Características generacionales de la juventud

LA GENERACIÓN DEL 98

El concepto de generación literaria aplicado al 98

 Las generaciones literarias se establecen de acuerdo con una serie de condiciones. Siguientes:

A)

Nacimiento en años poco distantes

Entre el autor más viejo y el más joven de los considerados del 98 hay sólo once años de diferencia: Miguel de Unamuno nacíó en 1864 y Antonio Machado en 1875.

B)

Formación cultural semejante

Los autores del 98 realizaron estudios de diverso tipo: desde Medicina (caso de Pío Baroja) hasta Filosofía y Letras (Unamuno), pasando por Derecho (Azorín), etc. Sin embargo, no dieron demasiada importancia a su formación académica, pues todos se consideraron autodidactas, con una gran afición a la lectura, tanto de los escritores clásicos españoles como de los filósofos idealistas europeos (fundamentalmente de los alemanes Schopenhauer y Nietzsche).

C)

Relaciones personales

En su juventud tuvieron una estrecha amistad Baroja, Azorín y Ramiro de Maeztu, quienes formaron el llamado grupo de los Tres. También tuvieron contactos con Unamuno y Valle-Inclán, y más adelante con Antonio Machado.

D)

Participación en actos colectivos y proyectos comunes

Estos autores participaron a menudo en las mismas tertulias y colaboraron en una serie de revistas, como Juventud, Alma española o Helios. Además, en los primeros años del Siglo XX promovieron algunos actos culturales importantes, entre los que destacan, entre otros, los siguientes:

E)

Acontecimiento histórico generacional

El principal hecho histórico que vivíó España en aquellos años fue el llamado Desastre del 98, fecha que ha dado nombre a este grupo de escritores. La derrota militar frente a EE.UU., con la pérdida de los últimos restos del Imperio Español, obligó a reflexionar sobre las causas de la debilidad y el atraso de la sociedad española.

F)

Lenguaje generacional

Los escritores del 98 presentan claras diferencias en el estilo y lenguaje con respecto a los autores precedentes, fundamentalmente los novelistas realistas. Sin embargo, las diferencias con los modernistas no son tan claras, pues ambos grupos de escritores pretendían precisamente la renovación y enriquecimiento del lenguaje literario. No obstante, puede decirse en líneas generales que el lenguaje de la generación del 98 es más sobrio, menos preciosista que el lenguaje modernista, el cual destaca por su exotismo y sensorialidad.

La evolución de los autores del 98

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La juventud del 98

En general, los miembros del 98 tuvieron en su juventud una actitud de rebeldía y protesta en cuestiones políticas y sociales. En los años finales del Siglo XIX, Unamuno, Maeztu y José Martínez Ruiz  simpatizaron con los movimientos socialistas y anarquistas, y colaboraron en revistas de este signo ideológico. En cambio, en otros dos autores relacionados con esta generación literaria, Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado, no existen por estos años el mismo tipo de planteamientos políticos.

2

El grupo de los Tres

En la evolución ideológica de los autores del 98 fue significativa la formación del grupo de los Tres, integrado por Baroja, Azorín y Maeztu. Estos autores se habían conocido en Madrid, colaboraban en los mismos periódicos y tenían puntos de vista similares.

En 1901 publicaron un Manifiesto, en el que hablan de la situación de desconcierto espiritual, de la falta de confianza en las grandes ideas filosóficas.Sin embargo, los Tres se habían alejado ya de sus ideas revolucionarias juveniles, y ya no confían en el socialismo o en el anarquismo. Son más partidarios ahora de un reformismo social que mejore las condiciones de vida de la gente con medidas concretas que de un cambio revolucionario del sistema político, económico y social.

En todo caso, la campaña de los Tres fue un fracaso. Estos fracasos les llevaron a un desengaño aún mayor con respecto a la acción política. En ese desengaño les había precedido Unamuno, quien había abandonado el socialismo y a quien ya no interesaban demasiado los problemas sociales, sino que estaba más preocupado por sus propias dudas filosóficas y religiosas.

3

La madurez del 98

Una vez pasado el radicalismo de su juventud, se va formando la mentalidad carácterística del 98, que coincide con la madurez de estos autores. Esta mentalidad es de tipo idealista, es decir, más centrada en el mundo inmaterial de lo que se desarrolla en la mente del hombre que en el mundo material que le rodea.

En este sentido, se intensifica la relación con las corrientes de la filosofía irracionalista europea. Las preguntas sobre el sentido de la vida, el destino del hombre, el paso del tiempo, la existencia de Dios, etc. Son fundamentales en ellos, especialmente en Unamuno y Azorín. Los del 98 buscaron una respuesta abstracta y espiritual a los problemas concretos y materiales de la sociedad española. Aunque los del 98 siguieron interviniendo en política, lo hicieron desde posturas generalmente conservadoras e incluso, como en el caso de Ramiro de Maeztu, extremadamente reaccionarias.

En cambio, Machado publicó libro de poemas en los que se abordan con una postura crítica los problemas sociales, y su evolución posterior, en un sentido progresista, fue opuesta a la de los autores más carácterísticos del 98. Parecido es el caso de Valle-Inclán

Temas del 98

 Hay un conjunto de temas que tienen especial importancia en esta generación:

La historia de España

En sus primeras etapas, los del 98 tienen una visión crítica de la historia de España, en la que ven el origen del atraso económico, social y cultural del país. No obstante, y a medida que adoptan una mentalidad cada vez más conservadora, se van interesando por el pasado porque encuentran en él los valores intrínsecos, las “esencias”, lo intemporal de la realidad española.

El paisaje castellano

Los del 98 se esforzaron por conocer a fondo las distintas regiones españolas, y escribieron sobre muchas zonas de España .Sin embargo, aunque ninguno de los autores del 98 era castellano, se sintieron especialmente atraídos por el paisaje de Castilla,

Ese paisaje sobrio, sin dejar de ser real, es además un reflejo del alma del escritor, de su búsqueda de la verdad desnuda, de sus preocupaciones religiosas, etc.

Los problemas existenciales

Estos escritores, más allá de sus preocupaciones políticas y sociales, sienten una angustia ante el mundo en que les ha tocado vivir. Nunca dejan de preguntarse por el sentido de la existencia humana, condicionada por la conciencia de la muerte inexorable. Además, se debaten angustiosamente entre sus deseos de encontrar a Dios y sus profundas dudas religiosas. Unamuno es el autor que expresa de forma más radical y contradictoria el conflicto permanente y trágico entre la fe y la razón, que está presente en muchas de sus obras


La novela en la generación del 98

 También contribuyeron los del 98 a la renovación de los géneros literarios. En novela, crearon un nuevo esquema, que se apartaba del modelo del Realismo. Para los del 98, una novela no tenía por qué centrarse en la narración de unos hechos, reflejando un ambiente real y retratando unos personajes verosímiles, sino que muchas veces el argumento era una simple excusa para dar a los personajes la posibilidad de reflexionar o discutir sobre problemas filosóficos, políticos o sentimentales, o para que el propio autor interviniera manifestando sus puntos de vista e incluso apareciendo como personaje.

rasgos comunes:

A)

Estructura abierta

En muchas novelas del 98 lo fundamental no es la construcción rigurosa de la trama, sino la sucesión de una serie de episodios débilmente conectados entre sí, con personajes que aparecen y desaparecen, con abundancia de anécdotas y digresiones, con numerosas descripciones subjetivas, etc.

B)

Estilo sobrio

Las novelas están escritas en un estilo cuidado, pero sobrio y antirretórico, sin la pretensión de deslumbrar al lector con un exceso de figuras e imágenes, ni de sorprenderle con  giros inesperados en el desarrollo de la trama o el desenlace. Se busca siempre la claridad (sintaxis sencilla, léxico común, etc.) como valor narrativo esencial.

C)

Protagonistas fracasados

En muchas obras (sobre todo, de Baroja) encontramos personajes rebeldes, hombres de acción que se enfrentan a la sociedad, pero que, a pesar de su talento y empeño, acaban sucumbiendo ante la presión ambiental (mueren, se suicidan, o sencillamente renuncian a seguir luchando).

 Los novelistas más destacados de la generación del 98 son:

 –
Pío Baroja (1872-1956): es el gran novelista de la generación y, posiblemente, el más destacado novelista español del Siglo XX (y uno de los mejores de todos los tiempos, a la altura de Cervantes o Galdós). Gran parte de sus numerosas novelas (más de sesenta en total) se agrupan en trilogías (en algún caso, se trata de tetralogías), asociadas por el ambiente y ciertos personajes: “Tierra vasca” (en la que se incluye Zalacaín el aventurero), “La lucha por la vida” (con La busca), “La raza” (a la que pertenece El árbol de la ciencia), “Las ciudades” (con César o nada), “El mar” (de la que forma parte Las inquietudes de Shanti Andía), etc.

Además, entre 1913 y 1935 escribíó y publicó una serie novelesca más extensa, titulada Memorias de un hombre de acción: son veintidós novelas, protagonizadas por Eugenio de Avinareta, individuo real que tuvo una cierta importancia en la vida política española del Siglo XIX. Baroja aprovecha el relato de sus andanzas para dibujar un extraordinario cuadro de la historia española en dicho siglo, desde la Guerra de Independencia hasta las guerras carlistas.

El teatro español a comienzos del Siglo XX; el teatro del 98

 c) Valle-Inclán: Valle-Inclán, probablemente el mejor dramaturgo español del Siglo XX, presenta en su teatro una evolución semejante a la de su prosa narrativa: partiendo del esteticismo modernista, en sus obras se van acentuando los elementos deformes, grotescos y caricaturescos (que predominan ya en sus farsas, como La marquesa Rosalinda, o en su tragicomedia de ambiente rural, Divinas palabras, hasta desembocar en la creación del esperpento, principal aportación de Valle a la teoría y práctica dramáticas. La obra maestra de Valle-Inclán, y la que mejor refleja su concepción del esperpento, es Luces de bohemia

 Las carácterísticas esenciales son las siguientes:

– Visión grotesca y deformada de la realidad: al distorsionar las imágenes aparentes, superficiales, el autor busca que el espectador tome conciencia de la verdadera realidad, del auténtico estado de la sociedad española de su momento.

– Degradación de los personajes: el autor mira a sus personajes desde arriba y los retrata como “peleles” y “fantoches”; salvo raras excepciones, más que seres humanos, parecen animales o muñecos, desprovistos de dignidad.

– Gran riqueza y variedad de recursos lingüísticos: tanto en los diálogos, de sorprendente vivacidad e ingenio, como en las acotaciones (donde Valle describe con gran maestría y plasticidad el aspecto y los movimientos de los personajes, las carácterísticas del escenario, etc.), se combinan y contrastan todo tipo de recursos lingüísticos: dichos y giros populares junto a citas literarias, cultismos junto a vulgarismos, rasgos regionales y locales junto a invenciones idiomáticas, etc.

La poesía del 98

 –
Antonio Machado (1875-1939): fue el poeta por excelencia de la generación del 98 (si es que su admite su pertenencia a la misma, pues su evolución ideológica fue contraria a la de la mayor parte de los miembros del grupo, pues a medida que pasaron los años fue adoptando posturas cada vez más progresistas, y apoyó los postulados revolucionarios durante la Segunda República y la Guerra Civil).

En su primer libro, Soledades se muestra bastante cercano al estilo modernista aunque procura que la sensorialidad excesiva no ahogue la expresión de  los sentimientos. Se trata, por tanto, de un Modernismo intimista, cuyo principal instrumento es la elaboración de símbolos complejos (el agua, la fuente, la tarde, los caminos, etc.) que encierran obsesiones y emociones profundas (el paso del tiempo, la soledad, la muerte, la búsqueda del amor, etc.).

Su segunda obra, Campos de Castilla , es su creación más célebre, y la que se muestra más cercano al espíritu noventayochista: identificación entre el poeta y el paisaje castellano, preocupación por el presente y el porvenir de las tierras de Castilla (y de España en general), expresión de sus dudas y anhelos de tipo religioso o metafísico. Además, en algunos poemas se evoca su desdichado matrimonio con la jovencísima Leonor, muerta prematuramente. El estilo de este libro se sigue basando en los presupuestos modernistas, aunque con una mayor depuración, lo que se traduce en la presencia de formas tradicionales de la poesía castellana: es el caso del largo romance La tierra de Alvargonzález, donde se narra una trágica leyenda soriana, o de los brevísimos Proverbios y cantares, inspirados en las coplas populares.

A partir de entonces, la actividad poética de Antonio Machado va decreciendo, mientras aumenta su interés por la filosofía. Sus últimas obras (como Nuevas canciones, 1924) carecen de unidad temática y estilística. Su faceta más interesante consiste en la creación de nuevos “proverbios y cantares”, de carácter filosófico, además de algunos ciclos de poesía amorosa y política en sus últimos años.

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