La obra de Blas de
Otero se enmarca en la lírica de posguerra. Al igual que en la novela, este periodo se caracteriza por una ruptura con el pasado cultural y literario.
Este vacío literario se deriva principalmente de cuatro circunstancias: la muerte de poetas muy representativos, la cárcel, el exilio de poetas y una rígida censura que./Sin embargo, otros acontecimientos tratan de recuperar poco a poco la normalidad cultural de antes de la guerra, como la introducción de corrientes filosóficas como el existencialismo./No obstante, a pesar de este panorama socioeconómico y político (llena de miseria, hambre, frio…el cuel es reflejado por la evolución social)
La poesía lírica se convierte en el género literario más prolífico de la posguerra con numerosas tendencias o corrientes poéticas que vienen asociadas a las etapas en las que podrían dividirse las cuatro décadas que duró el Régimen franquista. -Tras una primera época, la etapa “de reconstrucción nacional”, y que generó una literatura escapista que evitaba referencias a la guerra y que se ambientó en el pasado histórico. -comienza otra etapa caracterizada por el aislamiento internacional en la que se produjo una literatura de tintes existenciales. Los poetas, preocupados por la precaria situación de posguerra, buscan una respuesta a los problemas humanos. Según la actitud que adopten frente a esa realidad Dámaso Alonso los clasifica en dos tendencias: poesía arraigada y poesía desarraigada (expresión esta tomada, precisamente, de Blas de Otero, de su poema La tierra, en el libro Ángel fieramente humano).
-En la poesía arraigada, los autores comparten su actitud estética (métrica y estrofas tradicionales) pero se diferencian entre ellos por su actitud existencial que gira en torno a tres temas: Dios, la familia y la tierra. -En la poesía desarraigada, los autores se muestran pesimistas. Los temas abordados serian como la soledad, la muerte o la desesperación de la crueldad humana y reprochan a Dios su silencio y ausencia en un mundo desolado y en ruinas. Combinan el soneto y el verso libre. -La tercera, caracterizada por una apertura al exterior comienza el Realismo social que entiende la literatura como un instrumento para denunciar las injusticias y cambiar la sociedad. Blas de Otero, dijo: “La poesía es un instrumento, entre nosotros, para transformar el mundo”. Y esta poesía va dirigida a “la inmensa mayoría”. / Blas de Otero, dijo: “La poesía es un instrumento, entre nosotros, para transformar el mundo”. Y esta poesía va dirigida a “la inmensa mayoría” -Por último, hasta la muerte de Franco, se dio un periodo de desarrollo económico que permitíó a los escritores viajar y conocer las nuevas tendencias estéticas.
El texto propuesto es un fragmento de un poema de Blas de Otero, uno de los máximos representantes de la poesía española de posguerra. En concreto son los versos primeros del soneto “la tierra”. Dicho poema pertenece a Ángel fieramente humano que junto a Redoble de conciencia, y fusionados ambos en Ancia, constituyen los poemas de su etapa existencialista. Esta etapa abarcó el período de 1950 a 1955, año en que comienza su etapa de poesía social./ lapoesía existencialista de Blas de Otero se caracteriza por el predominio de la angustia existencial, es decir, por entender la experiencia de la existencia humana como algo doloroso y sufriente. En gran parte debido a que percibe el mundo como un lugar roto y en ruinas donde sus elementos, sean hombres o plantas, están desgajados, “desarraigados”, sumiendo al poeta en una frustración vital./Estilísticamente, esa angustia existencial se refleja en una gran violencia expresiva, al servicio de la cual aparecen la mayoría de los recursos: -Encabalgamiento suave : que/ apuntalar. –repetición e insistencia de realidades violentas. –puntuación cortada. –léxico negativo: ruinas, desarraigado, desgajado. –comparación: un mundo como un árbol desgajado./En definitiva, se trata de unos versos muy representativos de la poética existencial de Blas de Otero.
El árbol de la ciencia es una obra de Pío Baroja, miembro de la Generación del 98. Esta denominación fue una creación tardía de Azorín, plasmada en unos artículos de 1913, y fue discutida por alguno de sus miembros, entre ellos el propio Pío Baroja, aunque el tiempo la ha fijado definitivamente. Abarcaría a los que en un principio se denominaron como Grupo de los tres: Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu, que publicaron un manifiesto en 1901 denunciando la descomposición moral de la sociedad, la desorientación de la juventud y, en general, su preocupación por España. Posteriormente se les uníó Unamuno, Valle-Inclán y Antonio Machado./ Estos autores tienen en común unas fechas de nacimiento cercanas, unas inquietudes literarias comunes (Bécquer, Manrique, Larra, Cervantes…), una relación personal (compartían ideas políticas liberales; promovían reformas ideológicas, participaban en actos colectivos reivindicativos o de denuncia), pero, sobre todo, sentían una desolación común por la situación de España tras el “desastre del 98”, (hecho que se recoge en la obra: 6ª parte, La experiencia en Madrid; cap. I, Comentario a lo pasado y que comentaremos posteriormente). Además, se interesaban por temas recurrentes: los conflictos existenciales y filosóficos, el sentido de la vida y el destino del ser humano, el paso del tiempo, la muerte o el valor de las creencias religiosas. Y, por último, comparten un lenguaje natural, sobrio y con una clara voluntad antirretórica (a excepción de Valle-Inclán). Todos estos elementos contextuales, temáticos y estilísticos se ven reflejados en la obra que nos ocupa y que analizaremos a continuación: -En efecto, la metáfora que definía España como un país enfermo, cuyo punto de inflexión fue la pérdida de las últimas colonias del Imperio, instauró en el país la necesidad de un movimiento regenerador (el llamado “regeneracionismo”) al que se opónía el conservadurismo de las élites económicas, del ejército y de la Iglesia. El atraso económico (la industrialización había sido tardía y muy localizada), el atraso educativo (la tasa de analfabetismo era muy superior a la de otras naciones europeas) y el agotamiento político (la alternancia de partidos se apoyaba en un sistema caciquil que manipulaba los sistemas electorales) eran los síntomas más evidentes de tal enfermedad.
Baroja se sirve de esta novela para denunciar el problema económico y el carácter grosero y bárbaro de sus costumbres, la envidia, la insolidaridad y el caínismo (véase toda la 5ª parte, La experiencia en el pueblo, donde Alcolea representa la intransigencia social y religiosa, la ignorancia, el rechazo a la modernidad, el caciquismo y la intolerancia). -Igualmente, el concepto de Baroja sobre la decadente situación de la ciencia, la investigación y la cultura así como el ambiente universitario con una sátira implacable contra el profesorado y alumnado queda recogido en la 1ª parte, La vida de un estudiante en Madrid. Los miembros de la Gen. Del 98 mostraron una orientación europeísta basada precisamente en impulsar la ciencia y en implicar a los intelectuales en la difusión de la cultura y en la política. -Otros aspectos de crítica social (que se denuncian especialmente en la 6ª parte) hacen referencia a lo que él llama “lacras sociales”, la miseria social y moral tanto de las clases favorecidas como del proletariado al que presenta como embrutecido. Asimismo, la falta de higiene o la prostitución, aspectos que se recogen especialmente cuando Hurtado es nombrado médico de higiene. -En cuanto a las preocupaciones más filosóficas, la literatura de los miembros de esta generación se convierte en una reflexión intelectual sobre los grandes temas que preocupan al hombre: el paso del tiempo, el sentido de la vida, el determinismo, el misterio de la muerte o el valor de las creencias religiosas. Entroncan con los maestros del irracionalismo y del subjetivismo europeos como Shopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard para los que la razón por sí sola no es capaz de explicar la complejidad de la existencia humana. Sobre todas estas cuestiones debaten Hurtado y su tío Iturrioz en la 4ª parte. Además, el arte existencial de la primeras décadas del s. XX refleja la angustia ante la vida y la desesperación ante el dolor y la muerte, y Unamuno y Baroja son considerados representativos de esta corriente junto a los europeos Kafka, Sartre o Camus. El personaje principal de El Árbol de la ciencia, Andrés Hurtado, se muestra como prototipo de todas estas concepciones filosóficas, con su angustia, su pesimismo y su falta de esperanza. -En conclusión, esta novela es posiblemente una de las más representativas del momento histórico-social en que surgíó, de las inquietudes compartidas por los miembros de la Gen. Del 98 y del estilo carácterístico de su autor.