En este fragmento de La casa de Bernarda Alba, podemos ver que la influencia familiar juega un gran papel en la denuncia de las víctimas de violencia machista, pues se trata de una sociedad de principios del Siglo XX, conservadora y muy estricta en cuanto a las normas que tenían que cumplir sobre todo las mujeres. Éstas estaban destinadas a desarrollar las tareas del hogar, a bordar (como vemos en el fragmento: “hilo y aguja para las mujeres”) y también al matrimonio, donde tenían que llegar castas y vírgenes. Por tanto, era imposible que denunciaran porque eso supónía que no se podían casar, la mentalidad de entonces no lo permitía. Y así lo vemos cuando al final de la obra
Bernarda mata a Adela ya que había mantenido relaciones con Pepe el Romano, por tanto era inviable que siguiera viviendo en ese pueblo y esa sociedad. Las apariencias eran muy importantes, estaban por encima de los sentimientos.
Este machismo que predomina en esta obra sigue presente en nuestra cultura, incluso en algunas familias (sobre todo las más desfavorecidas, con menos cultura o que viven en zonas rurales). Aunque llevemos años intentando acabar con esta ideología por medio de la defensa del feminismo, cuyo objetivo es la igualdad de género, aún no se ha conseguido esto totalmente. Actualmente vemos cómo el machismo impera en la violencia de género contra la mujer, cómo el hombre se cree en posesión de decidir en la vida de una mujer, llegando incluso a acabar con su vida por celos, porque no es capaz de superar que la mujer no quiera continuar en una relación con él, o simplemente porque pueda querer a otro hombre. Pero, afortunadamente, muchas mujeres ya no se lo callan.
En la obra Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, podemos ver cómo la protagonista, Ángela Vicario, no dice que ha sido víctima de violación (violencia de género), supuestamente, por parte de Santiago Nasar, víctima inocente de esa acusación. La joven que vive en una sociedad machista, patriarcal y conservadora, donde la moral y la honra impónían que la mujer tenía que llegar casta y pura al matrimonio, silencia lo sucedido, por miedo a las represalias: que Bayardo San ROMán no se casara con ella, que su familia la encerrara en su casa o, incluso, que la mataran. Por tanto, el peso de la influencia familiar es muy grande.
En conclusión, con este texto hemos aprendido que la influencia de la familia y de la sociedad son fundamentales para manifestar y denunciar la violencia machista. Y, por supuesto, los centros educativos que juegan un papel fundamental, pues tienen que ser una continuidad de la educación que los alumnos reciben en sus hogares. El miedo no nos puede detener y llevarnos a callar estas atrocidades, pues, como vemos casi a diario, la violencia machista termina muchísimas veces con la muerte de las víctimas.
En la obra que estamos comentando es evidente que hay un linchamiento, una humillación y una acusación hacia la hija de la Librada, porque ha cometido un delito, una “violación” contra una moral conservadora, retrógrada, machista y patriarcal, que impide a una mujer de esa época tener relaciones sexuales prematrimoniales, y además un hijo. Por tanto, esta mujer ha incumplido unas normas que tienen un gran peso en esa sociedad. Pero el linchamiento se produce más por la deshonra de la mujer al tener relaciones sexuales soltera que por haber cometido un infanticidio. De alguna manera, podemos considerar que el pueblo donde vive la culpable del delito, así como Bernarda y algunas de las hijas, acusan a la hija de la Librada y piden que esta sea castigada públicamente.
Esto lo podemos relacionar claramente con el movimiento Me Too (“Yo También”) con el que mujeres de todo el mundo, famosas, conocidas y anónimas, comparten sus experiencias de acoso, abuso sexual y violación para denunciar la situación con el fin de acabar con la impunidad de acosadores, abusadores y violadores. Me Too es una etiqueta popularizada por la actriz Alyssa Milano que lo inició en su cuenta de Twitter, y fue seguido por muchísimas mujeres del mundo público (cine, teatro, televisión, política, etc). Actrices de Hollywood como Angelina Jolie se atrevieron a alzar la voz. Vemos en esta denuncia o actividad reivindicativa los papeles se han cambiado con respecto a lo que sucede en La casa de Bernarda Alba, pues en esta obra es la mujer la que es acusada y linchada; sin embargo en este movimiento actual, los acusados son hombres, por parte de mujeres que se sienten intimidadas, maltratadas y acosadas.
Así, se dio a conocer los nombres de personajes importantes como los directores de cine Harvey Weinstein y Woody Allén, y también el cantante de óperas Plácido Domingo y políticos como Donald Trump, a quienes se acusaba de haber cometido delitos de este tipo. Todo esto salíó a la luz a través de las noticias y, como muchas veces sucede con el periodismo, no contaban la realidad tal y como había sucedido, pues intentaban ocultar la gravedad de los hechos cometidos por los acosadores, que con dinero compraban a los periodistas a su favor para minimizar la gravedad de lo ocurrido.
Esto lo podemos relacionar con Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, obra en la que vemos cómo Santiago Nasar es acusado por parte de Ángela Vicario como su supuesto violador. Y a raíz de esto, sus hermanos llevan a cabo un linchamiento, un maltrato y ejercen su violencia contra él.
En conclusión, con este texto que hemos trabajado hemos aprendido que es necesario (diríamos, incluso, que obligatorio) denunciar las injusticias, los abusos sexuales y los maltratos que sufren las mujeres, de modo que podamos avanzar en nuestra lucha por la igualdad, en la defensa y protección de nuestra integridad como personas, y no permitamos que se nos maltrate o acose sexualmente bajo ningún concepto. Por tanto, este movimiento supone un gran avance en esa lucha y esperamos que apoyen cada vez más mujeres en el mundo.
En este texto, Adela expresa su dependencia emocional hacia un hombre cuando dice “En mí no manda nadie más que Pepe” y en la que muestra una actitud sumisa. En él ve la opción de liberarse del encarcelamiento que le ha impuesto su madre por el luto, una salvación. Esto no significa que ella no lo ame ni tenga ningún sentimiento hacia él. Pero sí es cierto que predomina más un amor interesado y pasional, que un amor verdadero y auténtico.
Actualmente, algunas mujeres que han accedido a estudios superiores o universitarios y han logrado insertarse en el sector remunerado de la economía, muestran una actitud más independiente con respecto al hombre, pues -como sabemos- la cultura y el dinero nos hace más libres. Pero la independencia económica no está reñida con los sentimientos. Se puede ser libre económicamente y amar a una persona con todas las fuerzas y el corazón. Esto significa un avance con respecto a la actitud dependiente que nos muestra Lorca en el personaje de Adela, que es -recordemos- una mezcla de Romanticismo y de dependencia absoluta.
Por otra parte, nos encontramos con casos de muchas mujeres que (afortunadamente, cada vez son menos los casos de este tipo) por distintos motivos (viven en zonas rurales, marginales, sin medios económicos, etc), y, también, porque tienen una mentalidad conservadora y machista (podríamos decir “hembristas”), sí se muestran subordinadas con respecto al hombre, tanto por interés económico como por su mentalidad. En este último caso, estamos refiriéndonos a mujeres que no evolucionan, que no avanzan, que se quedan estancadas, que les gusta depender de un hombre, al que consideran superior. Este prototipo de mujer que vemos en Adela, aunque más evolucionado, en algunos matices.
Además de ponerlas en riesgo, la dependencia económica también restringe la posibilidad de romper con los ciclos de violencia; muchas mujeres no se atreven a denunciar o frenar la violencia ejercida contra ellas porque no cuentan con una opción de subsistencia fuera del hogar, por ejemplo la ausencia de una viviendo propia.
Esto lo podemos relacionar con el libro Crónica de una muerte anunciada de García Márquez donde podemos observar también esta dependencia afectiva y sentimental en la relación de Ángela Vicario con respecto a Bayardo San ROMán. Esta sumisión, al principio, no es emocional, ya que Ángela no quería a Bayardo, sino más bien es económica, e incluso impuesta por su familia porque él era un hombre adinerado y de una clase social alta. Pero, al final de la obra, Ángela evoluciona y llega a sentir un amor por él pero es enfermizo y dependiente de Bayardo San ROMán cuando por ejemplo le escribía una carta diaria. Era un amor que no era “sano”, ni positivo, ni bueno. En este sentido están las palabras del narrador: “y volvíó a ser virgen sólo para él, y no reconocíó otra autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión”.
Para concluir, con este texto hemos aprendido que no debemos depender de nadie y menos de ningún hombre para ser felices, aunque con esto no queremos decir que no deseemos compartir nuestra vida y nuestros sentimientos con un hombre. ¡Por supuesto que sí! Lo que nos queda claro es que cada persona, individualmente tiene que ser feliz antes por sí misma y así seguro que luego lo va a ser mucho más con otra persona, pero nunca podemos supeditar nuestra felicidad absoluta a una relación de dependencia. Se trata de compartir, de complementar, de crecer juntos en ese amor que nos va a sumar y a aportar felicidad y muchas cosas positivas. Por tanto:
“¡En mí no manda nadie más que yo!”