Parece que tiene más sentido atribuir el nombre a su condición de muñeco. El nombre, Zum-Zum, es una onomatopeya acorde con la personalidad del chico.
Entre los indicios que presenta el texto, además de que el personaje no habla, las descripciones del personaje —«largos cabellos dorados, curvándose como virutas de madera», «se doblaba como un junco, se tensaba como la cuerda de un arco»— pueden hacernos sospechar que su naturaleza no es del todo humana.
Dentro de la lógica del cuento, cuando hacen sonar el violín, todos identifican la «música terrible» que sale de él con la voz del niño-muñeco.
Se demuestra la soledad en la que vive el niño y su poca relación con los humanos. El niño levanta los brazos y se transfigura como un pequeño dios cuando todos sus dedos brillan con el sol.
Es una fábula en la que hay un enemigo (el cuervo) y dos amigos (el perro y el caballo).
Narrador omnisciente.
Contradicción y comparaciones.
Cosificación y metamorfosis: el niño del granjero se convierte en muñeco. Huida hacia otra vida, otro lugar…
El escaparate de la pastelería
Aunque el sueño del protagonista de este cuento resulta verosímil y parece alcanzable, contrariamente a la quimera del niño de «El árbol», de manera paradójica será este último el que alcance su sueño y no el niño que sólo aspiraba a comer dulces y pasteles.
Podrían querer representar las ansias del niño por conseguir algo que no está a su alcance.
Las descripciones guardan relación con los dulces y los pasteles que tanto desea: «barnizados de almíbar», «redondas pupilas, de color miel y azúcar tostado».
El niño defiende su derecho a seguir soñando con caramelos y pasteles.
Aunque no lo sepamos con certeza, hay ciertos indicios que nos hacen pensar que la mujer no es sincera: el niño iba con «los pies descalzos y sucios», por poner un ejemplo. No es tan caritativa como quiere parecer; el narrador nos puntualiza que pretende darle los garbanzos que le habían sobrado. El hecho de que le escandalice la negativa del niño también hace que nos cuestionemos su generosidad.
Tema: la falsa caridad.
El espacio y tiempo son simbólicos, pues el argumento se desarrolla durante el sueño y así es creíble el sonambulismo del niño.
Transformación-metamorfosis: de niño a pastel.
El otro niño
Se le reconoce por su extraña indumentaria —«juboncillo de terciopelo malva, bordado en plata»— y al verle con «los dos dedos de la mano derecha unidos». El hecho de que la maestra caiga de rodillas también resulta elocuente para que el lector verifique la intención de que se trata del Niño Jesús.
El niño, completamente distinto a todos, está visto como Dios encarnado en el niño del altar y, como niño que es, necesita la compañía de otros niños.
La maestra reacciona atónita, sorprendida, admirada, estupefacta…
Se coloca en el último pupitre por discreción, para observar mejor la clase.
No da indicios de querer darle un significado religioso; se trata, simplemente, de un cuento fantástico.
La niña que no estaba en ninguna parte
Toda la acción se produce en el armario.
La mención al alcanfor y la naftalina en las que se conservan las pertenencias de la niña, el uso de diminutivos y alguna referencia temporal («en otro tiempo») sugieren el paso del tiempo y la pérdida.
Se sugiere tanto la pérdida física como la espiritual de la niñez.
Se hace un retrato sucinto de la anciana en la que ha acabado convertida la niña.
La niña no está porque no ha conservado nada de la niñez; se ha convertido en una mujer horrible, de cara amarilla y arrugada, que se mira la lengua como haciendo burla. Un final tremendo.
Sentimiento de tristeza: la infancia como paraíso perdido.
El tiovivo
Se nos presenta un niño pobre que no puede participar en las diversiones de otros.
Con sus afirmaciones niega lo que desea: «Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte, solo da vueltas y vueltas…».
Se supone que encuentran al niño muerto al levantar la lona del tiovivo.
Elementos fantásticos: el tiovivo puesto en marcha inexplicablemente con una chapa, el tamaño del tiovivo que nunca acababa de dar la vuelta completa…
Es otro ejemplo de cómo la muerte puede ser positiva para el protagonista (como forma de evasión).
Clímax: «Qué hermoso es no ir a ninguna parte».
Cuando encuentra una hermosa chapa de cerveza (y como en la infancia todo lo que brilla parece oro), acude al tiovivo. A partir de ese momento, todo es fantasía en la alusión a la muerte.
Temas: Social (posguerra, pobreza), fantástico, infancia.
Evasión: irse del mundo adulto.
Huida del mundo social, de la pobreza… El niño está muerto. Posibles causas: accidente (lluvia y electricidad) o suicidio.