Charles Baudelaire: Poeta de la Modernidad y lo Decadente

La Poesía Moderna en Baudelaire

Baudelaire es el prototipo de la poesía moderna, una modernidad reaccionaria. Ve el lado negativo de la sociedad contemporánea, considerando al hombre malo por naturaleza, instintivamente perverso y depravado. Sus movimientos son irracionales y se siente atraído por el mal, como lo prueban los instintos sexuales. El mal es lo natural; la virtud es artificial. Lo bello, igual que lo bueno, es artificio, postizo, adorno. Baudelaire está impregnado de superchería, esoterismo y fatalismo. La vida es un castigo, marcada por el pecado original, la culpa y el remordimiento. La manera de salir del pecado exige un esfuerzo. La idea de reversibilidad es capital en Baudelaire.

El dandismo de Baudelaire es otra manifestación de impotencia, del choque entre el ideal y la realidad. El dandi encarna la belleza, es el prototipo del artista frustrado. Desde el punto de vista ético es inutilidad, gratuidad e indiferencia. El dandi renuncia a cambiar el mundo, no busca la superación hacia el porvenir, sino que se mueve entre los valores ignorándolos.

La Originalidad de Baudelaire

Baudelaire es considerado uno de los más grandes poetas del siglo XIX por su originalidad y la perfección de la forma. Es el poeta de la modernidad francesa. Sus tendencias se resumen en la depuración del sentido poético, el misterio de los conflictos íntimos y la angustia de la búsqueda de combinaciones de fenómenos psicológicos que desembocan en una expresión poética cargada de significados y sugerencias.

Rompe la diferencia entre poesía y prosa con sus Pequeños poemas en prosa, una revolución en las formas líricas. Baudelaire reacciona contra el romanticismo, no admite la inspiración, la imaginación ni la improvisación. La poesía es un ejercicio, un esfuerzo, un trabajo sistemático, con atención a la métrica y la forma. El poeta pule un nuevo universo lírico: la sinestesia, una combinación de imágenes y sensaciones desajustadas. La audición coloreada, la visualidad audible y otras combinaciones de sensaciones provenientes de todos los sentidos, en «una metamorfosis mística de todos mis sentidos fundidos en uno». A cada olor le corresponde un sonido y un color. El soneto «Correspondencias» contiene la teoría sinestésica que desarrollarían los parnasianos y simbolistas.

Los Temas de Baudelaire

Descubrió materias vedadas en el arte: la ciudad, la bohemia y el hastío. Pretendió demostrar que lo feo también tenía relación con la estética. Su inspiración es la ciudad, sus calles, sus habitantes anónimos, sus miserias, placeres y sueños. Se interesa por las viviendas, las habitaciones, los muebles, las cortinas y la decoración. Vivir en la ciudad es estar en el centro del mundo y ser invisible. París es una ciudad abstracta: no describe lugares, fechas ni nombres. Todo es anónimo, la ciudad es el punto de encuentro entre la multitud y la soledad: «Quien no sabe poblar su soledad tampoco sabe estar solo en medio de una atareada multitud.»

De Poe toma el culto a la noche, el gusto por lo decadente y la estética enfermiza. Descubre en la ciudad una belleza decrépita. Para él, la ciudad es hospital, purgatorio, celda, infierno y prostíbulo; la gran ramera «donde todo lo atroz como una flor florece». La belleza es desgraciada y el mejor ejemplo de belleza viril es Satán. El erotismo se basa en la perversión, el gusto del pecado y el remordimiento. Las relaciones amorosas son sadomasoquistas, y el fin del amor es precipitarse en el abismo. El fetichismo está presente en su obra.

El individuo de Baudelaire está dividido entre Satanás y Dios, atraído por lo divino y lo diabólico, y de esta naturaleza derivan sus experiencias. En él se mezclan lo que la moral burguesa no admitía. De Poe toma el fatalismo y la irreversibilidad del destino. Baudelaire reclama la aplicación de la imaginación y la introducción de la poesía en el arte. La poética de la modernidad es la del fragmento, donde se impone el descuartizamiento de lo real para erigir otra realidad. Del cubismo al surrealismo, esa fue la gramática utilizada por los artistas del siglo XX.

Baudelaire introduce el tema de la moda. En su «Elogio del maquillaje», alaba el talento de la mujer para maquillarse y perfumarse. La moda contiene lo poético y eterno en lo transitorio. Para el poeta, el horror supremo es la repetición del tiempo, el spleen. Por eso la imaginación lleva a una búsqueda de la evasión, exaltando la embriaguez y el uso de drogas.

Las Flores del Mal

Las flores del mal se editó en 1857, pero la segunda edición se publicó en 1861, con poemas añadidos. Baudelaire quería que la obra se considerara un conjunto, una pretensión fundamental en poetas posteriores. La obra se divide en cinco secciones: Spleen e Ideal, Cuadros parisinos, El vino, Flores del mal y Rebelión. Utiliza sonetos, alejandrinos y versos de nueve sílabas.

Spleen e Ideal

Presenta formas de salvación: la belleza, el arte, la poesía, el amor y el erotismo. Comprobado el fracaso de estas formas, aparece el spleen: tedio, hastío y angustia ante el tiempo.

Cuadros Parisinos

Presenta la huida a través de la absorción en la masa anónima de la ciudad.

El Vino

Se acerca a la salvación en la embriaguez y los paraísos artificiales.

Flores del Mal

Representa la huida por la vía maligna: la perversión, el sadismo y el vampirismo.

Rebelión

Propone una lucha contra las vías de salvación, con la exaltación de Satán y Caín.

Pequeños Poemas en Prosa

Complementan Las flores del mal y representan un avance en la poesía moderna, utilizando la ciudad y la prosa poética. Se publicaron en la prensa desde 1855. Completan su producción literaria La Fanfarlo, Mi corazón al desnudo, sus críticas sobre pintura y Los paraísos artificiales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *