EL si de las niñas (siglo xviii)
Se trata de una obra estrenada ya en el siglo XIX (principios) pero creada con los parámetros neoclásicos e ilustrados del S. XVIII. En este siglo, el teatro tiene una función fuertemente didáctica y educativa. Pocas obras como esta intentan enseñar una lección ética acerca de la verdad de los sentimientos y una crítica a una educación que anima a los jóvenes al fingimiento y a los mayores a abusar de la autoridad. Es pura ilustración. Los personajes están puestos al servicio de esta idea de educación social y representan estereotipos (Dª Francisca, la niña sumisa; Dª Irene, la implacable impositora de su voluntad ciega; D. Diego, el ilustrado comprensivo y reflexivo, dotado de sentido común), D.Félix o D.Carlos (el amante apasionado pero a la vez obediente a la jerarquía de su tío, sin excesos ni rebeliones excesivas y todo salpimentado con los criados Rita, Calamocha, que aportan la picardía necesaria para el entretenimiento popular).
La obra es en prosa, lo cual es un indicativo de hacer un teatro realista y respetuoso con las unidades clásicas (lugar, tiempo y acción) además.
El árbol de la ciencia (primera mitad 20) La obra tiene dos partes separadas por una larga conversación de carácter filosófico entre el protagonista, Andrés Hurtado y su tío, el doctor Iturrioz, en este diálogo, especialmente, encontramos tesis características del pesimismo existencial del que Pío Baroja fue un firme representante.
Esta novela tiene un carácter semiautobiográfico. En la primera parte se narra la vida de un estudiante de Medicina, como el propio Baroja, que asiste en Madrid a una Universidad mediocre y corrompida fiel reflejo del mundo que le rodea.
En la segunda parte, a través de la estancia de Hurtado en Alcolea, un pueblo manchego, Baroja nos expresa su disconformidad por las tradiciones típicas de la España rural del siglo XIX. También aquí hay ecos de la breve época en que Baroja ejerció como medico rural en el país vasco. En el campo, la situación no es mejor que en Madrid: pobreza, caciquismo, ignorancia, resignación etc. Tras una breve estancia en Alcolea, Hurtado vuelve a Madrid, en donde después de experiencias durísimas ejerciendo su profesión, encuentra un paréntesis de paz al casarse con Lulú, intermedio que acaba con la muerte de esta, del hijo que esperaban y con el suicidio del protagonista. Los fallecimientos corresponden al final de las ilusiones, de la lucha, la derrota de los ideales y la resignación hacia un mundo sin esperanza, un mundo destinado a la fatalidad.
5 horas con mario (2ª mitad 20)
El contenido es muy sencillo se trata de un largo soliloquio, en la que una mujer, Carmen, representante de la pequeña burguesía del franquismo, le reprocha a su marido, muerto repentinamente y al que está velando en una habitación de su casa, su fracaso matrimonial, su frustración personal.
La novela consta de un prólogo, veintisiete capítulos numerados, que comienzan con una cita de la Biblia, que la protagonista malinterpreta y un epílogo. El espacio se ha reducido: una habitación de una casa en una ciudad provinciana de la España de posguerra y el tiempo también: veintisiete años de vida matrimonial en cinco horas.
Llama la atención en esta novela el lenguaje:
Léxico vulgar, imprecisión, reiteración, tópicos, comodines, frases hechas, elipsis, anacolutos, concordancias equivocadas etc. la técnica narrativa: el monólogo interior, un aspecto esencial en la renovación de lastécnicas narrativas de los años 60, esa constante segunda persona del discurso, que increpa que se obsesiona, que hace las más caprichosas asociaciones.
1ª mitad (el árbol de la ciencia)
La obra tiene dos partes separadas por una larga conversación de carácter filosófico entre el protagonista, Andrés Hurtado y su tío, el doctor Iturrioz, en este diálogo, especialmente, encontramos tesis características del pesimismo existencial del que Pío Baroja fue un firme representante.
Esta novela tiene un carácter semiautobiográfico. En la primera parte se narra la vida de un estudiante de Medicina, como el propio Baroja, que asiste en Madrid a una Universidad mediocre y corrompida fiel reflejo del mundo que le rodea.
En la segunda parte, a través de la estancia de Hurtado en Alcolea, un pueblo manchego, Baroja nos expresa su disconformidad por las tradiciones típicas de la España rural del siglo XIX. También aquí hay ecos de la breve época en que Baroja ejerció como medico rural en el país vasco. En el campo, la situación no es mejor que en Madrid: pobreza, caciquismo, ignorancia, resignación etc. Tras una breve estancia en Alcolea, Hurtado vuelve a Madrid, en donde después de experiencias durísimas ejerciendo su profesión, encuentra un paréntesis de paz al casarse con Lulú, intermedio que acaba con la muerte de esta, del hijo que esperaban y con el suicidio del protagonista. Los fallecimientos corresponden al final de las ilusiones, de la lucha, la derrota de los ideales y la resignación hacia un mundo sin esperanza, un mundo destinado a la fatalidad.