Tipos de Lectura y sus Dificultades
La lectura, al igual que las otras habilidades lingüísticas, no se desarrolla ni se practica de manera uniforme, es decir, no leemos de la misma forma todos los numerosos textos con que nos encontramos. Es cierto que siempre pretendemos comprender e interiorizar el sentido del texto, pero nuestra forma de leerlo depende de muchísimos factores: la importancia que le demos, la obligación o no de leerlo, el tiempo de que dispongamos, el ambiente acorde o no a la lectura, el tipo de texto…
De todo ello se deduce que hay varias clasificaciones de los tipos de lectura. Una primera clasificación distingue: la lectura en voz alta y la lectura silenciosa.
Lectura en Voz Alta
La lectura en voz alta o la oralización de un escrito es una práctica muy habitual en las clases de lengua. Los maestros casi siempre utilizan esta actividad para ejercitar la expresión oral y también la lectura en clase. Pero, si tenemos en cuenta que debemos aspirar a la comprensión lectora, decir un texto en voz alta no es, estrictamente hablando, ni expresarse oralmente ni comprender un escrito. Además, el alumno no aporta nada personal ni espontáneo, sino que solamente deja su voz a unas letras de otro. Y tampoco implica compresión lectora; los maestros sabemos perfectamente que los alumnos pueden leer con una pronunciación y fluidez fantásticas pero sin entender nada.
La lectura en voz alta es un tipo mixto y específico de comunicación muy presente en la vida cotidiana: leer una noticia del periódico a un grupo de amigos, grabar algún mensaje escrito, en el trabajo, etc. Por eso mismo es útil realizarla en clase, ya que requiere una práctica importante de la pronunciación. También es evidente que no puede suplir de ninguna manera la auténtica expresión oral y la auténtica comprensión lectora. La oralización de escritos es sólo un recurso más de clase y no la base de la clase.
Existen diversos tipos de lectura en voz alta:
- Lectura dramatizada: Consiste en interpretar un escrito que todos tienen.
- Lectura comunicativa: Consiste en leer un escrito que la audiencia no tiene y que debe comprender oralmente.
- Lectura evaluativa: Consiste en leer un escrito que el maestro u otros alumnos tienen y en concentrarse en la corrección y en la fluidez con que se ha hecho.
Respecto a esta última práctica, hay que tener en cuenta que, además de los errores más corrientes de corrección, también se tiene que valorar la fluidez en la pronunciación y lectura.
Lectura Silenciosa
La lectura silenciosa es, sin duda alguna, la que todos practicamos más. Los tipos de lectura silenciosa vienen determinados por los objetivos de comprensión que el lector se plantee, ya sean voluntarios o involuntarios, impuestos o elegidos libremente.
El hecho de que los cuatro tipos de lectura aparezcan separados (como si fueran tipos únicos y no admitieran la posibilidad de coincidir) no impide que, algunas veces, empleemos más de un tipo simultáneamente. Debemos tener en cuenta que hablamos de lectura silenciosa por oposición directa a la oralización que hemos visto previamente.
La lectura silenciosa plantea algunas dificultades:
- En principio, necesita un ambiente adecuado para llevarla a cabo.
- Requiere un alto grado de concentración por parte del lector.
- A veces, algunos defectos de lectura arrastrados desde el comienzo del proceso lector (vocalización, subvocalización, campo visual reducido…) impiden un desarrollo productivo de la lectura silenciosa.
- Otra dificultad que entraña la lectura silenciosa se encuentra en el hecho de que la comprensión léxica no es lo suficientemente amplia como para continuar, y el lector se ve obligado a recurrir constantemente a elementos auxiliares (por ejemplo, el diccionario).
- Finalmente, hay lectores que por razones varias (postura no adecuada, temperatura no adecuada, momento de lectura mal elegido…) se ven obligados con cierta frecuencia a la regresión (volver sobre lo ya leído), y acaban abandonando el libro.
Clasificación Basada en la Lectura Eficaz
Otra clasificación de los tipos de lectura se basa en la llamada lectura eficaz (también lectura rápida y lectura en diagonal por la forma de proyectar la vista sobre la página).
Lectura Reflexiva
La lectura reflexiva aspira a un estudio exhaustivo del texto y a una comprensión casi total del texto. Es la lectura que empleamos para estudiar o para analizar un libro cuando se nos pide un trabajo extenso sobre él. En estos casos, lleva aparejado un comentario de texto. Esta lectura reflexiva, asimismo, requiere por parte del lector un proceso escritor (resúmenes, esquemas, cita de palabras textuales…) y puede llevar consigo también la relectura si el texto es amplio.
Lectura Mediana
La lectura mediana es la que más empleamos con más frecuencia, y alcanza tanto una comprensión media y una velocidad media. Cuando leemos por ocio, ojeamos el periódico, hacemos la matrícula, firmamos el seguro del coche…, usamos esta lectura por ser la más adecuada entre el tiempo de que disponemos y la comprensión que requiere el texto en cuestión.
Lecturas Selectivas
Por su parte, las lecturas selectivas se centran en la búsqueda de información concreta y no implica la comprensión tan amplia de la lectura reflexiva. Para realizar las lecturas selectivas, se emplean dos estrategias complementarias: skim (vistazo) y scan (lectura atenta).
El vistazo y la lectura atenta nos llevan a plantearnos uno de los componentes esenciales para alcanzar la velocidad lectora: la mayoría de las veces que leemos no lo hacemos palabra por palabra, sino que sólo nos centramos en algunas de las palabras del texto para captar el sentido global del mismo, y, por supuesto, sólo fijamos la vista en la parte superior de las letras que componen cada palabra. No nos hace falta ver la palabra completa para inferir su significado. Esto lo sabemos porque no reparamos en los errores tipográficos u ortográficos del texto, y, sin embargo, captamos el sentido más o menos completo de lo que estamos leyendo.
Lectura Extensiva e Intensiva
Finalmente, otra clasificación de los tipos de lectura que tiene que ver, más bien, con los propósitos didácticos que el profesor pretenda alcanzar y con la resolución de ejercicios distintos. Se habla, en estos casos, de lectura extensiva y lectura intensiva.
Características del Buen Lector
De todos los tipos de lectura que hemos citado se puede deducir un perfil del buen lector, cuyas cuatro características más importantes son las siguientes:
- La mayoría de las veces lee en silencio, aunque si fuera necesario, emplearía la oralización.
- Está libre de los defectos más comunes de la lectura: vocalización, subvocalización, regresión…
- Lee con rapidez y eficacia porque realiza fijaciones amplias y selectivas de la página.
- No repasa el texto letra por letra, sino que se centra en unidades superiores, como pueden ser palabras, frases…
A estas características, debemos añadir que el buen lector domina todos los tipos de lectura y es capaz de adecuar el tipo más conveniente a las características del texto que tiene delante y a los propósitos que quiere conseguir.
Dentro del proceso por el que un alumno llega a ser un lector competente, hay que tener en cuenta que se deben dominar todas las microhabilidades de la comprensión lectora y que se deben seleccionar eficazmente para que el grado de comprensión sea mayor. Por ejemplo, sería un error emplear la lectura mediana para comprender un poema, o usar la lectura reflexiva ante la lista de la compra.
Partiendo del grado de comprensión que el lector alcanza ante un texto y de su capacidad para resumir lo que ha comprendido del mismo, todos los investigadores del tema coinciden en que, fundamentalmente, hay dos tipos de lectores: los que entienden el texto y los que presentan cierto déficit de comprensión.
Vistas todas las posibilidades de lectura, y vistas también las dificultades que impiden conseguir la competencia lectora, hay que centrarse ahora en las estrategias y recursos que se deben emplear para conseguir hacer de nuestros alumnos unos buenos lectores en todos los sentidos.