Características, Principales Autores y Obras de la Generación del 98
La Generación del 98 surge a finales del siglo XIX en Europa y América, donde autores como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín y Ramiro de Maeztu adoptaron una postura crítica frente a la realidad española. Inspirados por los acontecimientos históricos del “desastre del 98”, que trajo consigo importantes pérdidas humanas y económicas, los miembros de esta generación abordan temas de gran trascendencia para la identidad y el porvenir de España.
Entre sus principales temáticas se encuentra la exaltación del paisaje castellano, la vida de los pueblos y su historia, además de una reflexión sobre la “Intrahistoria”, un concepto acuñado por Unamuno que se refiere a la vida cotidiana de los millones de personas anónimas que configuran el verdadero espíritu de una nación. A pesar de su amor por España, los autores también manifestaron un anhelo de europeización, es decir, una apertura hacia las corrientes culturales y sociales del continente. Asimismo, sus obras suelen plasmar el malestar existencial, la desazón y las preocupaciones religiosas, enfrentando posturas que oscilan entre el agnosticismo, el debate entre la razón y la fe, y el catolicismo tradicional.
Desde el punto de vista estilístico, los escritores de esta generación buscaron una renovación literaria, adoptando un ideal de sobriedad que rechazaba el retoricismo y el prosaísmo, a la vez que cuidaban las formas y privilegiaban el uso de palabras tradicionales. Su tono subjetivo y lírico marcó un cambio significativo en la literatura de la época. También introdujeron importantes innovaciones en los géneros literarios, destacándose en el ensayo moderno, donde expresaban reflexiones y vivencias personales, y en la novela, enriquecida con nuevas técnicas narrativas.
Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 – 1936) fue un destacado filósofo, escritor y catedrático en la Universidad de Salamanca. Su vida estuvo marcada por una intensa actividad intelectual y una constante lucha contra la “trivialidad” de su tiempo, buscando despertar las conciencias. Fue desterrado entre 1924 y 1930 por su oposición al régimen de Primo de Rivera. Su estilo literario es vehemente y combativo, caracterizado por el uso de paradojas y antítesis, con un enfoque en la expresividad más que en la elegancia. Unamuno fue un gran defensor de las palabras tradicionales y del lenguaje “terruñero”.
Sus dos principales preocupaciones fueron el problema de España y el sentido de la vida humana. En sus ensayos, como En torno al casticismo (1895) y Por las tierras de Portugal y España (1911), refleja su amor por España. En Vida de Don Quijote y Sancho (1905) ofrece una interpretación personal de la esencia española.
En filosofía, Unamuno se adentra en el “vitalismo” y anticipa el existencialismo moderno, enfocándose en el “hombre de carne y hueso” y sus angustias existenciales. Obras como Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del Cristianismo (1925) abordan su lucha entre la razón escéptica y la necesidad de fe.
En narrativa, renovó las técnicas novelísticas con obras como Niebla (1914), que él mismo definió como «nivola». Otras de sus novelas son La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir.
Su poesía es un reflejo de su biografía espiritual, destacando libros como Poesías y El Cristo de Velázquez (1920), alejados de las tendencias literarias de su tiempo. Su teatro, aunque denso en ideas, no logró un gran impacto en el público. Unamuno dejó una huella profunda en la literatura y filosofía españolas, destacándose por su reflexión sobre la existencia, la fe y España.
Antonio Machado
Antonio Machado (Sevilla, 1875 – Francia, 1939) fue un poeta cuyas obras reflejan la evolución del modernismo hacia las ideas noventayochistas. Su poesía pasó del «yo» individualista al «nosotros», mostrando su evolución desde un enfoque intimista hacia una preocupación más colectiva y existencial. En 1899, viajó a París, donde conoció a Rubén Darío, lo que marcó su encuentro con el modernismo. En 1907, obtuvo su cátedra de francés en Soria, donde conoció a su esposa Leonor Izquierdo, quien murió en 1912, lo que lo sumió en una profunda tristeza que se reflejó en Campos de Castilla. Tras el estallido de la Guerra Civil, Machado, defensor de la República, se exilió en Francia en 1939, donde murió. En uno de sus bolsillos se encontró su último verso: «Estos días azules y este sol de la infancia».
Los temas más recurrentes en su poesía son el paso del tiempo, la nostalgia por la juventud perdida, la falta de amor, y la relación entre el paisaje y el estado emocional del poeta. En su obra también se aborda la filosofía existencial, con una profunda reflexión sobre la vida y la muerte. Su religión, fluctuante entre el escepticismo y la esperanza, explora el origen, destino y paradero final del ser humano.
Primera etapa de Machado (hasta 1907)
Representada por Soledades (1903) y Soledades, Galerías y otros poemas (1907), esta fase está marcada por un tono melancólico, íntimo y modernista. La poesía de esta etapa se caracteriza por su reflexión sobre el tiempo, la muerte y Dios.
Segunda etapa de Machado (1907-1919)
Representada por Campos de Castilla (1912-1917), esta fase es la de madurez poética. Machado ofrece una profunda reflexión sobre el paisaje, especialmente el castellano, y lo utiliza como un espejo de los problemas sociales, patrióticos y existenciales de la España de la época. Entre los poemas más destacados de este libro están A orillas del Duero, A un olmo seco y El tren, además de Proverbios y cantares.
Tercera etapa de Machado (1919-1939)
En esta fase, su poesía se vuelve más reflexiva y filosófica, destacando libros como Nuevas Canciones (1924) y los poemas dedicados a su musa de madurez, Pilar Valderrama, como Canciones a Guiomar. Los poemas de esta fase se centran en la reflexión sobre el paso del tiempo, la existencia humana y la búsqueda de la esencia de las cosas.
Machado fue un poeta profundamente influenciado por el simbolismo, pero también destacó por su técnica impresionista. En su poesía, se aleja de los recursos poéticos tradicionales y opta por una expresión más directa. Su estilo, cada vez más sobrio, busca transmitir las emociones más profundas.
Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez (1881-1958) fue un poeta que se destacó tanto en la poesía como en la prosa. En 1916, se casó con Zenobia en Nueva York. A causa de sus ideas republicanas, tuvo que exiliarse tras la Guerra Civil, residiendo en Cuba, Miami, Washington y, finalmente, en Puerto Rico, donde recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956, pocos días después de la muerte de su esposa. Juan Ramón Jiménez, además de destacar como poeta, brilló como prosista en obras como Españoles de tres mundos (1942) y Platero y yo. Dedicó su vida a su obra poética. Para él, la poesía representaba belleza, conocimiento, inteligencia y una búsqueda de la esencia de las cosas, reflejando su anhelo de eternidad y su visión de Dios.
Etapa sensitiva de Juan Ramón Jiménez (1903-1907)
En esta fase temprana, su poesía está influenciada por el simbolismo y el modernismo. Publicó libros como Ninfeas y Arias Tristes. Su estilo es exuberante y ornamental, pero ya se perciben algunos rasgos que distancian a Jiménez del modernismo ornamental, como su lenguaje más sobrio y su búsqueda de una poesía más íntima y personal.
Etapa intelectual de Juan Ramón Jiménez (1916-1936)
Durante esta etapa, marcada por su publicación de Diario de un poeta recién casado (1917) y otros libros como Eternidades (1918) y Piedra y cielo (1919), Jiménez abandona el estilo brillante y adjetivado del modernismo para buscar una poesía más depurada y conceptual. Esta etapa está caracterizada por su búsqueda de la «realidad profunda» y su obsesión por la belleza absoluta y la eternidad.
Etapa suficiente o verdadera de Juan Ramón Jiménez (1936-1958)
En sus últimos libros, como Romances de Coral Gables (1948) y Dios deseado y deseante (1948-1949), Jiménez profundiza aún más en la abstracción y el misticismo. En esta fase, su poesía se vuelve más filosófica y oscura, tratando temas como la conciencia, la naturaleza y el deseo de alcanzar el absoluto.
Jiménez es considerado uno de los mayores renovadores de la lírica española del siglo XX. Su trabajo facilitó la aparición de las Vanguardias y de la Generación del 27.
La Prosa de la Generación del 98: Pío Baroja, Azorín y Miguel de Unamuno
Pío Baroja
Pío Baroja (San Sebastián, 1872 – Madrid, 1956) fue un destacado miembro de la Real Academia Española desde 1935. Caracterizado por su pesimismo, no creyó en Dios, en la vida ni en el hombre, aunque manifestó un profundo amor por España y preocupación por sus problemas. Sus novelas, de construcción libre, están protagonizadas por personajes diversos, marginados de la sociedad, desorientados y frustrados. El estilo barojiano se distingue por su tendencia antirretórica, frases cortas, párrafos breves, descripciones escuetas y diálogos espontáneos. Entre sus obras más destacadas se encuentran las trilogías Lucha por la vida (con títulos como La busca y Aurora roja), Tierra vasca (que incluye Zalacaín el aventurero) y La raza (donde figura El árbol de la ciencia).
Azorín
Azorín (seudónimo de José Martínez Ruiz, Alicante, 1873) fue un conservador tradicionalista con una firme fe católica. Su filosofía se centra en la fugacidad de la vida, la tristeza y el deseo de capturar lo eterno en lo efímero. Sus obras están marcadas por evocaciones al paisaje y los habitantes de España, utilizando descripciones pausadas, frases cortas y una técnica «miniaturista». Entre sus libros más significativos se encuentran Los pueblos (1905) y Castilla (1912). También destacó en el ensayo, como en Lecturas españolas (1912) y Al margen de los clásicos (1915).
Esta generación, con su profundidad temática y sus innovaciones estilísticas, marcó un antes y un después en la literatura española, dejando un legado que sigue siendo objeto de estudio y admiración.
Jiménez es considerado uno de los mayores renovadores de la lírica española del siglo XX. Su trabajo facilitó la aparición de las Vanguardias y de la Generación del 27 al introducir en España la obra de los poetas más innovadores de su tiempo. A través de su poesía, Jiménez busca la belleza esencial y la trascendencia, y se le reconoce por haber influido profundamente en la evolución de la poesía contemporánea española.
Las Vanguardias: Definición y Rasgos Comunes
Las vanguardias son una serie de movimientos artísticos que se desarrollan en Europa durante el primer tercio del siglo XX, principalmente entre las décadas de 1910 y 1930. El término «vanguardias» proviene del francés avant-garde, un término militar que refleja el espíritu de lucha y confrontación del nuevo arte contra el arte tradicional del siglo XIX. Las vanguardias nacen en el contexto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), marcada por una profunda crisis social y política. Estas manifestaciones artísticas son una ruptura radical con el pasado, buscando nuevas formas estéticas para expresar las inquietudes del momento.
El propósito de los movimientos vanguardistas era renovar el arte, crear nuevas formas de expresión y romper con las normas establecidas. Los vanguardistas buscaban originalidad y novedad absolutas, experimentando con nuevas técnicas y formas de expresión, a menudo con un enfoque provocador. Los movimientos vanguardistas tuvieron una vida breve, con la excepción del expresionismo y el surrealismo. Los movimientos más representativos fueron el futurismo, el cubismo, el expresionismo, el dadaísmo y el surrealismo.
Movimientos de Vanguardia
El Expresionismo
El expresionismo, nacido en Alemania, se distingue de otros movimientos vanguardistas porque no implica una negación completa de la tradición artística. Este movimiento se centra en expresar la realidad interior del artista, proyectando sus tensiones espirituales, angustias y conflictos internos sobre el mundo exterior. Como resultado, las obras expresionistas suelen tener una visión distorsionada y trágica de la realidad.
El Futurismo
El futurismo, fundado por el italiano Filippo Tommaso Marinetti, exalta la civilización moderna, la tecnología, las máquinas, la velocidad y el dinamismo. Rechaza el pasado y los valores sentimentales, favoreciendo la acción y la violencia. El futurismo celebra el progreso técnico y la modernidad.
El Cubismo
El cubismo, desarrollado principalmente por Picasso y Braque, busca descomponer la realidad para recomponerla de manera libre, utilizando la simultaneidad de planos y el collage. En la literatura, el cubismo se manifiesta en la disposición visual y tipográfica de las palabras, como se ve en los caligramas de Apollinaire.
El Dadaísmo
El dadaísmo, nacido en Zúrich en 1916, es uno de los movimientos más radicalmente destructivos. Fundado por Tristan Tzara, este movimiento rechaza todo, incluso el arte y la literatura en sí mismas. Sus características incluyen la negación sistemática, el humor corrosivo, la burla de la lógica y un lenguaje incoherente. Aunque el dadaísmo decayó en los años 20, influyó en el surgimiento del surrealismo.
El Surrealismo
El surrealismo, el movimiento vanguardista más influyente, se originó como una continuación del dadaísmo. Fundado por André Breton en 1924, el surrealismo se basa en la exploración del subconsciente, la liberación de los impulsos reprimidos y la búsqueda de una realidad más allá de lo visible. Propugna el uso de la escritura automática. Los surrealistas buscan representar lo ilógico, lo onírico y lo misterioso.
Las Vanguardias en España
En España, además de las influencias de los movimientos vanguardistas europeos, surgieron dos movimientos poéticos propios: el creacionismo y el ultraísmo.
El Creacionismo
El creacionismo fue iniciado por el poeta chileno Vicente Huidobro en París y se dio a conocer en España en 1918. A diferencia de otros movimientos, el creacionismo no busca imitar la naturaleza, sino crear nuevas realidades. El creacionismo defiende la creación de nuevas imágenes y relaciones entre palabras. Esta propuesta influyó en poetas españoles como Gerardo Diego.
El Ultraísmo
El ultraísmo, fundado en 1919, es un movimiento que también se inspira en el futurismo, el creacionismo y el cubismo. Busca ir más allá de las normas poéticas tradicionales, suprime la anécdota y el sentimentalismo, y propone un nuevo enfoque visual y tipográfico en la poesía. Los poetas ultraístas se enfocan en las imágenes nuevas y la experimentación formal.
Ramón Gómez de la Serna
Ramón Gómez de la Serna fue el principal impulsor de las vanguardias en España. Conocido por su estilo único, conocido como “ramonismo”, Gómez de la Serna fue un escritor y periodista prolífico que cultivó diversos géneros como la novela, el ensayo, el cuento, el teatro y la greguería, un género que él mismo definió como «metáfora más humor». Las greguerías son breves reflexiones poéticas que combinan humor y metáforas. Algunas de sus obras más destacadas incluyen Ramonismos (1927) y Automoribunda (1948).