Desventura y Destino en ‘Es que somos muy pobres’ de Juan Rulfo

Juan Rulfo y ‘Es que somos muy pobres’: Un Retrato de la Desesperanza

Juan Rulfo (1917-1986), considerado uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, perteneció al movimiento del realismo mágico. En sus obras, se presenta una combinación de realidad y fantasía, cuya acción se desarrolla en escenarios americanos, y sus personajes representan y reflejan la peculiaridad del lugar, con sus grandes temáticas socio-culturales entretejidas con el mundo fantástico.

En la obra literaria “Es que somos muy pobres”, Juan Rulfo nos presenta una historia que narra acerca de la vida desdichada de una familia de clase social baja, la cual se ve sometida a un desastre natural causado por las inundaciones de las aguas de un río. Entre las pérdidas más terribles y perjudiciales para esta familia, se encuentra la muerte de la vaca de la hermana de doce años llamada Tacha quien, ante la desmoralización y frustración de su padre, se siente condenada a aceptar un posible futuro de “piruja” al igual que sus hermanas pecadoras, ya que perdió la única posibilidad que tenía para ser alguien, es decir, su vaca Serpentina.

El Narrador Testigo y la Focalización Interna

El narrador utiliza el estilo narrativo indirecto. En la obra, se encuentra en primera persona y podría afiliarse a un niño pequeño de no más de 10 años de edad, sin embargo, asume un rol de segundo orden; narra lo que le ocurre a otros, y se comporta totalmente como un espectador: “…Aquí todo va de mal en peor… El chapaleo del agua se oía al entrar por el corral y al salir en grandes chorros por la puerta…”. Por lo que se puede apreciar que se trata de un narrador testigo. Aunque el narrador nunca menciona su nombre, sí nos menciona que es el hermano, por tanto, la focalización es interna debido a que este niño nos cuenta elementalmente el sufrimiento y la condenación de Tacha, la joven preadolescente bien dotada, cuyo padre muy protector y conservador la trata casi de pecadora. Este hombre representa muy bien al campesino explotado y proveedor, por ende, el vocabulario utilizado por el narrador es vulgar lo que acentúa muy bien con el contexto de la obra y de los valores que quiere manifestar como así mismo las denuncias y críticas que crean esta obra, que, indiscutiblemente nacen de la focalización del autor.

La Denuncia de la Desigualdad Social

Esta obra no tiene un tema bien definido, el lector al leerla se puede percatar de que el carácter literario de la obra se manifiesta como una denuncia a la desigualdad entre los seres humanos o llámese lucha entre las clases sociales. El padre de Tacha representa al proletario pobre y trabajador que se atareó para darle la vaca Serpentina a Tacha, como así mismo este padre aseguraba que su hija debía poseer esa vaca, ya que necesitaba “algo para ser alguien”, para tener un camino, y que de esta manera conseguiría un marido que se interesaría no solo en ella si no que también en la vaca “… Con la vaca era distinto, pues no hubiera faltado quien se hiciera el ánimo de casarse con ella, sólo por llevarse también aquella vaca tan bonita…”.

Tacha fue la más perjudicada de todos, la pérdida de su vaca nada lo podía arreglar. Esta vaca Serpentina puede tener muchos significados en la obra, sin embargo, esta vez se le considera como una oportunidad que Tacha tenía, una salida de la pobreza, su único camino el cual fue cerrado y al mismo tiempo condenó a Tacha a seguir el mismo camino de pecado que sus hermanas pirujas, lo que es asimilado como una abominación o pecado “…Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando en su familia, desde su abuela para acá, nunca ha habido gente mala…”.

El Río como Símbolo de Destrucción

La clase social baja se ve vulnerable ante las injusticias que comete la sociedad con ella, como se puede ejemplificar a través de el río. El río que consume todos los bienes de estos campesinos, les trae desgracia, es sucio, mal oliente, no tiene piedad de ellos, al igual que la sociedad “…Se notaba en que el ruido del río era más fuerte y se oía más cerca. Se olía, como se huele una quemazón, el olor a podrido del agua revuelta…”.

El narrador describe perfectamente a Tacha convencida de que no podría escaparse de su destino, no hace nada más que llorar con su hermano al lado del río, en efecto, en ningún momento de la obra se narra de que alguien de la familia tratara de levantarse, de arreglar la situación y volver a emprender.

“…Todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejaván, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada…”. Solo lamentos y nada de acción; muchas veces se considera que la pobreza es un círculo que se provoca por las circunstancias en las que nos toca vivir, sin embargo, no solo reside en las adversidades de la vida sino que también las actitudes y decisiones que tomamos frente a esta.

Conclusión: Crítica a las Desigualdades Humanas

El valor de esta obra literaria escrita por Juan Rulfo radica en ser una obra con críticas a las desigualdades humanas, las que han existido en sintonía con la existencia del hombre y todavía existen. La obra apela también una fuerte denuncia a la explotación del latifundio, es decir, a las clases sociales cuyo único sustento de pervivencia es la tierra y sin embargo son sometidos a perderlo todo y condenados a seguir un estilo de vida que se determina por nada más ni menos que por la condición en las que les tocó nacer y vivir, en la pobreza que los condena, como se ejemplifica en Tacha, en su padre y en sus hermanas pirujas.

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