Gabriel García Márquez nacíó en Colombia en 1928 y murió en México en 2014. Fue un gran periodista y narrador, ya que su prodigiosa novela Cien años de soledad (1967) lo situó entre los grandes narradores de la literatura universal. En efecto, García Márquez es la figura más representativa de lo que se ha venido a llamar el “Realismo mágico” hispanoamericano, una mezcla original de realidad y fantasía que influyó positivamente en la narrativa mundial.
En reconocimiento a esto en 1982 recibíó el Premio Nobel de Literatura.
Otras obras son por ejemplo El otoño del patriarca,(cuento) y cómo no, Crónica de una muerte anunciada, la séptima de Márquez, una novela breve, pero magistral, publicada en 1981. Se trata de su obra más realista, pues se basa en un hecho real ocurrido en su tierra natal, pero literaturizado. Comienza por el final, y a través de las pequeñas pistas que despiertan la curiosidad del lector, consigue que pese a que sepamos cómo acaba, tengamos la intriga de llegar al final de la novela, protagonizada por Santiago Nasar.
TEMA 2
El destino, fátum en latín, es uno de lo temas destacados en Crónica, ya que en la tragedia clásica, el destino es algo que es inevitable que se cumpla, los personajes pueden rebelarse contra él, pero esa rebeldía no les sirve de nada puesto que su destino les alcanza irremediablemente. Aparentemente hay alguíen que ha decidido que Santiago Nasar tiene que morir, pero GGM demuestra que para él todas las personas que pasaron en las 24h son los que permiten su muerte.
En Crónica, Santiago Nasar es la figura sobre la que pesa esa fatalidad, una palabra frecuentemente usada por el narrador, ya que después de estudiar el caso le sorprende lo mismo que en su momento llamó la atención del juez, el gran número de casualidades que ayudaron que su muerte se cumpliera:
-El juez habló de fatalidad para explicar que nadie advirtiera a Santiago Nasar cuando aún estaba a tiempo de salvarse: “La fatalidad nos hace invisibles”.
-Es la misma palabra que emplea el narrador al comienzo del capítulo quinto, con el significado de fuerza transcendente a cuya ley todos estamos sometidos.
-Los Vicario, ejecutores de la venganza, se expresan en ocasiones con fatalismo, como si un poder invisible los hubiera señalado para matar a Santiago Nasar, señales que después de su muerte los testigos creerán haber visto.
Pero, a diferencia de la tragedia clásica, aquí son las torpezas humanas las que coinciden en un mismo resultado trágico, por lo que, no se trata de una fuerza ciega, sino de una acumulación de errores, casualidades, rencores, odios…
En este sentido, merece la pena recoger la opinión del propio García Márquez acerca de la importancia de la fatalidad de su obra. “Yo creo incluso que la novela termina por desprestigiar el mito de la fatalidad, puesto que trata de desmontarla en sus piezas primarias y demuestra que somos los únicos dueños de nuestro destino”.
Los caminos principales por los que la tragedia se introduce en la novela son:
-Las contradicciones: La paradoja (contradicción) central de la obra es que casi todo el pueblo sepa que los Vicario van a matar a Santiago Nasar menos él, siendo el único en ignorarlo. De hecho,esta oposición constituye el eje del relato y contribuye a crear la atmósfera trágica que se respira en el libro. Otra paradoja es que en una sociedad cerrada, donde todos se enteran de todo, no se supiera que Ángela Vicario hubiera podido perder su virginidad con un joven del pueblo.
-Las ambigüedades: Son muchos los hechos que ni los personajes, ni el lector y ni siquiera el narrador consiguen explicar a lo largo del relato. La obra está organizada en la ambigüedad acerca de quien deshonró a Ángela Vicario, por eso, la sensación que queda es la de que Santiago Nasar fue asesinado por algo que probablemente no cometíó. Muchos años después de los sucesos, Ángela Vicario cuando se encuentra en posibilidades de revelar la verdad, confirma convencida su versión. “Ya no le des más vueltas primo, -me dijo-. Fue él.”
-Las casualidades: Sólo la pura casualidad mueve los hechos que conducen al crimen, ya que a lo largo de la novela suceden infinidad de coincidencias, casualidades u olvidos como el propio narrador advierte:
Santiago, que casi nunca uitilizaba la puerta principal de la casa, ese día lo hizo y allí lo esperaban los Vicario.
Como llega el obispo, Santiago no utiliza su ropa habitual, con su revólver al cinto.
El mensaje deslizado debajo de la puerta de Santiago avisándole del peligro no es visto hasta mucho tiempo después del crimen.
Pero la obra va más allá y parece querer demostrar que todo en la vida es pura casualidad: la llegada del novio, la selección por parte de Ángela Vicario de un nombre al azar como culpable de la pérdida de la virginidad.
–Presagios erróneamente descifrados: Otra manifestación de las tropezás humanas se aprecia en presagios que los protagonistas no saben interpretar acertadamente. Por ejemplo, Luisa Santiaga, madre del narrador, que posee telepatía y artes de adivinación, es incapaz de presentir la tragedia, ya que era capaz de interpretar los sueños de su hijo.
–Interpretaciones equivocadas: Finalmente, las interpretaciones equivocadas salpican el suceso y lo posibilitan:
Los carniceros no atajaron a los Vicario porque pensaron que era cosa de borrachos.
Cristo Bedoya no consiguió proteger a su amigo porque pensó que estaba desayunando con Margot.
Los ejemplos expuestos y otros más conforman esa desmesura, esa hiperbolización de la adversidad que termina por atrapar a la víctima.
En conclusión, los personajes de esta novela no son esclavos indefensos del fátum, lo prueba el hecho de que hay una fuerza que acaba sobreponiéndose a las adversidades del destino; el amor, para muchos de los vecinos una excuas con el que se justifican las tropezás humanas. La misma Ángela Vicario demuestra que a través del amor, se hace “dueña por primera vez en su destino”, ya que es una persona manejada por su familia, por la sociedad,… Y pasa a elegir a Bayardo San ROMán por amor.