** El carácter de Manuel:
PUEBLO, INFANCIA
– Las primeras referencias de Manuel son las de los parientes sorianos de la Petra, y por sus reflexiones sabemos que Manuel es: un chico revoltoso, díscolo, que en el pueblo perdía el tiempo y en cuyo carácter hay cierta semejanza con su padre, (autor)
; no le gustaba el estudio y prefería las correrías por el campo, de temperamento sensible dejo el pueblo sin pena ni gloría dadas las pocas muestras de cariño de sus tíos.
En MALA HIERBA; intenta seriamente un cambio de vida, pero esos sinceros propósitos no van acompañados de una acción en consonancia con ellos. Manuel carece de la voluntad necesaria y se limita a abandonarse pasivamente a los corrientes que lo captan. Repetidamente le vemos caer y levantarse, siempre por influencia ajena: agradecido y leal para los que les tratan bien, rebelde e inquieto ante la crueldad y la maldad ajena, temeroso de lo que puede hacerle volver al mal.Dos pasajes son elocuentes; la descripción física y moral que de Manuel hace Horacio, el antropólogo aficionado, otra, es el episodio de reencuentro de Manuel con la Justa, 4 años después de su decepción. «Sintió una tristeza dolorosa y el aniquilamiento completo de la vida». Manuel, aún aleccionado por la dura experiencia reaviva la ensoñación de la Justa y este empieza a hacer proyectos y promesas, que como siempre se disuelven en la inercia (como Don Alonso). Tras la muerte de Vidal, la Justa le abandona, Manuel «se echó a llorar, había llegado a creer que al fin se emancipaban los dos de la miseria y de la deshonra. Estaba al principio de la vida y se sentía sin fuerzas ya para la lucha.
En AURORA ROJA; apagadas las ansias juveniles de aventura e intensificando el sentido del orden por influjo de la Salvadora, el carácter de Manuel ya está formado: «ya era un burgués» piensa él. Huye de todo lo que pueda modificar su tranquila situación. «Su vida pasada le parecía un laberinto que no llevaba a ninguna parte». Su sensibilidad y su timidez persisten. El apagado proceso amoroso con la Salvadora, hasta su boda, está tejido en el íntimo y apenas exteriorizado fluctuar entre el deseo y el respeto.Manuel opina que Roberto es un pesimista, por lo que el señor Roberto lo llama sentimental infecto, y es aquí donde encontramos la otra cara del temperamento de Baroja; cerebral y sentimental y a la vez escéptico y piadoso. El espíritu de Baroja en la obra se aprecia en el prólogo primitivo de La busca, y muestra, particularmente en los diálogos entre Roberto y Manuel las batallas internas de las dos facetas del autor.
Es fácil descubrir semejanzas, reacciones y actitudes, que existen entre Baroja y Manuel, e incluso el paralelismo y las coincidencias concretas en pequeños detalles entre la vida del personaje y la autobiografía del autor. (Maestros que le decían a Baroja que no sería nada). La timidez y la audacia en momentos precisos también son comunes. Baroja quiere ser un buen señor burgués y lo consigue como Manuel. Baroja se recluye en su casa, y en está parece reflejarse el hogar tranquilo y algo aséptico en que imperan la Ignacia y la Salvadora, como en casa de Baroja su madre y su hermana.
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“Tiempo histórico y tiempo novelesco”
Pp. 42-60.
TIEMPO:
La historia de Madrid, el tránsito del S.XIX al XX
El relato sigue un orden cronológico, salvo los altos ene l camino para presentar antecedentes de personajes o narraciones retrospectivas de algunos de ellos. La secuencia lineal solo se rompe en Aurora Roja, en el prólogo que introduce a Juan y en los precedentes de los destinos finales de Don Alonso y el Bizco.
TIEMPO REAL
El comienzo de la trilogía debe situarse en 1885; son reales los hechos que figuran en Aurora Roja;
El reencuentro de Juan y Manuel (separados hace 15años) en Aurora Roja (1900) y la coronación de Alfonso XIII (1902).
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“La técnica descriptiva de Baroja: Ambientes, espacios y paisajes.”
1-
Presentación del escenario desde la estimativa del autor: (espacios habitados, espacios vividos)
La casa y descripción de la zapatería, de la casa y pensión de Doña Casiana, en la Busca es el autor quien habla; como cuando se oculta modestamente tras el subterfugio gramatical él se. Igual que en la descripción de la calle Magallanes, en Aurora roja, aunque el autor solo queda visible tras un leve y fugaz » el observador». Cuando penetra explícitamente en el relato, se observa cierto tono de jovial ironía; completamente ausente en los otros casos. Al desaparecer la mirada directa del creador, (que parece juguetear con sus descripciones), la descripción resulta más objetiva y en va en consonancia con el estado de ánimo del personaje que observa el escenario.
2-
Reconocimiento y observación del escenario por el personaje: (espacios habitados, espacios vividos)
El personaje reconoce el escenario, lo va descubriendo objetivamente. En la busca, el modelo de la pensión y la observación de los personajes. En Mala Hierba; el cuarto desordenado de Sandoval capta su atención.
Tras el reconocimiento del espacio, el personaje puede terminar identificándose con él, entonces se obtiene un tipo de descripción cercana.
3 -Inserción del escenario según lo vive el personaje:
En la busca, la hondonada en la que vive con el trapero, al final de la descripción externa y objetiva de la casa, que poco a poco se convierte en un reflejo del propio Manuel. Aparecen vocablos concordes con la satisfacción del personaje, y no sólo la del autor («brillaban los pocos trastos de la espetera, un puchero… con un gluglú suave») y el ritmo presentador deja de ser intemporal como en la primera parte. No hay referencias al transcurso del tiempo, el tiempo se refleja personal e intransferible del personaje, que es lo que caracteriza al 3º procedimiento descriptivo.