TRAYECTORIA POÉTICA DE Miguel HERNÁNDEZ: LA EVOLUCIÓN DE SU POESÍA
La vida y la obra de M. Hernández están tan estrechamente relacionadas que resulta fácil seguir su trayectoria poética si conocemos su vida. DIFERENTES PERIODOS POÉTICOS HERNANDIANOS
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POEMAS DE ADOLESCENCIA (1925-1931)
Poesía bucólica que se basa en modelos anteriores y tiende a lo sentimental. Son poemitas artificiosos. Los temas los encuentra en el paisaje de su Orihuela natal, su vida de pastor se introduce en ellos y les presta su vocabulario agreste. La naturaleza es uno de los grandes temas de su obra porque forma parte de su vida, de sus orígenes y de sus lecturas.
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PERITO EN LUNAS , Poesía PURA (1932-1935).
Su primera estancia en Madrid, a pesar de las penurias económicas que le hacen volver a su pueblo, le sirve para renovar completamente las ideas literarias. Entra en contacto con los poetas de la generación del 27 y es Jorge Guillén su mayor influjo con el concepto de poesía pura, de la que también había hablado Juan Ramón Jiménez. La poesía pura es una poesía en la que lo importante es lograr una construcción rigurosa del poema y plasmar un mundo de belleza perfecta, absoluta, sin contaminar» con las circunstancias históricas o personales del poeta.
Miguel Hernández se embarca en una nueva producción de poesía hermética, de sintaxis compleja, de acento culterano heredado de Góngora (modelo de la generación del 27) y escribe Perito en lunas en 1932, aunque aparece publicado en 1933. De ser un poeta rústico y acomplejado, pasa a escribir poesía en octavas reales, en donde la metáfora muy elaborada le permite convertir lo cotidiano en tema digno de ser revestido poéticamente, dignificar las realidades más bajas. La técnica consiste en tomar algo concreto y real y asediarlo con una acumulación de alusiones metafóricas hasta que el objeto del poema desaparece, convirtiéndolo, como lo llamó Gerardo Diego, en un acertijo poético, que está entre la metáfora gongorina y la greguería de Gómez de la Serna.
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EL RAYO QUE NO CESA , Poesía IMPURA. ÉTAPA HUMANIZADA (1935-1937)
De influjo petrarquista, es una obra que gira en torno a un eje amoroso. Inicia la relación con la que después llegaría a ser su esposa, Josefina Manresa. Su amor será fuente de poesía, un desgarrón afectivo, con un estallido de pasión cegadora y fulminante, como la del rayo que da título al libro. Junto a este neorromanticismo encontramos símbolos como el cuchillo, el rayo, la espada, el fuego o el toro.
Por otra parte también se puede observar la influencia de Pablo Neruda y de Vicente Aleixandre, que fue el primero que fijó los presupuestos estéticos de la llamada poesía impura. A partir de ahora a Miguel le importa, le preocupa el problema de la existencia humana y de su propia vida llena de amor y dolor, de ansiedad y deseo. Aparecen las tres constantes que constituyen la clave de su obra: las famosas tres heridas de la vida, del amor y de la muerte.
El amor es ese rayo que habita en el poeta que lo desespera. El amante es un toro que brama y se siente morir por tener cerca a su amada; y, como el toro, tiene el cuerpo acostumbrado al sufrimiento y la pena. Como el toro, se crece en el castigo y persigue a la amada a pesar de ser rechazado por ella.
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POESÍA REVOLUCIONARIA. 1937-1939
Con el estallido de la Guerra Civil la poesía de Miguel Hernández dará un giro radical. Su producción bélica se concentra en dos libros: Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939).
Viento del pueblo es una obra de marcado tono épico. En esta obra se hace eco de las inquietudes populares, es una poesía combativa, revolucionaria y surrealista que pretende reclutar campesinos y reforzar la ideología republicana.
Son poemas plagados de imágenes surrealistas, cargadas de irrealidad y de elementos visionarios en los que se aprecia un cierto optimismo, una cierta esperanza de victoria.
El hombre acecha es el resultado de una visión trágica, desalentada, de la vida y la muerte. Muerte sin sentido, violencia, crueldad y odio configuran los 19 poemas de este libro. De tono mucho más pesimista porque el poeta ha podido comprobar que el hombre es un lobo para el hombre.
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LA CÁRCEL Y LA MUERTE
Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) fue su último libro. En él recoge de forma muy intimista episodios de su vida, (como la muerte de su primer hijo, la alegría por el nacimiento del segundo, la dura separación de la esposa, los momentos finales de la guerra y las consecuencias de la derrota).
Con este libro alcanza la expresión de su madurez poética. Se trata de una poesía que busca la verdad humana y que se muestra casi desnuda de artificio. Esta poesía se plasma principalmente en poemas breves y versos cortos, con metros más tradicionales, en forma de canciones, romances y coplas, con un claro predominio de la rima asonante.