvenal Urbino, el padre facilitó el noviazgo. Cuando Fermina ya estaba casada con Juvenal, se descubrieron los negocios de Lorenzo Daza, quien tuvo que explicarse. Quien ayudó a Fermina, aparte de Escolástica, fue su prima Hildebranda Sánchez. Fue la que mejor definió a Florentino: «Es feo y triste, pero lleno de amor». La prima también aprobó a Juvenal y lo visitó cuando murió.
  • Hijos de Fermina: Ofelia y Marco Aurelio se muestran en contra de la historia de amor de su madre con Florentino.
  • Familia de Juvenal: Su padre, Marco Aurelio Urbino, fue quien le sirvió de ejemplo en la vida. La madre, doña Blanca Urbino, no tiene protagonismo alguno. Influye en crear «una trampa de muerte» para Fermina cuando ella reside con su marido en el palacio del Marqués de Casalduero. Una de las personas que más ayudó a Juvenal en la conquista de Fermina fue la Hermana Franca de la Luz.
  • Amores de Florentino: Los personajes secundarios que cobran mucha importancia son los amores con los que Florentino distrajo su espera. Tuvo muchas conquistas que lo identificaban como un solitario necesitado de amor: desde la primera, la viuda de Nazaret, hasta la última, de catorce años, América Vicuña, que acabó suicidándose por amor, pasando por Ausencia Santander; Leona Cassiani, con la que nunca se acostó y que le acompañó en la vejez y su trabajo en la CFC; Olimpia Zuleta, degolada por su marido cuando se entera de que tenía un amante, y muchas otras cuyo paso por su vida iba registrándose en un cuaderno. Cincuenta años más tarde, tenía veinticinco cuadernos con 622 registros de amores.

En conclusión, la relación que se establece entre los personajes secundarios con los protagonistas permite tejer una novela que ha sobrevivido al paso del tiempo.

El «boom» latinoamericano y El amor en los tiempos del cólera

El boom latinoamericano se considera un movimiento literario que surgió alrededor de 1969-1970, cuando el trabajo de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente jóvenes fue distribuido en todo el mundo, producto de un fenómeno editorial y del interés que suscitaba en el público lector la literatura hispanoamericana. Este fenómeno coincidió con una renovación de la narrativa y con una corriente literaria llamada realismo mágico. A partir de este momento, mencionaremos los autores y algunas obras que pertenecieron a este realismo mágico y terminaremos hablando de la relación que tiene Gabriel García Márquez y El amor en los tiempos del cólera con este fenómeno.

La literatura hispanoamericana es el reflejo de todos los sucesos que cada país ha sufrido y, como consecuencia, se produce una literatura que, desde su nacimiento, está impregnada de una indudable realidad, ya que, como bien dijo García Márquez en su discurso en 1982: «Hemos tenido que pedirle muy pocos recursos a la imaginación, porque el desafío para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Éste es, amigos, el nudo de nuestra soledad».

La novela nueva aparece acompañada de un concepto bajo el cual se inscriben numerosas novelas, y éste es lo real maravilloso, que viene a ser, en pocas palabras: «En la realidad cotidiana existe la magia». Estamos en los años 40-50 del siglo XX y este género dio en llamarse realismo mágico. Junto, en estos años, la narrativa hispanoamericana alcanzó una proyección internacional extraordinaria. La cantidad y calidad de obras que aparecieron en los años siguientes hicieron que el fenómeno se calificara como «boom«. Este éxito enfoca a autores como: Julio Cortázar, Gabriel García Márquez… Este grupo de narradores combina la fantasía, el mundo mítico, lo irreal, con la realidad más cotidiana, fundiéndose ambos mundos sin poder discernir el límite de la fantasía y la realidad. Estos autores se establecieron en España, coincidiendo con el estancamiento de la novela española, y la industria editorial aprovechó la coyuntura para promocionar la narrativa hispanoamericana. La ciudad y los perros fue la novela inaugural; también fue importante la aparición de la obra maestra de Cortázar: Rayuela, la obra considerada el mayor exponente del realismo mágico en Cien años de soledad, y un ejemplo de esta novela nos servirá para comprender mejor a qué llamamos realismo mágico: un personaje que está tendiendo la ropa es ascendido a los cielos, de modo que, en medio de los actos cotidianos, de pronto ocurre un suceso mágico. A pesar de esa fantasía, las obras de esta época plantean las preocupaciones sociales y existenciales del ser humano y buscan la innovación formal.

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