Benito Pérez Galdós: Trayectoria Literaria y Contexto Histórico

Benito Pérez Galdós: Un Retrato Literario

Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843 y estudió Derecho en Madrid. Leyó a clásicos y a autores realistas europeos, escribiendo de forma constante. Era liberal y progresista, evolucionando hacia posturas más tolerantes. Admirado, tuvo años difíciles y murió en 1920.

Los Episodios Nacionales: Una Visión Novelada de España

El proyecto narrativo más ambicioso de Galdós constó de 46 novelas históricas, que ofrecen una visión novelada de la España del siglo XIX. Están divididas en cinco series, siendo las primeras sobre la Guerra de la Independencia y el reinado de Fernando VII. Se pueden encontrar episodios famosos como Los cien mil hijos de San Luis (1877). Los restantes abarcan la Guerra Carlista, el reinado de Isabel II, la república y la restauración, mostrando la actitud crítica del autor hacia la intransigencia y la ineficiencia política. Destacan títulos como España sin Rey.

Galdós revolucionó la novela histórica al buscar la objetividad a través de un gran esfuerzo de documentación, buscando un equilibrio entre lo colectivo y lo individual en los personajes, entre los históricos y los novelescos.

Novelas de Tesis: Crítica a la Intransigencia

En 1870, mientras escribe los primeros Episodios Nacionales, Galdós publica varias novelas en que presenta enfrentamientos ideológicos entre personajes de espíritu progresista y abierto y personajes de mentalidad tradicionalista e intolerante, con el propósito de criticar la intransigencia y el fanatismo, por lo que estas novelas suelen llamarse «novelas de tesis». Su estilo es algo tosco y muestra cierta tendencia al maniqueísmo.

Entre los títulos de este período podemos destacar Doña Perfecta (1876), Gloria y Marianela (1878).

El Ciclo de la Materia y el Ciclo Espiritualista

Galdós es conocido por sus 24 novelas publicadas a partir de 1880, que son un importante monumento para la narrativa mundial. Estos relatos ofrecen un completo panorama de Madrid y España en esa época, mostrando diversos ambientes sociales y sentimentales. Su mirada crítica se mezcló con una comprensión más profunda de la realidad en sus obras, dejando a un lado las «tesis» ideológicas.

A través de dos ciclos, el ciclo de la materia y el ciclo espiritualista, Galdós retrata conflictos dramáticos y ambiciosos en obras como La desheredada, que muestra ciertos rasgos naturalistas. Podemos destacar títulos como Tormento (1884), en la que se reflejan tanto conflictos dramáticos como ambiciones ridículas e hipócritas. En Miau (1888) retrata la triste figura de un «cesante», un funcionario que ha perdido su empleo tras el último cambio político.

El Novecentismo y la Generación del 14

En la segunda década del siglo XX se produjo en la vida política y cultural del país un cambio impulsado por un grupo minoritario de jóvenes intelectuales que difundieron sus ideas a través de periódicos, como El Sol, revistas como España, La Pluma, Revista de Occidente, y editoriales como Calpe.

En las artes y las ciencias, la difusión se realizó fundamentalmente por medio de ensayos y reseñas de obras de pensadores y científicos europeos. La constitución en 1913 de la Liga de Educación Política Española y el discurso de José Ortega y Gasset («Vieja y nueva política») en 1914 se consideran la manifestación pública de la renovación que se estaba produciendo.

El Novecentismo es un movimiento estético, artístico y literario, extendido a otros ámbitos de la cultura, que se asocia genéricamente a las vanguardias de comienzos del siglo XX. El grupo de autores que se vinculan a esta tendencia alcanza su máximo esplendor a partir del año 1914, de ahí el término Generación del 14, que también se les aplica. Se trata de autores nacidos en los años 80 del siglo XIX, que buscan reafirmar lo propio del nuevo siglo rechazando lo característico del anterior: romanticismo, realismo e incluso el modernismo. Guillermo Díaz-Plaja lo define como «lo que ya no es ni modernismo ni noventayochismo y no es todavía vanguardia -de difícil delimitación- y confluirá en la Generación del 27».

El término «novecentismo» fue acuñado por Eugenio d’Ors para definir el arte de su generación, opuesto a los modos artísticos del siglo XIX. Su objetivo principal era renovar estéticamente la literatura y el arte de la época, acercándolo a un estilo más moderno, propio del siglo XX.

Características del Novecentismo

Lo que caracteriza a los autores novecentistas es, en primer lugar, el gusto por un arte racional, riguroso y analítico. Desprecian, por tanto, todo lo que recuerde los excesos románticos, incluidas las nostalgias noventayochistas o el exceso de fantasía modernista. Defienden el arte puro, que Ortega llamará «deshumanizado»: desprovisto de sentimentalismo, autónomo, válido por sí mismo. Un arte que será además minoritario, dirigido a una élite que lo comprende y disfruta, lejos del arte para el gran público que fueron el romántico y el realista. Poseen un estilo cuidado, elegante, que aspira a la «obra bien hecha», con un lenguaje pulcro y riguroso.

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