Benito de San Pedro
El nombre de la obra, Arte del Romance Castellano dispuesta según sus principios generales y el uso de los mejores autores, responde, en primer lugar, a una terminología clásica según la cual la gramática era el ars recte loquendi scribendique. Para San Pedro, arte y gramática son términos sinónimos, como demuestra el hecho de que usa los dos indistintamente. Por otra parte, la denominación romance para el castellano tampoco era extraña en la época, como demuestra la primera acepción de esta voz en el DA.
La última parte del título hace referencia, por un lado, al carácter racionalista de la obra, los «principios generales», y por el otro, al corpus de autoridades en el que San Pedro basa toda la explicación gramatical, el «uso de los mejores autores», así como a la concepción, heredada de la tradición clásica y del Humanismo, del aprendizaje lingüístico como imitación de las autoridades del idioma.
La obra de San Pedro se imprime en los planes reformistas de la enseñanza de los Escolapios para el castellano y el latín.
La finalidad no es el latín, de hecho, hay que estudiar en paralelo el castellano y el latín, porque ambos sirven para aprender el uno y el otro. El foco ya no está en el latín, sino en el castellano. De ahí que San Pedro publicara el Arte de Gramática latina, según el método de Port-Royal, traducido del francés de 1769.
Según San Pedro había unos principios generales a todas las lenguas, de ahí que su gramática se llame: Arte del Romance Castellano dispuesta según sus principios generales y el uso de los mejores autores de 1769.
¿Qué objetivos tiene esta obra? El punto de partida son los principios generales válidos para todas las lenguas, como el tratamiento conjunto del latín y el castellano, ya que ambas lenguas se complementan. Cita al Broncense como fuente, ya que defendía estos principios generales del latín. Considera que el fin de la gramática es la sintaxis, porque estudia la oración que es la expresión del juicio lógico. Una vez fijados estos principios, se pueden aplicar a diferentes lenguas. Lo que hace San Pedro, es presentar el uso correcto a partir de los principios fundados de la razón. De hecho, cita autores de los Siglos de Oro y de refranes, por lo que el corpus será de ejemplos.
El Arte se divide en cinco libros, cada uno de ellos dedicado a un apartado gramatical:
- Libro I. Del origen y de los diferentes períodos de la lengua española.
- Libro II. De la Analogía de las partes de la oración.
- De la analogía. Del verbo.
- Libro III. De la Sintaxis.
- Libro IV. De la Prosodia de la lengua castellana.
- Libro V. De la Ortografía Española.
El primer problema que presenta esta estructura es el número de apartados en que se divide el estudio gramatical: 5. Desde 1760, los escolapios empiezan a enseñar historia de la lengua en sus clases de gramática superior, lo que se relaciona con la idea que esta Orden tiene de la didáctica del latín. San Pedro concibe su obra en esa línea renovadora y, por tanto, incluye, desafiando las tradicionales 4 partes de la gramática, un libro independiente sobre la historia de la lengua que coloca antecediendo a los otros 4.
Otro problema: ¿Por qué cambia el nombre de etimología por analogía? Tradicionalmente el nombre dado a la parte de la gramática que se ocupa del tratamiento de las clases de palabras era, como dice Gayoso, Etimología. Cambia porque tiene implicaciones en el modo de ver él la gramática. La sustitución responde a un cambio de planteamiento en el análisis de las categorías. Si tiene que explicar los casos, explica qué es el caso y así servirá para todos los demás. Prima la regularidad y el orden. Esto hace que sea importante crear los paradigmas de formas y desarrollar una explicación general de los «accidentes», comunes a varias partes de la oración. Todo esto afectará a las clases de palabras, las categorías gramaticales.
Considera 9 clases de palabras: artículo, nombre (sustantivo y adjetivo), pronombre, verbo, participio, adverbio, interjección, conjunción y preposición (las 4 últimas reunidas en un único capítulo como partes indeclinables), sin aportar ninguna justificación teórica de esta división. Es importante señalar que San Pedro admite una significativa innovación procedente de la gramática racionalista francesa: las clases de palabras pueden ser definidas gramaticalmente con relación a elementos que resultan del análisis lógico del razonamiento u oración, es decir, las palabras no son categorías aisladas en el discurso sino miembros de la oración, que es el fin de la gramática. Esto se aprecia en su definición del verbo o del nombre.
La caracterización del artículo es una muestra de acumulación de doctrina y eclecticismo. Recoge en su definición las mismas propiedades del artículo que aparecen en nuestra tradición; distingue en los nombres el género, el número y el caso. El artículo se pone antes del nombre y de otras partes para darles ser y excelencia. Este valor determinativo estaba ya en el maestro salmantino y a este autor sigue San Pedro al hablar de los «oficios» del artículo: reducir a ser común y como demostrar y señalar lo confuso, ser guía del nombre y darle su calidad, levantar al nombre quilates y darle excelencia. También está la idea del artículo como marcador de la extensión del nombre.
Clara distinción entre artículos y pronombres, establece la diferencia basándose en un criterio de tipo sintáctico, la dependencia nominal o verbal. También entre artículos determinados e indeterminados.
Distinción entre verbo sustantivo y verbos adjetivos; así, siguiendo un criterio funcional, otorga al verbo sustantivo el papel de cópula o afirmación y al adjetivo las funciones proposicionales de cópula y atributo, independientemente de los significados léxicos.
Afirma que, en rigor, solo hay 2 tipos de verbos; sin embargo, admite cinco clases de verbos adjetivos: activo, neutro, pasivo, impersonal y recíproco. Lo importante de esta distribución es que las nociones de verbo activo, neutro,… dejan de estar vinculadas a cuestiones morfológicas o semánticas; para San Pedro se trata de una distinción funcional y como tal pasa a ser objeto de la sintaxis de régimen.
A pesar de ser un autor novedoso, también tratará algunas tradiciones, representadas por Correas en el artículo. A pesar de que San Pedro destaque la modernidad y la influencia francesa diciendo que el artículo puede ser determinado e indeterminado, también posee precedentes castellanos de Correas. Sin embargo, Gayoso también apunta la distinción en la segunda edición de su gramática.
Lo más interesante en lo de San Pedro es la sintaxis de regencia, que se estructura en torno a las relaciones con el verbo, porque es el núcleo. Aunque el modelo es el latín, eso trasladado al castellano, se crea la noción de complemento del verbo.