Miguel de Unamuno:
concepto de “mirar adentro”; dejar de mirar hacia fuera, hacia Europa. Desprecio a las ciencias y a la razón. “Que nosotros seamos reservóreos de valores de la humanidad, dejen que ellos inventen”.
Este autor tiene carácter de vasco. En sus obras se aprecian 2 ejes: 1-. Constante preocupación por España; generación del 98. 2-. Sentimientos, conflictos religiosos y existenciales. En sus ensayos, se sabe como un pensador más sereno. Lenguaje parco. Unamuno NOS REPONE EL VALOR DEL MÉRITO INDIVIDUAL. Era religioso desde niño. Tiene una crisis religiosa, desesperación, pierde la fe de golpe y porrazo existencial. Pierde la fe en la vida eterna, en la trascendencia del alma. Existente que filosofa, primer existencialista en la literatura. Su pensamiento se basa en su experiencia. La inmortalidad es la gran cuestión: “Si el alma no es inmortal, nada vale nada ni hay esfuerzo que valga la pena”.
Unamuno pensador
Trata de hacer lúcidos estos sentimientos, o sea, pensar el sentimiento. Todo el mundo de ensayos, grandes y pequeños, brota de la pluma de Unamuno, mas no en su finalidad la constitución de un cuerpo trabado de ideas en un sistema, sino porque la constitución de su pensamiento es la negación de esta posibilidad. Ni siquiera pretende comunicar ideas al lector: “No tengáis ideas para poder pensar”, sino poner en marcha las posibilidades del pensamiento. – momentos culminantes. – No es la palabra transmisora de contenido objetivo; es una palabra constructora, palabra guía hacia el descubrimiento que debe producirse en la interioridad del lector. –Palabra unamuniana es de patencia, especialmente de la fragilidad del existir y de vivencializaciones hondas de las mismas, de revelaciones que se evaden en la realidad. – La mayor parte de las veces se trata de describir un conflicto “el Ser y la Nada”, “Hombre y la naturaleza”, “Yo y el otro”, etc. Unamuno no trata de lograr una síntesis innovadora de la tesis y la antítesis, sino de la producción de un estado psíquico cargado de vitalización del pensar (intensidad vital).- Para Unamuno, escribir fue un acto de frustración; siempre lo frustró la palabra y sufríó la limitación que esto significa frente a la vida de carne y hueso. – Escritor sufriente, insatisfecho de su herramienta, “miserable menester el d escribir”.
“Terrible es la palabra/ y su poder, poder del mal agüero/ muere en ella la idea cuando crece/ enterrada en su cuerpo/ como muere al dar fruto/ de todos nuestro anhelo”. – La creación literaria es como un conato salvador. Escribe empujado por el afán radical de su existencia: sobrevivir (ser siempre, ser eterno). Sobrevivir frente a la muerte, pervivencia. “Cuando yo ya no sea, serás tú canto mío”. – Ex – sistencia (ex. Sistere) en que la vida es sobrevivida, levantamiento sobre nuestra finitud, confinación, trágico para un ser cuya razón se dilata sobre la propia individualidad. – Voluntad creadora que consiste en arrancar fragmentos del ser a la oscuridad de la nada. – Obra de Miguel es un ensayo desesperado de prolongación de quien se siente en mera sombra, de quien sintió la nada en su corazón como un “gusano”. Metáfora convertida en vivencia. Conexión existencial desde una vivencia angustiada de ser implorante de salvación, la que se establece entre don Miguel y la palabra escrita. – Así, Miguel se siente en el universo de su creación, como en carne propia, se reencarna en su propia creación. Su proyección es explícita y constante, los personajes son fracciones se su alma polémica y multiforme; los cantos son sus hijos (poemas).
Azorín:
Escribe ensayos literarios “Castilla”, colección de ensayos, etc. Nace en Alicante, estudia leyes y letras en la U. De Madrid. Tiene una sensibilidad exquisita, melancólica, quieto y no de acción, de biblioteca, mirada aguda. Su obra es un rescate del alma de España. “Vivir es volver ver”.
Ensayo “Un Hidalgo”:
texto de valores, recorrido de España, raíces de España, entra en las raíces, en el alma de España. Toma la figura del Lazarillo de Tormes. Azorín recorre las fuentes de España en la literatura. Abre su ensayo ubicándonos en el tiempo, espacio y literatura. Luego describe la casa del hidalgo y se da una simbología. La casa es un gran signo, es hidalga, escudo nobiliario. El hidalgo es pobre, no tiene nada, y lo que es peor, en la cocina no tiene nada para preparar. A pesar de esto, el hidalgo vive feliz porque la vida es la representación que tenemos de ella. Vive según otros valores y no los comunes; la vida no está en los valores materiales.
Azorín rescata los vocablos arcaicos y los reintroduce en el vocablo contemporáneo. (Alfamar: lecho (se levanta de su lecho), talabarte: correa de cuero que sirve como portaespada). Compara su espada con España, sufrimiento silencioso, altivo, digno, valor de lo heroico de España, capacidad de sacrificio, entereza (mantenerse entero, resistente y no quebrado), el valor (valentía), dignidad (valor de sí mismo, valor de la condición de hombre), desdén por lo pequeño, audacia (capacidad de atreverse). “Sufrimiento silencioso”, sufrir sin que la gente se dé cuenta. Este valor es el que articula casi completamente el ensayo en la escena de la comida. Dosis de dignidad y de apariencia, no querer que los demás se den cuenta de sus debilidades. Sufrimiento silencioso y altanero. Recorrido valórico. Es feliz el hidalgo con su espada, porque se siente identificado en sus valores con ella. La espada le da dignidad, él apoyándose en su espada, se apoya en la dignidad.
Azorín mira a España desde su obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida y con el íntimo anhelo de apresar lo que permanece por debajo de los que fluye y de fijar el recuerdo. En él se aprecia el paso de lo histórico (lo que fluye) a lo intemporal (lo retenido en el recuerdo). En “Castilla”, “Los Pueblos”, “Una hora de España” revive el pasado, en sus viejos pueblos, calles, plazuelas, hidalgos, pasaderos, etc. Hace incesantes recuerdos para recuperar el tiempo ido y poetizar el pasado y la historia, y, a la vez, para recuperar la esencia de España en su historia, o sea, en su INTRAHISTORIA:
aspectos cotidianos escondidos y profundos del pasado que no han pasado a la historia.
“Los grandes hechos son una cosa y los menudos, otra. Se desdeña a la segunda y, sin embargo, la segunda forma la sutil trama de la vida cotidiana.
La esencia de España para Azorín
: “España no vive actualmente. La actualidad de España es la perduración del pasado; España no se transforma, sino que España se repite. Arte Azoriano: 1-. Él poetiza lo corriente, lo vulgar > la costumbre, la repetición, el pasado. Su mecanismo es inmovilizar la imagen del pasado de España.
Tema: tiempo > retenerlo/ dolor por el tiempo que pasa. El tiempo que se remansa y se detiene en lo cotidiano desde donde podemos capturarlo, inmovilizándolo para retenerlo. Caracteriza la sensibilidad, el dolorido sentir propio del 98: 1-. Mirada crítica, 2-. Dolor por la realidad, 3-. Se transforma en amor. En su prosa se evidencia lo francés: lenguaje depurado, fino, neoclásico, ilustrado.
Azorín no quiere ser realista, toma la realidad como base. Muestra sonidos y colores. Su obra vivifica. Convierte en literatura cuando toca. Sitúa las cosas, las define, agrega datos eruditos, lo guía su fina sensibilidad. Elimina las notas excesivas de catálogo. Quiere dar la sensación de realidad, acogíéndose al detalle de suerte que la realidad aparezca.
Estilo
: Castellano con sintaxis francesa; descubre el valor estético de la frase corta; sus párrafos están constituidos por oraciones simples o compuestas, pero sensibles y sencillas; en la distribución del punto radica el kit de estilo azoriniano como reacción contra el estilo declamatorio, inflamado; rigidez, concisión, desnudez absoluta; está seducido por la palabra: reutiliza arcaísmos, retoma el sentido verdadero, elimina los extranjerismos, busca las voces precisas; la realidad se le aparece en pequeñas parcelas que corresponde a su mentalidad fragmentaria (le complace lo sencillo, hacer algo de nada). Con su sensibilidad redescrubrió a los clásicos como realidades vivas, no de museo. Miró y creó el paisaje de Castilla. Destiló las esencias de España.